Ya sufriste una decepción. No te abras fuego a ti mismo para demostrarlo. Alguien te hizo daño. Te enfadó. Abusó de tu confianza. Te hizo perder dinero. E incluso te humillo. Quizás te lastimó. Es horrible. Pero ¿de verdad tienes que empeorar las cosas? Ya pasó. Ya has invertido suficiente tiempo y energía en ello. Sin embargo, aquí estás, reviviendo la experiencia. Furiosa. Quizás planeando tu venganza. Pero estás duplicando el daño. A veces, hasta lo triplicas. Te costará más tiempo y te generará más estrés emocional.

La mejor venganza no es ser como quien te hizo daño. La mejor venganza no es gritar más fuerte ni pasar semanas pensando en ello. La mejor venganza es mantener la calma y ser tú misma. Por difícil que parezca, es la mejor manera de avanzar. No dejes que el drama emocional de otra persona te arrastre a su nivel.

Una crisis de ira en un adulto no es nada bonito.

Inconscientemente decimos y hacemos todo lo que no deberíamos. La gente maldice, cierra las puertas de golpe y hace cosas emocionalmente inaceptables. Las crisis de ira empeoran las cosas. Pero aún así las provocamos. Es tan difícil soltarlo, que la gente prefiere sufrir mentalmente.

Es una locura temporal que nos hace dañar permanentemente nuestra paz interior. Por eso, mi consejo más sencillo y contundente es: esperar. El mejor remedio para la ira es esperar. Tómate un minuto. Sal de la situación. O controla la emoción cuando está a punto de estallar. Siempre haz una pausa. A veces, la mejor respuesta es no hacer nada. Sal de la habitación si es necesario. Así permite que la emoción pase antes de hacer algo de lo que te arrepentirás. Una reacción impulsiva siempre causará más daño. Una respuesta desde la calma te permite recuperar el control.

Esperar es tu arma secreta.

Se necesita práctica. Pero lo lograrás. No caigas en la trampa. No dejes que la reacción de otra persona te arrastre a su nivel. Ni afectate toda tu semana. Que te haga malhumorada con tus hijos o te impida concentrarte en el trabajo. E incluso puede arruinar tu sueño. El precio que pagarás por encima de cómo te sientes no vale la pena. La mayoría de las personas reviven el dolor. Y lo agudizan. Pero al no alimentar la situación, evitas caer en un círculo vicioso y recupera el control. 

Cada vez que demoras una reacción, mantienes la ventaja. Rechaza pagar dos veces por la misma ofensa. La mitad del dolor en la vida no proviene de lo que nos sucede, sino de la historia que nos contamos después. 

Rehacer la venganza en tu mente significa pagar por la experiencia cien veces. ¿Para qué? La ira no es necesariamente justicia. Es el interés de una deuda que ya pagaste. No te convertirás en lo que odias. Si fueron imprudentes, sé prudente. Si fueron crueles, sé amable. Si fueron deshonestos, sé honesta. Eleva tu nivel. No por ellos, sino por ti. Para proteger tu bienestar: lo más valioso que tienes. 

Deja de discutir mentalmente sobre lo que debían haber hecho. Deja de fantasear sobre lo que podrías decir. La verdadera victoria, la verdadera venganza, es la paz interior. No pierdas más tiempo discutiendo sobre lo que debe ser una buena mujer o un buen hombre. Sé uno simplemente no empeorando las cosas. Toma una decisión calmada y meditada sobre lo que harás. 

Quizás necesites una conversación directa. Quizás deberías dejarlo ir y seguir adelante. Pero lo harás desde la fortaleza, no desde un estado emocional reactivo. Ya te quitaron algo. No les des el resto de tu día, tu semana o tu tranquilidad. La ofensa inicial puede ser su culpa. Todo lo demás depende de ti. Así que asúmelo. 

No necesitas regañar a tu enemigo sobre moralidad. No necesitas demostrarles que están equivocados en Instagram. Ni siquiera necesitas ganar la discusión. Solo vive mejor. La vida es dura. Usa tu energía emocional con sabiduría. No dejes que su error ocupe espacio en tu mente gratis. 

Apegarnos a la ira es como agarrar un carbón encendido con la intención de lanzarlo a alguien; uno mismo se quema. Ya sufriste una decepción. No te castigues por ello.

Las pérdidas y las frustraciones son parte inevitable de la vida. Habrá personas que te engañarán y situaciones que no saldrán como esperabas. Eso no siempre depende de ti. Lo que sí está en tus manos es decidir cuánto permites que eso te afecte, si añades más dolor al que ya has vivido o eliges liberarte.

No malgastes tu energía en batallas que solo te dejarán heridas más profundas. No te enredes en resentimientos ni en luchas que no valen la pena. La mejor respuesta, la verdadera venganza, siempre será vivir en libertad y en paz contigo mismo.

Mantén la calma. No dejes que el mal comportamiento de otros defina quién eres. Lo peor que puedes hacer es sufrir una injusticia dos veces: primero por lo que te hacen, y después por tu propia actitud frente a ello.

Elige distinto. Elige la serenidad, la bondad, la dignidad. Aunque te hayan puesto el camino difícil, no te rindas. Porque tu fuerza no está en lo que pasa, sino en cómo decide responder.

Si en estas palabras encuentras consuelo o un instante de reflexión, guárdalas contigo y deja que te sostengan en tu camino.

Patricio Varsariah.