La gratitud no se trata de decir por favor y gracias.
Publicado por Patricio Varsariah el viernes, diciembre 12, 2025
Tú y yo andamos con la mitad del cerebro apagado. Básicamente, caminamos sonámbulos por la vida, preocupados por cosas que quizá nunca sucedan y arrepentidos por cosas que nunca podremos cambiar, mientras miramos al abismo a través de nuestros teléfonos quinientos veces al día.
Cuando operas en modo automático, dejando que la memoria muscular, los hábitos y las indicaciones de los expertos en marketing guíen la mayoría de tus movimientos, te vuelves ciego a casi todo lo que sucede en el mundo real. No notas nada.
Cuando no prestas atenciones, es imposible experimentar la verdadera gratitud, porque ¿qué es la gratitud si no es notar?
La gratitud es notar que nada te dolió al levantarte de la cama esta mañana, cómo el canto de los gorriones te levanta el ánimo y cómo la sonrisa del barista en el autoservicio fue cálida y sincera.
Notar que tu coche siempre arranca, que no recuerdas la última vez que tuviste que saltarte una comida por falta de comida, o que tu casa te mantiene seco y cálido es gratitud.
Gratitud es notar lo pesados que estaban los párpados de tu madre mientras te preparaba panqueques antes de ir a la escuela hace tantos años.
Ser agradecido en un mundo lleno de ruidos fuertes e imágenes brillantes diseñadas para adormecerte en un estado zombi de ajetreo y consumismo constante significa mantener todos tus sentidos abiertos y tu mente completamente conectada con el mundo real, no con la distopía virtual financiada, diseñada y apoyada por putócratas, cleptócratas y oligarcas.
Ser agradecido requiere que estés despierto y seas un participante activo en el mundo real. Te pide que reduzcas la velocidad y prestes atención.
La gratitud no se trata de decir por favor y gracias. No se trata de tener una lista de cosas por las que estar agradecido. La gratitud es ser consciente del mundo que te rodea y del pequeño, pero importante, papel que desempeñas en el drama del universo.
Es dejar de centrarte en ti mismo y centrarlo en las personas, las plantas y los animales de tu entorno. Es una práctica holística en la que poco a poco te das cuenta de que tú, tus pensamientos, sentimientos, estados de ánimo y acciones están entrelazados con todo lo demás. No eres una roca. No eres una isla. Eres una pieza de un rompecabezas, un ecosistema.
La gratitud no es solo una sensación fugaz, como un escalofrío que recorre la espalda o el calor de una taza de chocolate caliente en una noche de invierno.
La gratitud es una forma de atención plena. Ser agradecido y ser consciente son inseparables. No puedes quedarte atrapado en el pasado o el futuro y estar agradecido. Debes vivir en el presente, consciente de lo que sucede, para estar agradecido. Una vez que aprendas a vivir en el presente, descubrirás que puedes mirar atrás y adelante y encontrar más cosas por las que estar agradecido, pero tu conciencia permanece anclada en el ahora.
Si la gratitud y la atención plena no son sentimientos, ¿qué son?
Son prácticas, formas de ser. Podemos pensar en la atención plena como una trinidad de prácticas: gratitud, asombro y calma. Sin embargo, todas estas cosas, todos estos estados del ser, están entrelazados. De alguna manera, son distintos pero inseparables. No se puede experimentar asombro sin gratitud y calma. Cuando se alcanza una sensación de calma, esta viene acompañada de asombro y gratitud. La gratitud nunca llega a ninguna parte sin calma y asombro.
Si quieres ser consciente, si quieres ser más agradecido, también debes buscar el asombro y la calma.
Algunos erróneamente llaman a estas cosas: atención plena, asombro, calma y gratitud, virtudes. Pero son más existenciales que eso. Son una forma de vivir en armonía con el mundo, permaneciendo lo suficientemente desapegado como para percibir lo que sucede. Son una forma de convertirte en el estanque y notar las ondas que te atraviesan cuando la roca rompe momentáneamente tu superficie, al permitirle pasar.
Observar, entonces, es el camino hacia la gratitud. Si quieres estar más tranquilo, más lleno de asombro, más agradecido y más consciente, tienes que empezar a prestar atención. Necesitas despertar. La gratitud se construye observando un poco más cada día. No puedes estar agradecido por lo que nunca ves, oyes, tocas, saboreas, hueles o experimentas.
La gratitud se construye en momentos tranquilos de comprensión y observación.
Hay muchas maneras de aprender a prestar atención. Muchos usan la meditación para construir un lugar tranquilo desde el que observar su mundo interior y luego, después de mucha práctica, su mundo exterior.
Puedes usar tu teléfono para desarrollar el hábito de observar. En lugar de abrir tus correos electrónicos, mensajes directos o tu interminable muro de redes sociales, puedes abrir la cámara y fotografiar las pequeñas maravillas que observas mientras recorres el mundo.
En ciertas partes del mundo, encontrarás principalmente hombres y mujeres mayores practicando ejercicios en parques públicos al amanecer. Sus estiramientos y respiraciones disciplinados al aire libre les ayudan a ver y experimentar el mundo real de maneras que la mayoría de nosotros rara vez, o nunca, logramos.
Elegir despertar y estar presente en el mundo me ha ayudado más a cultivar un profundo sentimiento de gratitud que décadas de observancia religiosa y escritura en diario.
La gratitud no es algo que se dice, ni siquiera algo que se siente. La gratitud es algo que uno es.
Como todo gran cambio, elegir ser agradecido requiere valentía, constancia y ternura hacia uno mismo. Es una de esas cosas que nunca se logran del todo, pero un día se nota que algo es fundamentalmente diferente en la forma en que ahora se desenvuelve el mundo.
Por supuesto, no es obligatorio ser agradecido. Puedes seguir viviendo la vida como siempre, medio dormido y vulnerable a la desregulación emocional ante cada mala noticia o el más mínimo inconveniente.
Pero, si sientes que la vida es más que mensajes y anuncios dirigidos, cultivar la gratitud a través del poder de la observación es tu puerta a un mundo mágico. Nunca es un mal momento para ser consciente y agradecido. Pero el mejor momento es hoy.
Espero que hoy seas lo suficientemente valiente para mantenerte despierto y alerta para que puedas comenzar tu viaje hacia el místico país de las maravillas de la gratitud.
¡Gracias por leer!
Patricio Varsariah.
