La brújula de mi cerebro se ha estropeado. Cada día señala fatídica donde le da la gana. Debo repararla.Y que señale de una vez el maldito norte. Demasiados caminos que llevan a ninguna parte. Demasiadas palabras que se pierden en diálogos inútiles  Demasiado tiempo gastado en simulacros de humo y nada.

Me sobra gente. Me sobran malos recuerdos. Me sobran experiencias desagradables. A veces intento arreglar mi brújula.La imanto con buenas intenciones. La limpio y la pinto con alegres colores.La coloco otra vez con mucho mimo.Pero nada... 

Al poco tiempo vuelve a estropearse y aparecen en mi vida cosas y personas que no deberían haber aparecido jamás.
Y entonces me sorprendo en otro caos emocional. Y busco otra vez una salida luminosa. Una salida que me lleve a un tiempo de luz y paz. Y así van pasando mis años y mi vida. Buscando siempre y encontrando nunca. Será que la brújula de mi cerebro no funciona. O será que al nacer me pusieron la brújula en el corazón.