La vida es elegir y, por tanto, renunciar a unas cosas y apostar el todo por el nada, sin ninguna razón aparente, fiable ni cierta, es dejarse llevar por un corazón que piensa y una cabeza que siente. Cuantas más decisiones tomamos, cuantos más “sí” convencidos salen de nuestras bocas y más rotundos somos a la hora de pronunciar el “no”, más nos acercamos, sin darnos cuenta, a ese lugar al que queremos llegar.

Pero es complicado, nadie dijo lo contrario. Mira tus manos… Estás a tiempo de acariciar, de transmitir con ellas todo lo bueno que llevas dentro. Debes escribir, plasmar en un papel todo lo que se te pase por la cabeza para que nunca se esfume del todo, créeme que un día te gustará toparte con esas palabras. Puedes pasar página o quedarte en la misma un ratito más, quizá toda la vida. Y como sabes que estás a tiempo siempre andas demorándolo, sin reparar en que lo que retrasas es tu propia felicidad.

Otras veces está fuera de nuestro alcance, alguien nos dice ese “no” que tan mal cuerpo nos deja o ese “espera, todavía no es tu momento” que aún nos permite conservar la esperanza. Espero que entonces sepas mantenerte cerca de quienes tienen una sonrisa permanente, porque necesitarás que te la contagien y, si no son capaces, que te la presten. No te alejes de aquellos que se grabaron a fuego “hoy por ti y mañana, también”… Hay más de los que crees a tu alrededor, son admirables y no lo saben, eso los hace mejores aún.

Sin duda, el tiempo es a la vez tirita, medicina que cura y calma el dolor; es aliento para quien algo espera y la medida de quien cuenta las horas al revés; es un suspiro que se nos escapa y llega a su destinatatario sin sobre, ni remite. El tiempo es aquello que se nos da en cantidades inmensas, pero que siempre se escapa. Tu tiempo es, ni más ni menos, aquello en lo que tú quieras convertirlo…