hoy...
Publicado por Patricio Varsariah el jueves, septiembre 15, 2016

Es tiempo de pasar página y marcar un nuevo comienzo. Un día más comprometido a nuevas oportunidades para intentar ser mejores personas; más atentos a las necesidades de los que conocemos a distancia; más reflexivos al tomar decisiones que afectan a los que amamos de cerca.
Debemos integrarnos en nuestro esfuerzo por catalizar los valores humanos de los sentimientos perversos, necesitamos las buenas ideas que siempre son las que nos ayudan a avanzar para obtener la estabilidad tan necesaria en estos tiempos.
La puerta está abierta, simbólica pero evidentemente coherente y dispuesta a aceptar nuestros compromisos y aunque parte de ellos se diluyan con el paso del tiempo, el propósito queda ahí,perfumando el ambiente como el aroma de la primera taza del café de la mañana.
El rumbo no desvía. Viajamos siguiendo nuestro instinto como una barca impulsada por el viento. Esta tendencia nos tienta y nos provoca a meditar sobre todas estas impredecibles visiones que se cruzan en nuestro camino y pesan sobre nuestros hombros hasta tomar forma e integrarse en el caleidoscopio que refleja nuestras vidas.
Estamos en las coordenadas precisas y a tiempo para mejorar la imagen que proyectamos. Encadenados al silencio de nuestras inquietudes nunca nos faltaran motivos para reconquistar lo perdido en esta confusión. El rumbo nunca se desvía y el conflicto no pueda ser eterno, porque siempre habrán corazones cruzando esta puerta e intentando marchar a tono con nuestra encomienda espiritual, la que nos convierte en supervivientes hasta el final de nuestros días.
Estoy comprometido con esta vida que me apresura por el incierto camino que dibuja mi estancia y le juro que voy a aprender a amarlo todo: al arrogante que desfigura la verdad, al que vive de la caridad y su corazón da las gracias mil veces al día, a los buenos y a los no tan buenos que se ahogan en el aire que respiran sin saber por qué. Esta vida no les satisface y la confianza dejó de funcionarles desde un principio.
Voy a luchar con el corazón que me queda, con la sonrisa que nunca me falta y con la templanza que no me permite contemplar defectos ajenos.
¡Feliz hoy...