Con el caminar de los años llegado a la conclusión de que mi vida es una caja como la que usan los magos en sus shows para hacer un truco, tú como espectador estas intrigado, te preguntas una y otra vez ¿Qué irá a sacar el mago de la caja? ¿Un conejo? ¿Un ave?, no sabes con qué nuevo truco te sorprenderá. 

Está claro que muchas veces nos encontramos con situaciones que nunca nos imaginábamos que estaríamos, y tenemos dos opciones principales, la primera es enfrentarlas y la segunda es salir corriendo, suena muy fácil cuando nos lo planteamos de esta manera, la realidad no es ni parecida y no sabemos cómo vamos a reaccionar ante las situaciones, lo que podemos asumir por autoprotección es que no afrontaremos ningún reto el cual no podamos superar.

La vida es un camino lleno de opciones que determinan nuestro futuro, y el de los tuyos. Siempre tenemos la posibilidad de escogerlo, piensa: ¿Vale la pena luchar?, ¿Por tus hijos?, ¿Por tu familia?, O simplemente por UNO mismo. 

¡Seguro que vale la pena! abre tu alma y deja entrar todo lo que te hace sentir vivo una vez más, una vez más respira profundo hasta que tus pulmones duelan y siente lo vivo que estás, que hoy estás aquí, lo afortunados que somos por hoy estar aquí, viendo el cielo, sintiendo la arena caliente bajo nuestros pies, el agua caer por nuestra cara y abrazando a quienes amas.

Cree de corazón que las cosas saldrán bien, conéctate con esa energía que hace posible lo imposible, todos tenemos la capacidad de ver e inclusive de hacer milagros, solo cree, en lo que quieras, en Dios, en una Virgen, en El Universo, en ti mismo… Hay una energía que todo lo consigue… Haz uso de ella, desde tu fe. 

Los sacrificios muchas veces hay que vivirlos, ¿si no de qué gozaríamos al final? ¿Cuál sería la gratificación sin el sacrificio?, perderás muchas cosas en esta travesía, lo que no puedes perder es la fe, la esperanza, la capacidad de amar y amarte.

La fe ante los momentos de necesidad, de agonía y de dolor es el arma secreta, no importa tu religión, ni tu credo, la fe es algo que todos los seres humanos podemos utilizar, es algo especial que nos une y nos iguala. 

En cada año o día de mi vida, he aprendido que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único. Si bien es cierto que en la vida nos toca enfrentar momentos muy difíciles, los cuales nos pueden llevar a sentir que todo pierde el sentido, que nos roba las fuerzas, que nos pueden convertir la vida en un calvario, también es cierto que lo único que nos hace salir más pronto del atolladero es la fe y la esperanza. 

La esperanza nos hace vislumbrar un cambio de escenario, nos hace sentir en nuestros corazones la posibilidad de que las cosas van a mejorar, que saldremos airosos de una situación complicada. Cuando albergamos la esperanza comenzamos a pensar en positivo y esto ya genera un cambio importante en el camino que recorrer. La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose.

Cuando la esperanza se quiebra, nos vemos sumergidos en el pesimismo, en la derrota, no existe nada interno que nos mueva a salir de cualquier abismo en el cual sintamos estar. Perder la esperanza es lo mismo a darnos por vencidos, a tirar la toalla, a rendirnos… Y no estamos acá para ello. Estamos acá para levantarnos las veces que haga falta, para darle la cara a lo que llamamos problemas con la seguridad de que saldremos victoriosos, esa actitud positiva es la que nos hace despertarnos a diario con ilusión y con propósito para llevar a cabo las pequeñas acciones que nos ubiquen donde queremos estar.

Dar gracias por lo vivido y lo aprendido es una forma de cambiar nuestra manera de pensar a nuestro favor, saber que las experiencias positivas y negativas que hemos vivido son las que nos han forjado como somos ahora es motivo para agradecer. Si las condiciones no han sido las más sutiles y las lecciones no han sido las más amables, seguramente nos han dejado un aprendizaje mucho más profundo. Si nos resistimos, si negamos lo vivido, si no lo aceptamos, estaremos estancándonos justamente en lo que nos disgusta. 

Tenemos que liberarnos de emociones negativas para abrir paso a través de la esperanza a los cambios, aquellos que surgirán desde nuestro interior, cuando así lo creamos, así lo haremos. Pero lo que no debemos permitir, por mucho que hayamos perdido, que nuestra esperanza se esfume, debemos defender de cualquier sensación o pensamiento negativo a esa energía que nos moverá en la dirección más conveniente, que nos genere mayor bienestar.

Ciertamente la vida nos somete a situaciones llenas de obstáculos, llena de situaciones que vemos como problemas, nos somete a cambios a los cuales no estamos preparados y nos puede llevar a pensar que es injusta y hasta sin sentido. En los momentos de mayor adversidad es donde debemos recordar nuestra verdadera esencia, recordar que somos mucho más que nuestras circunstancias, que esto que vivimos no es lo que somos y por lo tanto no nos puede definir. 

Al hacernos conscientes de que esto no es más que una experiencia, que todo lo que vivimos acá es transitorio, pero nuestro verdadero Ser trasciende más allá de lo que podemos inclusive entender, podemos elevarnos sobre las dificultades y tomar la mejor actitud ante ellas.

Aquello que llamamos problemas*yo los llamo “situaciones” no son más que oportunidades de aprender y de poner en práctica todo lo que hemos podido acumular durante nuestra experiencia, inclusive podemos decir que tenemos un plan maestro donde llevamos una especie de objetivos a cumplir y que nuestra alma nos guía hacia determinadas experiencias para aprender algo determinado. 

Aun cuando tenemos muchas vías a través de las cuales podemos aprender, el sufrimiento siempre genera un tipo de aprendizaje que jamás olvidamos, la pérdida de algún ser querido, la ruptura amorosa, la bancarrota, la enfermedad, son algunos de los trances que nos pueden cargar de mayor sabiduría si sabemos aprovecharlas, de ello obtenemos la experiencia del trance, nos hace saber qué hemos que ha generado alguna consecuencia, nos hace valorar la vida y los momentos que pasamos con nuestros afectos, nos hace valorar lo que tenemos mientras lo poseemos.

No debemos tomar la experiencia para engancharnos a ella y dedicarnos a sufrir, debemos sencillamente tomar la lección que nos ha dado. Por eso no veas ninguna experiencia como indeseable, aunque sientas que te roba la vida, hazte consciente que tu alma tiene claro cuál es su propósito y existe algo más poderoso que siempre está contigo, nada pasa por casualidad, por suerte y mucho menos por castigo, solo estamos acá para aprender, para cargarnos de recursos para seguir nuestra evolución. 

Hazte consciente de tus recursos y de tu actitud, no te permitas decaer, permítete disfrutar cada minuto de tu vida, aunque sea a través de las lágrimas, porque eso es parte de la vida, trata de sobreponerte prontamente de lo que te aqueja, cuando tienes una actitud positiva y te abres a los aprendizajes, las lecciones son más cortas y dejas de necesitarlas.

Finalmente, nunca pierdas la fe en ti, en tu fuerza creadora, en tu energía vital, haz de tu vida algo que valga la pena recordar, cárgala con buenos momentos por simples que sean, solo tú puedes hacer tu vida tan placentera o lamentable como quieras. No desprecies la oportunidad que los peores momentos traen a tu vida para crecer y fortalecer tu fe, cuando crees firmemente en algo y no das oportunidad a que la duda se apodere de ti, los milagros comienzan a ocurrir.

Que tengas un día llena de fe y esperanza.

Patricio Varsariah.