Nunca sabemos realmente, con que nos encontraremos en nuestro caminar, en nuestra vida y en nuestro corazón. Mientras vivimos no nos damos cuenta de nuestra fragilidad, de que nuestro mundo es un complejo puzzle donde no sabemos nunca que nos puede ocurrir mañana, tal vez por ello nos dedicamos a despertar y caminar sin pensar, que quizás un día toda esa seguridad, puede desaparecer y sentir sobre nosotros el duro peso de la tristeza, del dolor y del lento caminar, donde no se sabe muy bien que hacer, ni que es necesario pensar para lograr vencer un sentimiento de temor, de miedo que nace sin control desde nuestro interior.

Eso es lo que me ocurrió hace tiempo, o mejor dicho no quiero volver atrás y pensar cuanto tiempo he necesitado para lograr superar todo esa angustia que en su momento sentí y que todavía ahora cuando menos me lo espero vuelve a surgir. 

La vida parecía que me quería y la vivía intensamente, gozando de todo aquello que me aportaba felicidad, ya fuera aprovechando la oportunidad de viajar a lugares hermosos, donde mi ser podía llenarse de una atmósfera de historia, de belleza y quien sabe cuantas cosas más, tampoco pensaba mucho en el futuro y por lo tanto me permitía todo aquello que me gustaba y que pensaba que me podía ayudar a ser mejor en mi vida cotidiana.

Que lejos estaba de la realidad, ya nunca sabes cuando todo puede cambiar y de repente te encuentras solo ante una realidad dura y que ajena a todo te da la espalda, encontrándote dentro de un abismo profundo y sin salida donde reina la oscuridad.

Ya no tienes nada por que luchar, has perdido tu lugar, tu hogar, tu familia, quien eres en realidad y nada te puede sacar de un estado en que no sabes que es cierto y que una pesadilla de la cual quieres despertar. 

Pero cuando crees que ya nada te puede salvar surge de la nada una fuerza, una luz que te guía y que da calor al corazón sintiendo que tal vez nada ocurre por que si, que todo está escrito que cada obstáculo del camino sirve para hacernos más fuertes, más sabios y aprender que con sacrificio y valor todo difícil camino tiene su premio aunque sea duro verlo cuando estas perdido en un bosque de lanzas que se clavan constantemente en nuestro ser, haciendo tambalear nuestra voluntad y optimismo, como las olas que sin cesar golpean la roca, hasta que poco a poco y sin casi apreciar la van modelando transformando el paisaje que un día fue agreste y salvaje.

Así fue como yo pude notar la presencia de esa fuerza, de ese ser, de ese ángel personal, que todos tenemos, que me ayudó a sobresalir de un pozo sin fin, donde tras perderlo todo, me enseño que hay una cosa que nuca nos podrán quitar ni robar y es la esperanza y el amor que desde nuestro interior se funde cada día con todo el exterior, que cuando vibramos en una sinfonía hermosa y de gran valor, las puertas se abren y aparecen de la nada aquellas personas o cosas que nos dan una nueva mirada, un nuevo calor en el corazón, y es la fuerza del ángel que con sus hermosas alas nos cobija y nos protege, para renacer a un mundo aunque diferente siempre será mejor, donde apreciamos de verdad de lo bello está en el interior y que la luz está presente aunque solo veamos las oscuras dudas que nacen prisioneras de la sin razón.

He dicho...
                   Patricio Varsariah.