Ese mal momento cotidiano.
Publicado por Patricio Varsariah el lunes, enero 14, 2019

Todos experimentamos situaciones complejas a lo largo del día. No obstante, hay quien tolera un poco peor ese mal momento de la mañana, hasta el punto de acumular tanta rabia e indignación al medio día, que acaba acudiendo a la cama con dolor de cabeza pensando que la suya, es realmente “una mala vida”. La vida es saber aceptar que nos traerá buenos y malos momentos.
Si no estamos preparados para asumir ese mal momento cotidiano, se nos escaparán todos los buenos porque seguiremos encallado en esas emociones negativas: debemos aprender a dejar ir. Es muy probable que también tú tengas cerca a ese tipo de personas que ante una discusión, son casi incapaces de darle fin y avanzar. En su mente sigue rondando la ira, la rabia, el “yo tengo razón”, el “me has amargado el día” y el “no puedo dejar de pensar en eso”.
Si no estamos preparados para asumir ese mal momento cotidiano, se nos escaparán todos los buenos porque seguiremos encallado en esas emociones negativas: debemos aprender a dejar ir. Es muy probable que también tú tengas cerca a ese tipo de personas que ante una discusión, son casi incapaces de darle fin y avanzar. En su mente sigue rondando la ira, la rabia, el “yo tengo razón”, el “me has amargado el día” y el “no puedo dejar de pensar en eso”.
El enfado constante, el no saber gestionar el mal momento hasta el punto de hacer una auténtica bola de nieve de cada aspecto, es reflejo de alguien que se obstina en negar la realidad, o al menos afrontarla. Si algo nos molesta, si algo inesperado sucede reaccionamos siempre hacia fuera mediante la rabia, las palabras subidas de tono y la gestualidad. Las personas que hacen de un mal momento una mala vida viven siempre a la defensiva, viendo al mundo como nuestro enemigo.
El mundo no es nuestro enemigo, hay quien se enfada ante lo que no entiende o lo que no puede controlar: una discusión de pareja, por ejemplo, es algo normal, pero hay personas que no tienen adecuadas estrategias y ven cada palabra como un agravio, son incapaces de empatizar, de entender la visión del otro. Los malos momentos los trae la vida casi a diario, y en lugar de reaccionar pensando “que todo lo malo me pasa a mi” es mejor entender cuanto antes el origen de ese mal momento, resolverlo, aceptarlo… Y permitir que el día vuelva a ser nuestro.
El mundo no es nuestro enemigo, hay quien se enfada ante lo que no entiende o lo que no puede controlar: una discusión de pareja, por ejemplo, es algo normal, pero hay personas que no tienen adecuadas estrategias y ven cada palabra como un agravio, son incapaces de empatizar, de entender la visión del otro. Los malos momentos los trae la vida casi a diario, y en lugar de reaccionar pensando “que todo lo malo me pasa a mi” es mejor entender cuanto antes el origen de ese mal momento, resolverlo, aceptarlo… Y permitir que el día vuelva a ser nuestro.
Hoy he decidido que un mal momento, una discusión, o una crítica desafortunada, van a ser sólo nubes pasajeras que no estropearán más mis días, porque un mal instante no es sinónimo de una mala vida, y yo, merezco ser feliz. Estoy seguro de que también tú habrás pasado una de esas épocas en que un mal momento parece encadenarse con otro más hasta tejer, sin saber cómo, una temporada de indefensión y de sensaciones muy negativas. Son esas etapas en que el estrés y la ansiedad se adhieren como una segunda piel en nosotros.
Un mal momento que no se gestiona como es debido, puede transformarse en desconsuelo, rabia o frustración: las emociones negativas que no se afrontan, son como el humo oscuro de una chimenea que necesita salir fuera, de lo contrario las consecuencias son imprevisibles. En el fondo, y si pensamos en ello por un segundo, nos daremos cuenta de que pocos días son los que llegan a la noche sin que al menos, hayamos pasado un mal momento, por insignificante que sea.
Una discusión, un malentendido, una decepción, un encuentro inesperado que no deseábamos, un error, un mal gesto, un desaire, una mala noticia, algo que se rompe, algo que se pierde, un recuerdo que viene a nuestra memoria… Son aspectos, como dije, muy comunes. Ahora bien, en este espectro entran sin duda cosas sin apenas importancia y aspectos un poco más serios. Y tanto unas cosas como otras debo y deben afrontarse con adecuada serenidad e Inteligencia Emocional.
Una discusión, un malentendido, una decepción, un encuentro inesperado que no deseábamos, un error, un mal gesto, un desaire, una mala noticia, algo que se rompe, algo que se pierde, un recuerdo que viene a nuestra memoria… Son aspectos, como dije, muy comunes. Ahora bien, en este espectro entran sin duda cosas sin apenas importancia y aspectos un poco más serios. Y tanto unas cosas como otras debo y deben afrontarse con adecuada serenidad e Inteligencia Emocional.
El momento en que dejas de preocuparte, empiezas a disfrutar de la vida. Es fácil escribirlo y decirlo, pero… ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo puedo dejar de preocuparme de las cosas así, sin más?. Bueno he aquí mi respuesta y que debo aplicar para disfrutar de la vida :
Primero procurando mantener un adecuado equilibrio en nuestra vida, y priorizando aquello que de verdad es importante: y mi bienestar y el tuyo lo es. Todo puede cambiar en cualquier momento, lo esencial es que vistamos una buena actitud, que tu corazón y el mío almacene esperanzas y no rencores para poder disfrutar de esos instantes con autenticidad.
Segundo : Debemos permitirnos ser feliz, y por ello, merece la pena tener en cuenta de qué manera deberíamos gestionar esos malos momentos cotidianos. Entendamos que todo pasa, que ese error tiene solución, que esa crítica no nos define, que quien nos hace infeliz no merece tu atención ni tampoco más lágrimas en tu rostro.
Tercero : Desactivemos toda emoción negativa entendiéndola primero y después, canalizándola. Una discusión no se acaba levantando la voz, tal vez necesitemos dejarlo para otro momento, desconectar y aclarar ideas con calma. Ese mal momento cotidiano puede ir seguido de un día excelente si tu o yo lo permitamos. Digamos no a los pensamientos recurrentes y negativos, controlemos las actitudes fatalistas, esas que nos hacen pensar que la nuestra, es en realidad una mala vida. Evitemos todo este ruido mental que tan graves consecuencias trae. Desconectemos del rumor negativo, tomemos un instante para nosotros y reflexionando venceremos las emociones negativas con nuevas ilusiones, con proyectos nuevos a corto plazo.
Un momento dedicado a la reflexión, a la calma y a preocuparnos por nosotros mismos es invertir en nuestro futuro.
Patricio Varsariah.