Hay una especie de distracción que llevamos todos los días. Preocupaciones. Pensamientos. Cosas que hacer. Nos despertamos con ella. Nos dormimos con ella. Incluso cuando hay silencio afuera, nuestras mentes están constantemente atrapadas en un estado interminable de "pensamientos". Ese es el problema. Rara vez permitimos el silencio. Y sin él, la claridad se resiente. El silencio nos incomoda. Pero es justo lo que necesitamos para estar más presentes. Y más vivos. Te tranquiliza lo suficiente para pensar. Para sentir. Para notar. Para reflexionar. En las cosas grandes y pequeñas. 

Pero como no soportamos la incomodidad del silencio, lo llenamos. Con música. Con palabras. Y entretenimiento. El silencio es justo lo que necesitamos para la claridad. Es donde encontramos la comprensión. No en nuestras distracciones. Sino en la quietud. Creo que si hubiera un poco más de silencio, si todos guardáramos silencio… quizá podríamos entender algo.

Pero el silencio requiere esfuerzo. Es más fácil hablar, llenar el espacio, distraernos. A la gente no le gusta quedarse con el aburrimiento, con pensamientos inconclusos o emociones que han estado ahogando. Por eso buscan rápidamente cualquier cosa para llenar el vacío. Pero la claridad no proviene de más información. Proviene de la sustracción.

Si quieres una conexión real con alguien o autoconocimiento, tienes que detenerte y escuchar. Aunque solo sea por unos minutos. En las relaciones, el silencio genera confianza. En la creatividad, ayuda a generar ideas. Las mejores respuestas llegan cuando dejas de buscarlas. En el conflicto, calma el fuego. Y en nosotros mismos, nos reconecta con lo real. El silencio es saber cuándo hablar y cuándo dar un paso atrás. Cuando contribuir y cuándo mantener el espacio. El silencio es más de lo que creemos.

No puedes ver tu reflejo en el agua turbia. Así como el agua turbia se aclara mejor dejándola en paz, se podría argumentar que quienes se quedan sentados en silencio y no hacen nada están haciendo una de las mejores contribuciones posibles a un mundo en crisis. 

No se pueden tomar las mejores decisiones con la mente distraída. Estoy reaprendiendo esto una y otra vez. La aportación constante se siente productiva, pero es un desorden mental. He tenido que entrenarme para desconectar. Cuando me estanco en un problema, busco claridad. Salgo a caminar sin auriculares. Apago el drama de mi propia mente. Y espero. Lo hago varias veces por semana. Pequeñas dosis, grandes beneficios para la claridad mental.

Todos queremos dirección. Queremos saber qué hacer a continuación, cómo avanzar y cómo lidiar con la confusión o la duda. Pero las respuestas no siempre son obvias. A veces están en el silencio que has estado evitando. 

El espacio donde se asientan tus pensamientos lo es todo. Puede garantizar las respuestas que no sabíamos que necesitábamos. A veces, la claridad no se consigue haciendo más. Se consigue haciendo menos y luego escuchando más. Pero eso solo puede suceder si nos desconectamos de nuestras mentes ansiosas. 

Siéntate con la incomodidad del silencio. ¿Aburrimiento? ¿Ansiedad? ¿Preocupación? No te distraigas. Observa lo que te enseña. Puedes crear "minutos de silencio" para recuperar la cordura. Sin pantallas, sin multitareas. Solo tú y el silencio. Es simple y práctico. Y funciona.

La claridad no llega cuando la fuerzas. Llega cuando le das espacio. No necesitas resolverlo todo ahora mismo. Solo necesitas bajar el ritmo lo suficiente para escuchar. El silencio es un espejo. Te muestra lo que realmente hay, sin distorsión. No necesitas un retiro de meditación para practicar el tranquilo arte de la soledad. Simplemente dedica tiempo a ratos durante el día para hacerlo. Es aún más beneficioso cuando te sientes abrumado, estancado o estresado.

Solo en aguas tranquilas las cosas se reflejan sin distorsión. Solo en una mente tranquila se percibe adecuadamente el mundo.

Incorpora la tranquilidad a tu día. Pueden ser diez minutos. O cinco. Un poco de tiempo marca la diferencia. Solo necesitas desconectarte de las distracciones externas. Y prestar atención a lo que sucede en tu interior. Ahí es donde comienza la verdadera claridad. El silencio no lo solucionará todo. Pero te ayuda a ver qué necesita solución. No resolverá tus problemas por ti. Pero te da el espacio para abordarlos de otra manera.

Solo tienes que elegirlo. Una y otra vez. Un poco más de silencio, un poco más de claridad. Es una forma de vida.

Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.