Es bastante complicado para mi, tratar de poner con palabras lo que siente el corazón, lo que él si comprende en su absoluta certeza y está hecho precisamente para ser asimilado tan sólo por él. La mente es limitada, así ha sido siempre. Nos sirve para otras cosas, para la supervivencia física, pero no abarca “todo” lo que nos rodea y “todo” lo que nos es necesario para “crecer”. Me veo completamente atado de pies y manos para explicarme. Me es imposible trasmitir a los demás lo que tengo dentro con palabras. Puedo contar cuentecitos, reescribir las palabras que me brotan en el pecho de pronto y que tengo la necesidad de compartir, pero me siento impotente cuando me veo en la necesidad de explicar lo que hago de trasfondo, en qué ha cambiado mi forma de ver la vida, qué secreto es ese que he descubierto. Todo parece una locura, y desde el punto de vista racional lógico así es porque ni siquiera soy capaz de demostrarlo o de narrarlo por muy bien que sepa hilvanar las palabras. 

Pero la realidad siempre está ahí, aunque no la veamos. Puedo cerrar los ojos, sin embargo la pantalla del ordenador sigue delante de mi. Puedo tocar el teclado con los dedos, saber que está ahí, incluso sentirlo y percibirlo. No desaparece, lo que sucede es que mis sentidos son limitados. No puedo negar lo que no vemos, ni dejarme llevar por lo que una mayoría decide que no existe porque mayoritariamente no se ve. Pero este es el camino, sólo así se aprende. Ha sido así siempre y así debe ser. Este hecho debe enseñarme que las realidades de esta vida no podemos abarcarlas con la cabeza, que somos más que cuerpo físico. Aún así no hay modo de entendernos, tan sólo de sentirnos. Pero sentir no con los cinco sentidos que conocemos y podemos distinguir sino con otros que hemos ignorado desde que llegamos a este mundo. En un país donde nadie dijese una palabra ningún niño intentaría hablar.

Creo que tanto Tu como Yo Hemos relegado el corazón a un simple músculo que bombea sangre. Aún siendo sólo eso hemos entendido ligeramente a lo largo de la historia que “sentimos” desde ahí, desde algún lugar del pecho. Así lo hemos simbolizado, sin embargo lo relegamos al amor sentimental exclusivo y no al universal. ¿Qué pretendo decir? No lo sé, amigos míos, no lo sé; me limito a “traducir” lo que brota de mi pecho. Mi cabeza me dice que soy tomado por loco, incluso piensa que puedo estarlo, pero….. De hecho debo contar que me siento bastante cobarde por no hacer muchas cosas más que “siento” podría o debería hacer. Pero no soy capaz, por lo menos ahora. Me abate una especie de tristeza por no ser de esa manera pero creo que no es lo correcto ahora, o no es el momento. Todo llegará y todo se comprenderá.

No soy más iluminado que tú, más portador de mensajes ocultos que tú, más mesías que tú. Yo sólo he entreabierto mi corazón a un entendimiento que anhelaba desde que nací. He dado unos pequeños pasos que me han alimentado el corazón de verdades hermosísimas y de felicidad inmensa. Pero es sólo para mí, eso no puedo compartirlo sino amando. No puedo hacer que los demás entiendan esto porque sólo haciendo ellos el mismo camino pueden llegar a experimentarlo. Y es tan sencillo, tan tontamente sencillo.

Este planeta nuestro ha sido convertido en un mundo donde es complicado que brote esta flor de la que hablo. El ambiente está enrarecido, el aire cargado. Por eso tiene más mérito. Pero sucederá. Siempre sucede, siempre el fin de cada ser es fundirse con la Fuente, es entender con su corazón toda esta verdad inalcanzable, hacerse corazón puro. Tarde o temprano sucederá. Pero vivimos en un planeta en pañales, queda mucho por aprender. Y para aprender tenemos la libertad de experimentar con lo que queramos de este mundo. Ahora, el ser humano está en la época de conocer cuánto mal es capaz de hacer, cuánto es capaz de manipular y destruir. Es necesario, para hallar el equilibrio. Para valorar la luz hay que perderse en la oscuridad.

Y hay tantas realidades desconocidas u ocultadas, tantas. Nos da miedo lo desconocido, nos da terror, sin embargo, todo, todo es parte de la creación, todo cumple su misión. Todo es parte de un equilibrio, de una armonía, de una justicia y un amor que lo gobierna todo. Hay tanto de lo que hablar, tanto y tan increíble que realmente me encerrarían por ello. Ja,ja… ¿Ven? Podemos sentirlo, muy dentro, pero… somos incapaces de contarlo, de expresarlo porque… es inexpresable, sólo andable, y experimentable.

Lo que ahora suenan a locuras pronto serán obvio. ¿quién lo dice? ¿de dónde me saco eso? Del mismo sitio de donde te nace a ti, aunque no quieras verlo. Ya sabes qué ojos debes cerrar y con qué debes enfocar. Te pregunto : ¿en qué frecuencia recibe tu transmisor? ¿O quizás está incluso apagado? –Yo no escucho, yo no escucho- gritaba el niño que portaba una radio apagada en sus manos. –Enciéndela- le decían los demás que escuchaban música en sus aparatos, pero él no escuchaba, sus propios gritos le impedían oír y entender, y seguía portando el transistor inservible en sus manos, quejándose.