Enraizó con este momento presente.
Publicado por Patricio Varsariah el miércoles, febrero 26, 2020
Con los años he aprendido a quedarme con los que se olvidan de odiar y de reprochar las faltas… Con los que no se pasan media vida quejándose de otros mientras ellos hacen lo mismo, con los tristes que se convierten en dueños de su tristeza y la miran a los ojos cada madrugada. Con los locos que han llegado a creerse que se puede saltar la red que se dibujan… Con los que caminan sin saber a veces a dónde pero no dejan el camino…Me quedo con los que ya saben que no saben nada. Con los que se han dado cuenta de que no se puede escapar porque tu miedo siempre te persigue…. Hasta que no lo abrazas.
Permanezco con los que nunca se hacen viejos. Con los que siempre intentan ponerse en piel ajena, aunque, a veces, eso les arañe la propia piel, con los que hacen el ridículo por lo que aman y con los que se ríen de su cara de susto. Me quedo con todas las tardes de lluvia mirando por la ventana y soñando un sol que luego cuando sale abrasa y a veces espanta. Porque lo deseado siempre parece más hermoso que lo que ya están contigo.
Abrazo a todas las noches imaginando otras vidas que no fueron posibles y las vacío en mi papelera para cerrar todas esas puertas. Lo tiro todo, incluso lo que tal vez pueda necesitar porque todo está impregnado de ese antiguo asco con el que me despertaba esperando que alguien me salvara. Porque yo siempre busqué a alguien que me salvará de mí mismo, que me ayudara en este camino tan arduo y complicado. Hasta que descubría que nunca lo haría nadie. Hasta que yo no decidiera que el camino podía ser distinto.
Me arraigo con este momento presente, sea como sea. Porque está, porque es, porque ha tenido el honor de llegar y pegarse a esa sucesión de momentos en los que parece que no pasa nada, pero en realidad se está creando una vida, un destino, un futuro. Porque este día se me va a escapar mientras imagino cómo me gustaría que fuera y desdeño cómo es ahora… Sin darme cuenta de lo que perdemos no estando presentes ni respirando sin esperar nada.
Enraizó con mis enfados absurdos y los repaso uno a uno para comprender por qué soy tan humano y con mis emociones contenidas en la espalda, en la garganta, en las lágrimas que no caen porque no les doy permiso.
Me quedo conmigo, aunque a veces no esté a la altura de mi yo más puro. Aunque haya hecho cosas que no me gustan ni gustan… Aunque huyendo de mis miedos, me metí entre sus redes. Huyendo de la injusticia que fue injusta… Huyendo de los gritos y las malas caras, que me desgarró la garganta gritando…
Me arraigo con el niño perdido que llevo dentro que me hace ser tan arisco y desconfiado, que me obliga a mirar de reojo y pedir explicaciones a otros por esas cosas que yo también hago. Que se siente solo, cansado de pedir y no recibir, que quiere que le hagan caso y que llora mientras ríe, que se ha quedado helado jugando a lo mismo de siempre y mezcla los recuerdos y a veces no sabe quién es y con cada uno de mis errores. Con mis caminos perdidos y equivocados buscando sentirme menos vacía y darle sentido a mi vida gastada buscando sentido…
Adaptó este día y lo amaré como si fuera el último mientras pienso que es el primero de muchos que vendrán sin sombra, muchos que ya no matarán mi alma cosida ni mis pies exhaustos de tragar caminos llenos de piedras.
Me adapto aquí, aunque no sea el mejor lugar, ni el mejor momento, pero es el mejor posible… Y voy a intentar amarlo como si lo hubiera inventado y vivirlo como si lo hubiera elegido. Me quedo a ver qué pasa, porque moverse no es siempre avanzar y quedarse no es siempre un acto cobarde… A menudo pensamos que seguimos adelante, pero en realidad estamos huyendo. Creemos que escogemos y en realidad somos escogidos por nuestro miedo. Creemos que bailamos con nuestros problemas, cuando en realidad sólo nos dejamos llevar por ellos. A veces, pensamos que llevamos las riendas y en realidad sólo nos sujetamos a ellas mientras nos arrastra…
Prevalezco aquí, mirando sin perder detalle, perdido en lo que nunca me pierdo y dejándome llevar por la magia de no saber, ni comprender, ni controlar, ni pertenecer, ni esperar. Porque siempre tuve miedo a quedarme por si no aguanta la embestida, pero me dice mi intuición que el viento huracanado que temo que me arrastre es en realidad una brisa fresca que va a impulsarme a mi nueva vida.
Tengo una sensación, una corazonada. Hoy me quedo, a ver qué pasa…
Patricio Varsariah.