En las buenas, en las malas y en las peores...
Publicado por Patricio Varsariah el lunes, octubre 12, 2015

Es parte de nuestra vida y de nuestro aprendizaje, cometer errores, porque somos humanos con demonios, con fantasmas y con miedos y por eso no nos podemos castigar.Somos personas con defectos y virtudes. Se que Tu eres mi mano amiga, se que tengo tu hombro para descansar y siempre esperas el momento para abrazarme otra vez. Porque puedo contar conmigo; no hasta dos o hasta diez, sino contar contigo.En las buenas, en las malas y en las peores.
Me quieres aunque no lo merezca porque sé que es cuando más necesito, cuando mi mundo se desmorona, cuando me arrepiento, cuando me siento ridículo, cuando pienso que me he ganado la estupidez, cuando me desapruebo y me atormento. Sé que necesitas también de mí y de mi confianza para que no se envuelva de negrura mi mundo. No tienen sentido los reproches que acechan, ni las zancadillas que entorpecen el camino; sí que cobran relevancia las manos que ayudan y las orejas que escuchan.
Porque en que te quiero están todos los matices que nos definen y que explican la razón por la que quedarte aun conociendo mi peor versión es mi mejor alternativa. Y es que sé que cuando Tu falles YO también permaneceré, como dije al principio,porque somos humanos con demonios, con fantasmas y con miedos y por eso no nos podemos castigar. Se que me quieres, incluso cuando no me lo merezco, aunque me parezca increíble y a veces injusto… Da igual,Yo no te pregunto la razón por la que quieres quedarte conmigo; para MI simplemente todo es mejor si tú estás.
A veces pienso en que lo mejor es darme la vuelta e irme a casa, pero es que casa eres tú. Tú, que hueles a hogar, que eres un hermoso desastre. Me haces sonreír entre tinieblas y entonces siento la necesidad de quedarme a vivir en tus ojos. Porque los errores que cometo me dicen que soy YO y el lado más humano en una pugna por la metedura de pata. Porque sé que tengo conciencia y que no tardare en atormentarme por errar y mostrar mi versión más imperfecta.
Todos mis yos futuros se ven contigo, conozco el precio de la incondicionalidad porque he visto de cerca el abismo. A veces sientes aquello de que no puedes abrir una puerta porque estás mirando continuamente a la vieja. Pero siempre hay un entonces, un algo que me recuerda la riqueza de permanecer, de atarme a lo que tenemos, de ser el amor, la vida en dos. No creo en lo inadecuado porque estoy convencido de que lo que nos hace personas muchas veces es cometer errores.
Entonces llega el “pero” que tanto buscaba y siento la necesidad de guardarte, de quererte ante todo y contra todo. Simplemente porque te lo mereces. No es un pacto ni un regalo, me quedo a tu lado porque quiero y porque te quiero, aunque a veces ambos sabemos que quizás no me lo merezca. Pero ni siquiera yo me lo merezco, al menos no siempre. Es un toma y daca, un intercambio; pero quedarse no entiende de definiciones. Ni siquiera a veces tenemos razones, somos así de aficionados al masoquismo. Pero eso nos ayuda a sembrar, a recoger, a ser ambiguos y a creer en que lo que hacemos va más allá de la razón.
Somos cómo los pájaros que para desplegar nuestras alas necesitamos espacio. Un hueco más o menos amplio Porque al fin y al cabo consiste en tener razones para volar y motivos para quedarnos. Así, aunque no es fácil, la construcción de una relación enriquecedora y cálida depende de si cada uno tiene un tiempo reservado para tejer sus alas, lavarlas, cuidarlas, mimarlas y echar a volar. O sea, que no exista la coacción, solo la libertad.
Te doy las gracias y se que una de las razones para que TU te quedes a mi lado a pesar de mis torpezas y de mis desplantes, es por que estas en las buenas y en las malas, porque siempre quieres verme sonreír, porque los dos somos unas personas de valores, porque dejamos de lado el egoísmo y nuestro interés es siempre sincero.
Se que no me vas a echar en cara lo que duele recordar y no me ahogaras con miradas de castigo. Siempre intentaras ayudarme a recuperar el aliento a través de nuestra complicidad. Me perdonas la impuntualidad en mi vida y me esperas al otro lado para que cruce el río del sacrificio, del desafío y del cansancio.
Gracias por quedarte a mi lado.