el término terapeuta está demasiado contaminado...
Publicado por Patricio Varsariah el viernes, septiembre 14, 2018

Después de haber pasado unos años de enfermedad, a la que hoy me estoy recuperando muy favorablemente gracias a una fe inquebrantable en la tendencia de mi alma humana a sanar incluso cuando me veía asediado por emociones que consideraba negativas o dolorosas, me permito compartir con vosotros estas reflexiones.
A consecuencia de esos años, siempre me ha resultado curioso el mundillo de la gente que dicen poder ayudarte, ¡e incluso curarte!. La triste realidad es que los médicos mueren de las mismas enfermedades que matan a sus pacientes, y a la misma edad promedio. Los cardiólogos mueren de cardiopatías y los oncólogos de cáncer, igualito que todo hijo de vecino.
¿Qué demonios nos están vendiendo entonces?
Pues paliativos, y algunos buenos médicos así lo confiesan.
Nos aplican algunos protocolos y algunas sustancias que merman las molestias, lo cual es de agradecer. Pero no curan nada. El cuerpo dispone de un mecanismo para recuperar el equilibrio, y ese mecanismo se llama enfermedad. Así que no tiene ningún sentido eliminar ese esfuerzo corporal con algún remedio. Hablo por supuesto de dolencias agudas, no de enfermedades crónicas irreversibles.
Algunos terapeutas emocionales (y los espirituales también) hacen algo parecido. Escuchan, y luego proponen "técnicas para estar mejor". El mayor alivio, sin embargo, se produce en mi opinión por la escucha, más que por las técnicas. La mayoría de conflictos emocionales agudos son intentos de la propia mente de recuperar su equilibrio, y carece de sentido tratar de eliminar demasiado rápidamente la angustia que producen.
Así que, al igual que en gran parte de las afecciones corporales normales, el sistema emocional-mental también recupera su equilibrio a través de un trabajo que se manifiesta como miedo, confusión, odio, rencor o tristeza. Y todo eso puede suprimirse por la fuerza bruta, al estilo de la medicina clásica, o bien se puede permitir que fluya y se exprese.
Un buen terapeuta es quizás alguien que básicamente está en permanente contacto con su interior, en el sentido de que se conoce lo suficiente como para no ceder a la tentación de huir cuando aparece el dolor psíquico. Sabe que su alma no sólo no se verá afectada por esos síntomas sino que incluso saldrá mejorada, con una sensación similar a la del resurgir de una gripe, por ejemplo. Uno está entonces más sensible, más equilibrado, más entero.
El buen terapeuta entonces poco podrá hacer excepto escuchar y sentir el dolor del paciente. Y para hacer eso hay que ser primero una persona. Una persona entera, que no huye, un ser humano con la sensibilidad despierta, con una fe inquebrantable en la tendencia del alma humana a sanar incluso cuando se ve asediada por emociones que considera negativas o dolorosas.
Pero entonces quizás el término terapeuta está demasiado contaminado, como lo están las palabras amor, Dios, espiritualidad o conciencia. Porque, ¿acaso no es todo eso lo mismo? Una conciencia profunda es amor, lo cual es verdadera espiritualidad, lo cual es lo que define a una persona sabia, y sólo una persona sabia podría ser terapeuta.
Salud,paz y amor.
Patricio Varsariah.