La vida me destrozó hace treinta años. Mi mejor plan para cambiar mi vida por completo se vino abajo. No conseguí el impulso profesional que esperaba después de dos años de entrenamiento intensivo. Me arruinó la vida. ¿Qué hago ahora? Me repetía esa pregunta sin parar.

La inteligencia de adaptación fue mi única habilidad real para sobrevivir. No el dinero. No mi círculo de influencia. Era la capacidad de enfrentar la vida, en pleno colapso, y adaptarme rápidamente. Incluso cuando el obstáculo no era el camino. 

Caer en un callejón sin salida no es una opción si te topas con un muro. Te adaptas. Reconfiguras tu mentalidad. Vives la vida y tu carrera de forma diferente. Y aprendes a dejar de desear que las cosas fueran diferentes. Simplemente aceptas lo que es. Eso es la inteligencia de adaptación. Es cambiar de rumbo en tiempo real. No se trata solo de resiliencia. No se trata solo de coraje. Es la capacidad de adaptarse sin romperse. Y reinventarse a medida que cambia la normalidad. 

El cambio es la ley de la vida. Y quienes solo miran al pasado o al presente se pierden el futuro.

Si te quedas estancado en cómo eran las cosas, o en cómo desearías que aún fueran, te perderás tu vida. O tu próximo paso. Y o te mueves con la crisis o te quedas atrás. El mundo es inestable ahora mismo. Las decisiones económicas y políticas nunca han sido tan erráticas. ¿Y saben qué? Esto no va a detenerse. Nuestro futuro se decide a nivel macro. Pero aún podemos controlar nuestras micro decisiones. 

Podemos mejorar nuestra inteligencia de adaptación. Puedes aprender a pivotar rápidamente. O dejar ir lo que no te sirve más rápido. Así es como sobrevives. Así es como prosperas cuando todo lo demás se derrumba. Las personas que pasan del "modo supervivencia" al "modo prosperidad" se adaptan. Persisten. Y hacen que las cosas funcionen. Aprovechan las circunstancias de la vida para fortalecerte.

Si tu trabajo es inestable, no puedes quedarte paralizado. Haces lo que debes para mantener el rumbo de la vida. Usa el dolor como combustible para adaptarte. No puedes entrar en pánico demasiado tiempo. Ni quedarte pensando demasiado en los peores escenarios. La adaptación es cómo vives la vida. Es cómo desarrollas músculo mental. Es cómo te vuelves inquebrantable. No porque seas intocable, sino porque es el secreto para volverte imparable. 

El sentido de la vida ahora mismo es la adaptación. No el control. No fingir que todo está bien. Simplemente la simple decisión diaria de adaptarte a lo que es y seguir adelante. Y cuando vives así, algo poderoso sucede. Dejas de tener miedo al cambio. Empiezas a bailar con él. “La única manera de comprender el cambio es sumergirse en él, adaptarse y sumarse a la danza.

¿Quieres sobrevivir a un mundo en crisis? Adáptate. ¿Quieres prosperar? Adáptate más rápido. Adaptarse o perecer, ahora como siempre, es el imperativo inexorable de la naturaleza.

La inteligencia adaptativa es tu superpoder secreto. Tu armadura. Tu clave para mantenerte en el juego. Ni siquiera tienes que ser el más inteligente o el más fuerte. Simplemente sé el más receptivo. Porque eso es lo que hacen las personas inquebrantables. La vida no nos avisa. Simplemente exige cambios.

Un día todo está bien. Al siguiente, todo está patas arriba. Una llamada telefónica, un titular, una despedida, y de repente, te encuentras en una nueva realidad. Sin advertencia. Sin preparación. Cuando eso sucede, tienes dos opciones: 1. Resistir y sufrir. 2. Adaptarte y evolucionar.

Ya sabes cuál funciona. Aunque la mayoría de la gente piensa que la vida "debería" ser justa, la gente "debería" ser leal. El sistema "debería" recompensar el trabajo duro. Sabes que a la realidad no le importa. Así que te concentras en aceptar lo que no puedes cambiar y en encontrar caminos que sí puedes controlar. Descifras las cosas. Cuanto más rápido aceptes lo que es, más rápido te adaptarás.

La resistencia se apodera de tu vida. Te amargas. Te quedas estancada/o. Te agotas. Pero cuando te adaptas, sigues adelante. Te vuelves más abierto. Más vivo. Dejas de malgastar energía en lo que no funciona.  

Puedes aprender la habilidad de la "adaptación". Se gana. Se práctica. Empiezas por aceptar lo que es. Dejas de discutir con la realidad. Replanteas la realidad que acaba de cambiar. Desarrollas el hábito de afrontar la incomodidad, no de evitarla. Entrenas tu sistema nervioso para mantener la calma en el caos. Te vuelves realista sobre lo que está bajo tu control y lo que no. Y día a día, te conviertes en el tipo de persona que se doblega sin romperse. Te conviertes en el "bambú”. Es tu boleto a la libertad.

Ya no tienes miedo de perder cosas, porque sabes que encontrarás la manera de seguir adelante. Dejas de aferrarte a lo que ya no funciona. Y te concentras en el siguiente paso. Te vuelves ingenioso para ti y para tus seres queridos. E incluso lúcido bajo presión. Conviertes el dolor en sabiduría. Los reveses en giros. Los finales en nuevos comienzos. Eso es lo que funciona. Es la inteligencia de adaptación en acción. Ponle a trabajar a tu favor.

Adaptarse es crecer. Es decirme a mí mismo: "Ya no soy quien era ayer. Y eso es bueno". Cada vez que me adapto, me vuelvo más resiliente. Más real. Más vivo. Pase lo que pase en tu vida ahora mismo, elige adaptarte.

¿Perdiste algo? Adáptate.
¿No te gusta dónde estás? Adáptate.
¿Te preocupa el futuro? Adáptate de todos modos.

La inteligencia de adaptación es una mentalidad. Es adaptar la realidad (especialmente las incómodas) a tu favor. Crees que no hay fracasos permanentes, solo retroalimentación. Y que cada pérdida te enseña algo. No hay callejones sin salida, solo desvíos. Si una puerta se cierra, buscas una ventana. El mundo no está en tu contra. Puede que las cosas no sean bonitas.

A veces, adaptarse significa dejar ir quién eras para poder convertirte en quien necesitas ser. Cuando piensas así, nada puede destruirte realmente. Quizás la carrera que amabas se acabó. Adáptate. Quizás la persona en la que confiabas te traicionó. Adáptate. Quizás el mundo que conoces está cambiando más rápido de lo que puedes seguir. Adáptate. No tienes que amar la realidad. Solo tienes que hacer lo necesario.

"Pase lo que pase, me adaptaré". Es un mantra que me repito a mí mismo. Repítelo hasta que tu cuerpo lo crea. Hasta que tu mente deje de resistirse. Hasta que tu alma sepa que es verdad. Porque una vez que haces esa transformación, dejas de ser frágil. Te vuelves imparable. Y así es como se vive en una era de colapso. Un cambio, una adaptación a la vez. Cuando todo se derrumbe, ¿qué harás? Tu próxima acción lo decidirá todo.

Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.