el que lee..
Publicado por Patricio Varsariah el sábado, marzo 5, 2016

Amo las letras, y a veces también las odio… La palabra es un don y también puede ser un arma. Es como todo, depende para que se tome Sin embargo, cuando lo pienso bien, veo el universo tan grande que se extiende a través de las palabras, uno puede abrirse de formas impensables y dejar que fluyan hasta más allá de lo deseado… es difícil cuando así sucede porque la timidez, el pudor, el temor, la auto-censura no permite que se suelten las letras de esa forma… pero es bueno saber el alcance que pueden llegar a tener la expresión y el pensamiento.
Es ilimitado en cuanto a contenido, forma, alcance, y las maneras como puede transformarse mientras va andando… Somos nosotros los limitados, realmente. Me doy cuenta de esto a cada instante. Uno no dice o no puede decir todo, todo lo que le pasa por la mente. Y no porque no pueda, la mayoría de las veces es porque no quiere, realmente.
Me pregunto : ¿Cómo romper con esa limitación auto impuesta?. Bueno, la respuesta es que se puede pensar lo que se quiera, y luego expresarlo de la forma más elevada que se pueda, sin arrastrarse en lo pedestre, ¿a quién le interesa lo pedestre?. Interesa lo delicado sin llegar a ser complicado, lo que tiene alguna mínima elaboración en el camino, lo que es procesado, o más bien que se puede procesar. Esto último es lo más interesante. Más que lo que ha sido digerido, interesa lo que por sí mismo se puede digerir y crear al leer. Esta es la gran diferencia entre una lectura cualquiera y la literatura propiamente dicha. Esta última nunca se agota con la lectura, cada vez da origen a nuevas elaboraciones.
La palabra como arte se va construyendo a medida que aparece, y el lector mientras más participe de esa creación queda más atrapado y sumergido en el mismo proceso que dio origen a esas palabras. Por ello el goce no solo estético sino también recreativo. Cuando no nos dan todo sino que nos dejan participar, nos toman en cuenta y andamos a la par.
Por ello, agradezco aquellas palabras que en su momento me dijeron: no es cuanto leas, es lo que leas. La importancia reside en la calidad. Por ello leer buenos libros nos forma y no solo nos instruye, abre también nuestra capacidad de pensar, y extiende a la par del autor nuestros pensamientos, y nos hace partícipe de ellos…, cuando el autor es: bueno, cuando el autor comunica realmente, sucede la magia.
Quizá por ello el que lee, muchas veces termina también escribiendo, es en este orden que sucede, buscando un canal de expresión a los pensamientos.