El precio de normalizar las cosas equivocadas.
Publicado por Patricio Varsariah el martes, noviembre 25, 2025
.No sé cuándo sucedió. Quizás fue algo entre perseguir plazos y buscar validación, pero un día me desperté y me di cuenta de algo impactante: No estamos viviendo... estamos soportando.
¿Y lo peor?
Hemos empezado a llamar normal a esta resistencia. Ahora llamamos estrés "productividad".
Hubo una época en que el estrés era una señal, como si el cuerpo dijera: "Oye, baja el ritmo. Algo anda mal".
Hoy el estrés es una insignia de honor.
Le preguntas a alguien: "¿Cómo estás?".
Y la respuesta más común es:
"¡Qué ocupado!... ¡Cuánto estrés!".
Como si estar en paz fuera pereza.
Como si estar relajado fuera un lujo que solo los ricos pueden permitirse.
Como si la vida estuviera hecha para vivirse a toda velocidad hasta que nos derrumbamos.
La presión arterial alta y la azúcar alta ahora son comunes, pero nada en ellas es normal.
Recuerdo cuando mi diabetes asustaba a la familia. Ahora se trata como un efecto secundario normal de la edad adulta.
30 años, mi presión arterial.
35 años, mi azúcar.
40 años, mis problemas cardíacos.
Y la gente dice: "Está bien... le pasa a todo el mundo hoy en día”. NO está bien…
Nos está matando lentamente: una mañana apresurada, una comida saltada, una noche sin dormir. No aprendimos a vivir con las enfermedades. Normalizamos una vida poco saludable que las creó. Normalizamos el agotamiento, pero criticamos el descanso.
Es extraño.
Si dices que dormiste solo 4 horas, la gente te admira.
Si dices que dormiste 8 horas, la gente te juzga.
¿Qué tan retorcido es eso?
Celebramos el agotamiento. Nos avergonzamos del equilibrio. He visto a gente presumir de no haberse tomado un solo día libre en meses. Pero nadie presume de tener la mente en paz ni de una rutina saludable. Porque en algún momento empezamos a creer que la vida es una carrera.
¿Pero una carrera hacia qué?
¿Una casa más grande?
¿Un teléfono más elegante?
¿Un puesto de trabajo que no importará cuando nuestra salud se deteriore?
Hemos cambiado la vida por el estilo de vida. Trabajamos para permitirnos cosas que no tenemos tiempo de disfrutar. Desplazamos la pantalla para escapar de una realidad que nunca arreglamos. Comemos con prisa, dormimos con ansiedad, nos despertamos estresados... y lo llamamos "vida moderna".
Pero esto no es vivir.
Esto es sobrevivir con wifi.
¿Cuándo se volvió normal el sufrimiento? Mira a tu alrededor:
• Dolores de cabeza constantes
• Estado de ánimo irritable
• Problemas digestivos
• Falta de energía
• Falta de paciencia
• Falta de sueño profundo
• Falta de paz
• Falta de conexión con nosotros mismos
Tratamos todo esto como si fuera "parte de la vida". No es parte de la vida. Es el precio que pagamos por la vida que elegimos. No tiene por qué ser así No digo que tengamos que dejarlo todo e irnos a la montaña.
Pero en algún momento, necesitamos recuperar lo básico:
• Sueño de verdad
• Comida de verdad
• Descanso de verdad
• Conexión humana de verdad
• Límites de verdad
• Paz de verdad
Porque estos no son lujos. Son necesidades de supervivencia. No deberíamos sentirnos culpables por querer una vida que no nos destruya.
Normaliza lo que te sana
Normaliza decir: "Estoy cansado, necesito un descanso".
Normaliza abandonar entornos tóxicos.
Normaliza el descanso sin culpa.
Normaliza las mañanas lentas. Normaliza la salud por encima del ajetreo.
Normaliza la elección de la paz.
La mayor mentira que nos enseñó la sociedad es esta: Si no sufres, no progresas.
La verdad es la contraria: Si tu vida te agota constantemente, no progresas, desapareces lentamente.
Es hora de dejar de venerar la lucha y empezar a respetar la salud. Porque ningún éxito vale la pena morir por él. Y ningún estilo de vida vale la pena perder la vida.
Es hora de dejar de venerar la lucha y empezar a respetar la salud. Porque ningún éxito vale la pena morir por él. Y ningún estilo de vida vale la pena perder la vida.
Cuando normalizas el estrés, la presión arterial, el azúcar, el estilo de vida basura, las noches de insomnio y la presión constante, cuando dices con indiferencia " Hoy en día le pasa a todo el mundo", cuando tratas las condiciones peligrosas como una rutina moderna...
Hay una pregunta que debemos hacerle a todos los que piensan que "todo está bien"...
¿Cómo vas a saciar tu corazón si un día tu propio hijo o hija muere joven por estas cosas "normales"? ¿Cómo vas a digerir eso? ¿Podrás decir: “¿Los hijos de otros se están muriendo… los míos también murieron”?
Ningún padre puede decir eso.
Ningún corazón puede decir eso.
Ninguna pérdida se vuelve más pequeña solo por ser común.
Una tragedia no se vuelve normal solo porque le sucede a muchos.
Debemos despertar antes de que la vida nos dé un susto del que nunca podamos recuperarnos. Porque el precio de normalizar las cosas equivocadas no es el estrés…
sino vidas. Y a veces, las vidas que más amamos.
¡Gracias por leer!
Patricio Varsariah.
www.patriciovarsariah.com