El placer de dar y ayudar.
Publicado por Patricio Varsariah el jueves, diciembre 17, 2015

En este mes de Diciembre y de las fiestas de Navidad excesivamente comercializadas donde ya se ha perdido la esencia de lo que significa las Navidades, que es ayudar un don que nos alivia y recompensa, y no debemos ayudar y dar únicamente en Diciembre, debe ser siempre que la oportunidad llega. A pesar de que más de uno diga aquello de que en ocasiones, tender la mano desde el corazón trae más de dos desilusiones, sólo las personas nobles y auténticas entienden que no podrían hacer las cosas de otra forma. Ayudar a otros a levantarse no es fácil. En ocasiones, requiere en primer lugar que la persona tome conciencia de que necesita ser ayudada, y que agarrarse a una mano amiga no es sinónimo de debilidad. Sino de fortaleza. En segundo lugar, implica invertir esfuerzos, tiempo y emociones. No obstante, ésas, son cargas que no pesan demasiado. La propia vida debería ser siempre un encuentro natural para el amor y el respeto, ahí donde la empatía universal fuera esa fuerza implícita en nuestro corazón, que nos permitiese tener la bondad como máxima expresión. Sabemos que no es fácil, y que en ocasiones, nos llenamos de frases grandilocuentes que a todos nos gusta compartir en nuestras redes sociales pero que al final, algunos olvidan. Porque muchos ni siquiera llegan a ver esas necesidades más cercanas. En ocasiones, es nuestra propia familia o nuestros propios amigos quienes necesitan ese apoyo con el cual poder levantarse. Alguien que esté pasando una depresión necesita comprensión, apoyo y cercanía.
El corazón necesita ojos para ver y libertad interior para sentir. Hemos de desvestirnos de superficialidades para atender lo esencial, para que esa bondad que es natural en el ser humano, nos permita dar ayuda a quien lo necesita. La vida está llena de pensamientos, sentimientos, personas negativas… Pero, aunque a veces nos veamos y nos sintamos tentados a dejarnos llevar por esa negatividad, debemos potenciar todo aquello positivo que nos haga sentir bien con nosotros mismos. Hay muchas cosas que podemos hacer y que nos hacen sentir bien con nosotros mismos. Una sensación que no se puede comparar con nada. Un sentimiento de gratificación que nos produce una gran felicidad es el placer de dar y ayudar. Una acción que nos provoca un sentimiento de satisfacción pleno. Creo que he aprendido que la mejor manera de levantarse uno mismo es ayudar a otra persona.
Uno de los pensamientos y acciones en las que más pecamos, es la de dar siempre algo esperando recibir una recompensa por ello. A esto no se le puede denominar dar y ayudar, no recibiremos la misma gratificación que si lo hiciésemos sin esperar nada a cambio, pues en el caso de esperarlo es un intercambio. ¿Alguna vez has dado o ayudado de verdad sin esperar nada?, ¿verdad que has sentido una sensación de bienestar inexplicable? Potenciar estas pequeñas cosas que en ocasiones creemos insignificantes, nos permitirá ser mucho más felices.
Una sonrisa a la cajera del supermercado, ayudar con las bolsas a alguien que va muy cargado, devolver una cartera que se le ha caído al transeúnte que va delante de nosotros… Todo esto, todas las pequeñas acciones que realizamos de forma voluntaria, nos provocan una sensación de placer y bienestar inexplicables.
Hay un dicho que circula y que dice que “quién da más, recibe más“, pero eso sí siempre sin querer recibir recompensa alguna por ello o reciprocidad en sus actos. Una forma desinteresada de ayudar a alguien, una forma de sentirnos bien con nosotros mismos y de hacer sentirse bien a los demás. Atrévete a caminar aunque sea descalzo, a sonreír aunque no tengas motivos, a ayudar a otros sin recibir aplausos. Ayuda a quien de verdad lo necesita
En muchas ocasiones te habrá ocurrido que has ayudado a alguien que ha rechazado tu ayuda o que has ayudado, y al final esa ayuda no se ha visto plasmada. Debemos fijarnos bien y observar quién de verdad necesita nuestra ayuda y quien puede “arreglárselas solo”, pues en ocasiones las personas tienen que pasar por ciertas dificultades para hacerse más fuertes y aprender. También, existen las personas que por orgullo o arrogancia no desean tu ayuda porque se sienten insultadas. Creen que las ves como personas débiles y eso les incomoda. Ante esto, no te esfuerces. Las personas que de buenas a primeras rechazan tu ayuda no merecen que sigas insistiendo, más que nada porque lo harás peor. Ayuda y da, deliberadamente, a aquellas personas que de verdad lo necesiten. Personas que pueden ser cercanas o totalmente desconocidos.
Dar y ayudar también puede ser una muy buena forma de hacer buenas amistades, de interactuar con los demás y descubrir personas muy especiales y bellas. Nunca olvides que recibes lo que un día sembraste. Aunque no recibas nada, el placer que sientes al dar y ayudar de forma desinteresada no te lo podrá dar nada más. Además, piensa que las cosas buenas que das, las cosas buenas que tú haces, eso es lo que recibirás el día de mañana. Todo lo que hagamos influirá en nuestro futuro. ¡Cómo quejarnos de lo mal que nos va si en un pasado actuamos con maldad! La bondad, el bien por hacer el bien, es lo que realmente luego da sus frutos. Da sonrisas y recibirás sonrisas, reparte bondad y recibirás bondad.
El mundo es un lugar que aún tiene muchas cosas que descubrirte. Cosas que son positivas. Pero debemos empezar a apreciar esos pequeños actos que, en ocasiones, no le damos la importancia que debiéramos. Lo que daremos, lo recibiremos, de alguna u otra forma.