el oxigeno...
Publicado por Patricio Varsariah el sábado, marzo 26, 2016
Y aunque me ponga pasteloso aproximadamente a partir de la línea 3 o 4, tengo que dejar claro que, diga lo que diga.......

.............Vivir es que los amores se rompan y lleguen otros que también se romperán o no. Mis amores me traicionarán y hasta es posible que yo mismo los traicione. En esto que llamamos vivir, sé que dañaré y seré dañado. Y que no siempre será de forma inocente ____________
_____________de todos modos estaré encantado de que nunca se desanuden los nudos que de verdad importan.
Porque no lo quiero.
Porque no lo quieres.
Porque no queremos.
Que hablaremos de otro modo y desde otra distancia, tal vez, pero que seguiremos hablando. Porque estamos coincidiendo en este tiempo y en este espacio y no hay forma de remediarlo y parece ser que tampoco queremos.
Vivir también es que la casa esté sucia y desordenada, tener deudas, proyectos imposibles y sueños que tal vez y que llegan cuando hemos dejado de quererlos con ansia. Vivir es que los hijos critiquen a los padres y que ellos no se atrevan a abrazarlos sin más intención y ganas que el abrazo cómplice del “viví esto hace mucho tiempo y así peleé, en pelea de gallos, con mi propio padre. Y perdió. Y no gané. Pero eso lo supe mucho más tarde”.
Vivir, sobre todo, es meter la pata y sacarla y volverla a meter en el mismo sitio como si no recordáramos que fue allí donde juramos que nunca más y lo olvidamos y por eso repetimos con cara de asombro y de cómo puede ser que otra vez.
Es sorprenderse y apostar de nuevo por lo más alto en el claro de un bosque o la cima de una montaña donde la comodidad y la plenitud se encuentran conmovidas por estar de nuevo juntas.
Soy un ser humano imperfecto acompañado de seres humanos e imperfectos (crean lo que crean y créeme, quienes me acompañan están convencidos de ser lo más de lo más con quienes me desencuentro y a quienes exijo ser lo que ni son ni pueden ser.
Lo más hermoso de todo es que pese a todo__________________ a muchos se nos escapa del corazón, y sin pretenderlo, una suerte de amor dulce y limpio que merece la pena vivir durante mucho más de un siglo.
Eso sí, insisto:

he dicho....

he dicho....