El Karma: No Es Destino, Es Elección
Publicado por Patricio Varsariah el viernes, octubre 31, 2025

Olvida por un momento lo que has oído sobre el karma. No le des tantas vueltas a la mística. En esencia, solo significa acción. Un ciclo de causa y efecto donde todo lo que haces, dices o piensas genera consecuencias. Es la ley de causa y efecto, la que ya conoces, pero con una profundidad más íntima: mis acciones tienen consecuencias, ahora y en el futuro.
Como dice el proverbio: “Eres libre de elegir, pero no eres libre de las consecuencias de tu elección.”
El karma no es destino. Es retroalimentación. Y lo que realmente importa es cómo la manejas. No es lo que te sucede. Es lo que sucede a través de ti. O, mejor dicho, cómo reaccionas ante lo que te sucede. Tu reacción interna, tus batallas emocionales, tus respuestas a la vida... Eso es karma. No las experiencias en sí, sino tu forma de responder a ellas.
No puedes controlar cómo te tratan los demás, pero sí puedes elegir cómo responder. Ese es tu único poder real. Ahí nace el karma: en tu reacción, no en el evento. Tu jefe te endosa una tarea de última hora. El evento, en sí mismo, es neutral.Tu reacción lo transforma. Puedes hacerlo con resentimiento, sintiéndote víctima. El karma que creas es estrés, enojo e impotencia. O puedes reconocer la molestia, respirar y verlo como un reto. El karma entonces se convierte en orgullo, eficiencia y calma.
Mismo evento, dos karmas distintos. Ahí es donde muchos se equivocan: se enfocan solo en la acción externa, y olvidan que la verdadera transformación ocurre dentro.
No es lo que te sucede, sino cómo reaccionas a ello lo que importa. La batalla que libras en tu mente determina la paz o la guerra en tu vida. El universo refleja tu estado interior. Si te mantienes cínico, verás pruebas de que la vida es una broma. Si te mantienes abierto, empezarás a notar pequeños milagros cada día.
Claro, reaccionar bien ante la vida no es fácil. Es mucho más sencillo culpar, quejarse o caer en una espiral negativa. Cuando las cosas van mal, la mente se rebela: “¿Por qué a mí? Esto no es justo.” Tal vez no lo sea. Pero, ¿qué tiene que ver la justicia con el crecimiento? Al karma no le importa tu comodidad; le importa tu conciencia. Cuando dejas de luchar contra la experiencia y comienzas a aprender de ella, la realidad cambia. No afuera, sino dentro de ti.
He tenido mi buena dosis de desafíos. Momentos en los que la vida parecía una broma pesada. Pero cada vez elegí no perder la cabeza. Cada vez decidí mantener la calma. No desapareció el problema, pero sí cambió mi relación con él. El karma me estaba preparando. El karma es la afirmación constante de la libertad humana. Nuestros pensamientos, palabras y actos son los hilos de la red que tejemos a nuestro alrededor.
Una mirada práctica. Cuando alguien te trata mal, ese es su karma.Tu respuesta, la tuya.Puedes reaccionar con violencia y perpetuar el ciclo, o puedes salirte de él. No se “gana” con la venganza ni con la autocompasión. Se gana eligiendo una respuesta más consciente cuando la situación exige reacción. Tu reacción siempre es tu karma. No es misticismo. Es humanidad. Me veo reflejado en cómo respondo, sobre todo cuando las cosas se complican.
“¿Qué energía quiero alimentar ahora mismo?”
Esa es la pregunta que me hago cuando todo se tuerce. Porque nada sale siempre como se planea. Y es justo ahí cuando el karma se vuelve real. Es fácil ser espiritual cuando la vida va bien. La verdadera prueba llega cuando estás a punto de perder la cabeza. Cada arrebato, cada rencor, cada intento de represalia se vuelve contra ti. Tu yo del futuro, siempre te ruega que te calmes. Pero a veces estás demasiado enfadado para escucharlo.
“¿Pero estaba estresado?” No lo uses como excusa. Te arrepentirás antes del atardecer, quizá cinco minutos después. El karma no siempre tarda décadas; a veces es instantáneo. Es esa punzada en el estómago cuando sabes que actuaste desde el ego, no desde la verdad. El karma no se trata solo de moralidad. También es energía.
Cuando permaneces enfadado, la gente a tu alrededor lo refleja. Encuentras más motivos para seguir molesto. Pero cuando dejas de alimentar el drama, todo cambia. Puedes enfurecerte un momento, sí. Pero luego eliges. Esa elección —ese instante consciente— es karma en tiempo real. Reaccionar bien no es fingir calma. Es distinguir entre lo que merece tu energía y lo que merece tu silencio. Y casi siempre, el silencio gana.
No tienes que demostrar tu enojo. Deja que tu calma despierte la curiosidad de los demás. Cuando dejas de discutir con la vida, la vida deja de discutir contigo. No es solo sabiduría espiritual. Es física. Toda acción tiene una reacción. Pero cuando aprendes a responder, en lugar de reaccionar, cambias la ecuación.
El karma no tiene que ver con la justicia. Tiene que ver con la consciencia. Así que, la próxima vez que alguien ponga a prueba tus límites o la vida te presente un obstáculo emocional, recuerda: Cómo reaccionas es cómo vives.
Gracias por leer.
Patricio Varsariah.
Al reflexionar sobre lo que se lee, se desarrolla la empatía, la creatividad y el pensamiento crítico. Es un diálogo silencioso con uno mismo.