Admiramos a las personas por diferentes motivos, pero las amamos sin motivos. 

El desengaño personal acompañada de autocompasión y autodesprecio son el talón de Aquiles de la humanidad moderna y representan la debilidad del espíritu humano.

Quizás uno de los peores sentimientos que podemos experimentar los seres humanos es el desengaño. El desengaño va más allá de la rabia, más allá del dolor, más allá del odio. El desengaño vuela y camina por encima de todos ellos, porque le acompaña la burla, el desdén y la hipocresía. Pienso que más de una vez hemos sufrido algún desengaño de tipo afectivo, sino lo estamos sufriendo en estos momentos.

Indudablemente es una experiencia realmente desagradable, por la que todos pasamos a lo largo de nuestra vida, aunque se suele decir que eso nos hace fuerte, pero personalmente no se lo deseo a nadie. 

En definitiva, no se puede negar que el desengaño duele, al principio siente como un golpe seco que te deja sin aliento, luego duele en cada milímetro, pero ¿es esto negativo? no lo creo, el desengaño es la liberación, es alcanzar un poquito de eso que se ha buscado incasablemente desde tiempos ancestrales, es alcanzar un poquito de aquello sobre lo que tanto disertaban los filósofos; “la verdad”.

Si dejamos que el desengaño nos paralice, si culpamos a los demás, no vamos a llegar a ninguna parte. 

El desengaño es un dolor que corroe los sueños de bondad, de amor, de cualquier valor que importe, incluso la creencia misma en la vida.

En cambio, podemos aprender, a tolerar los desengaños, a aceptar a las gentes en sus propios términos y aceptarnos a nosotros mismos con nuestra carga emocional y nuestra sensibilidad. Si así lo hacemos, las relaciones afectivas tienen el poder de curarnos y ayudarnos a superar nuestras heridas.

En cierto modo, enfrentar el desengaño, es como despedirse de sueños imposibles. Si nos enfadamos y nos encadenamos en algo inexistente, no podremos tener una clara visión de lo que sí existe. 

Nada duele, envenena ni enferma tanto como el desengaño. Porque el desengaño es un dolor que siempre proviene de una esperanza desvanecida, una derrota que siempre proviene de una confianza traicionada, es decir, del cambio radical de alguien o algo en lo que creíamos. Y cuando la sufres, te sientes engañado o engañada, burlada/o, humillada/o. Víctima de una injusticia inesperada, de un fracaso inmerecido. 

Todos vamos a la caza de sueños perdidos y queremos de alguna manera, compensar las frustraciones tempranas, pero no tenemos por qué andar atados a moldes de desengaños, tenemos que hacer la paz con ellos.

Que tengas un día maravilloso y gracias por leer.

Patricio Varsariah.
La vida es el disfrute de la decepción. La muerte es el cenit de la desilusión.