Toda relación humana se inicia dando y tomando, y con el dar y el tomar también comienzan nuestras experiencias de inocencia y de culpa. Quien da también tiene derecho a recibir y quien toma, también se siente obligado. El derecho en un lado y la obligación en el otro son el patrón fundamental de culpa-inocencia en toda relación. Este patrón sirve al intercambio entre dar y tomar, ya que ambos, tanto el que da como el que toma, no están tranquilos hasta que no se dé la compensación, hasta que el que tomó también da, y el que dio también toma.

Siempre que recibimos algo de otros, por muy bello que sea, perdemos nuestra independencia y nuestra inocencia, puesto que, tomando, nos sentimos obligados y en deuda con la persona que dio. Experimentamos esta culpa como malestar y como presión, obligación, por lo que intentamos librarnos de ella dando nosotros mismos. No hay tomar sin este precio.

La inocencia, en cambio, se experimenta como placer. La sentimos como el derecho a la reivindicación cuando hemos dado sin tomar, y cuando damos más de lo que tomamos. Y la sentimos como levedad y libertad cuando no estamos obligados a nada, por ejemplo, cuando nosotros mismos no necesitamos o tomamos nada y muy especialmente, cuando también hemos dado después de haber tomado.

Te invito a reflexionar en los siguientes comportamientos y formas de respuesta entre el dar y recibir: Algunos pretenden conservar su inocencia negándose a participar. Prefieren cerrarse en lugar de tomar. De esta manera tampoco están obligados a nada. Esta es la inocencia de los no-jugadores que no quiénes ensuciarse las manos. Por eso, muchas veces se creen especiales o mejores. Sus vidas, sin embargo, sólo funcionan al mínimo y, en consecuencia se sientes vacíos y descontentos, este comportamiento se llama LA HUIDA.

El ideal altruista, esta segunda forma de experimentar la inocencia es el derecho a exigir de otros cuando yo les he dado más de lo que ellos me dieron a mí. Pero tan exigente libertad de obligaciones resulta hostil para cualquier relación. Ya que quien únicamente quiere dar, se aferra a una superioridad que no debería ser más que pasajera porque de lo contrario se le niega la igualdad de rango al otro, puesto que de aquel que no quiere tomar nada, los demás muy pronto no quieren recibir nada tampoco. Así se retiran y se enfadan con el. Tales altruistas permanecen solos, sintiéndose amargados con frecuencia.

El intercambio es la tercera y más bella forma de experimentar la inocencia es la descarga una vez se consigue el equilibrio, cuando tanto hemos tomado como dado. Pero no solo hay que tener en cuenta el equilibrio, sino también el nivel del intercambio. Un intercambio reducido entre dar y tomar aporta poca ganancia; el gran intercambió , sin embargó, enriquece y viene acompañado de un sentimiento de plenitud y de dicha. Esta dicha no cae del cielo, se crea. En el intercambio a un nivel tan alto tenemos la sensación de levedad y de libertad, y de justicia y de paz. De entre todas las muchas posibilidades de experimentar la inocencia esta será la más liberadora,esta inocencia está satisfecha.

En las relaciones de pareja he visto lo que ocurre cuando no se tiene en cuenta este orden del amor. En el amor, algunos tienen la siguiente idea: amor significa que tú me tienes que dar y que yo no tengo que hacer nada; de la misma manera que un niño experimenta a su madre. Una madre cuida a su hijo de manera absolutamente desinteresada. Pero ésta es una experiencia que de pequeños hicimos; es una experiencia inadecuada para una relación de pareja. Una relación entre adultos prospera cuando existe la necesidad de equilibrio, unida al amor. Ambos elementos incremental el intercambio.

Uno de los comportamientos mas bellos, El agradecimiento: Una posibilidad para poder alcanzar el equilibrio entre el dar y el tomar, es el dar las gracias. Cuando estoy dando las gracias no rehuyó el dar. A veces es la única respuesta correcta al tomar. Junto a la idea del equilibrio, al dar las gracias se vincula a los miembros de un sistema social. Si das las gracias reconoces que tú me das, independientemente si yo en algún momento podré pagártelo, y lo tomo de ti, como un regalo. Y quien lo acepta el agradecimiento dice: “tu agradecimiento y tu amor me valen más que todo lo que aún puedas hacer por mí”, reafirmando lo que significamos el uno para el otro.

Cuando el balance entre lo que das y lo que recibes no está equilibrado, pueden aparecer emociones que llevan a sentirnos  explotadas y decepcionadas. Sin embargo, también sirve de la manipulación encubierta para obtener sus resultados deseados. Hay mucho que decir sobre esto. Por diversas razones, se nos ha enseñado más a dar que a recibir, de hecho en ocasiones al recibir puede aparecer una sensación incomoda en el cuerpo. Dar, darnos y quedarnos vacíos es más común de lo que imaginamos. En lo personal, me ha costado trabajo aprender a recibir. Crecí con la idea de que tenía que ser totalmente independiente y  que si iba a pedir ayuda tenía que ser sólo en casos extremos, no debía molestar. Ha sido todo un proceso de aprendizaje. Quizá esto te resuene!

Gracias por leerme y compartir,