Los humanos tenemos una tendencia natural a buscar control y estabilidad en nuestras vidas. A menudo deseamos dar forma a nuestras circunstancias, influir en los resultados y administrar las variables que afectan nuestro bienestar. El deseo de control surge de nuestra necesidad de seguridad y estabilidad. 

Queremos asegurarnos de que las cosas salgan de acuerdo con nuestros planes y expectativas. Por lo tanto, nuestro apego a resultados o circunstancias específicos, creyendo que nuestra felicidad depende de ellos.

La felicidad y la libertad comienzan con una clara comprensión de un principio: algunas cosas están bajo nuestro control, y algunas cosas no lo están. Es solo después de que se haya enfrentado a esta regla fundamental y haya aprendido a distinguir entre lo que puede y no puede controlar esa tranquilidad interna y la efectividad externa es posible.

Nuestra infelicidad proviene de la tensión entre nuestro deseo de control y la realidad de lo incontrolable. Se fija en factores incontrolables como las acciones y decisiones de otras personas, eventos y circunstancias pasados, ciclos económicos y tiempo o suerte es una pérdida de tiempo precioso. Es una búsqueda inútil que drena nuestra energía y desvía nuestra atención de esfuerzos más productivos y satisfactorios.

Cuando nos consumimos experiencias de vida incontrolables, experimentamos más estrés, frustración, ansiedad y decepción. Las complejidades e incertidumbres de la vida hacen que sea imposible tener un control completo sobre todos los aspectos de nuestras vidas. El deseo de control se manifiesta en nuestras relaciones, aspiraciones profesionales, salud y estados emocionales.

Sin embargo, la vida es inherentemente impredecible y está sujeta a innumerables factores fuera de nuestro control. No podemos controlar las acciones de los demás, el desarrollo de eventos o las circunstancias externas que nos afectan. A pesar de nuestros mejores esfuerzos, a menudo nos enfrentamos a situaciones que eluden nuestro control y desafían nuestras expectativas.

Cuando nos aferramos a la creencia de que podemos controlar todo, nos preparamos para la decepción y la infelicidad. Se convierte en una lucha interminable contra lo incontrolable, ya que buscamos constantemente cambiar aspectos de la realidad que simplemente están fuera de nuestro alcance.

La implacable búsqueda del control nos hace miserables. La felicidad es dejar ir de cómo crees que se ve tu vida y celebrarla por todo lo que es. Vale la pena mantener una perspectiva que se basa en los principios de aceptación, resistencia y limitaciones del esfuerzo humano.

La verdadera felicidad y satisfacción radica en aceptar las limitaciones inherentes de nuestro control. Nos invita a reconocer que hay aspectos de la vida que están más allá de nuestra influencia, y en lugar de luchar contra ellos, podemos encontrar la paz adaptando algunos eventos de la vida.

No significa pasividad o renuncia frente a la adversidad. En cambio, fomenta un cambio de enfoque hacia las cosas que podemos controlar: nuestras actitudes, respuestas y estados internos. Navegar por la naturaleza impredecible de la vida con mayor facilidad, cultivo de resiliencia, sabiduría y control emocional.

Aceptar cosas más allá de su control fomenta una sensación de humildad e interconexión. Nos recuerda a nuestro lugar en el gran esquema de las cosas, enfatizando que somos parte de un universo vasto y complejo con sus propios ritmos y fuerzas.

Nos abrimos a una comprensión y apreciación más profunda del mundo que nos rodea cuando renunciamos a nuestro deseo de control total.

Una recopilación adjunto al control es una fuente de sufrimiento. Tenemos poder sobre la mente, no eventos externos. Date cuenta de esto, y encontrarás fuerza. El apego a resultados específicos es una fuente de miseria. Nos ciega a la fluidez y la impermanencia de la vida, evitando que experimentemos y apreciamos completamente el momento presente. Nos preocupamos por tratar de cambiar o manipular factores externos, descuidando nuestro estado mental interno y bienestar.

Reconoce las limitaciones de tu control y cambia tu enfoque hacia adentro. Es clave para cultivar una sensación de paz interior y aceptación. No significa abandonar sus objetivos o aspiraciones, sino adoptar un enfoque más flexible y adaptativo para una vida mejor.

Podemos establecer intenciones, hacer esfuerzos, tomar acciones y lograr objetivos, pero también reconocemos que los resultados son inciertos y pueden verse influenciados por factores fuera de nuestro control.

Reconsideremos nuestra relación con el control, y así Encontraremos una mayor paz, resistencia y una conexión más profunda con la naturaleza siempre cambiante de la existencia cuando aceptemos las limitaciones inherentes de nuestra influencia.

La tarea principal en la vida es simplemente esta: identificar y separar los asuntos para que pueda decirte claramente a ti mismo, que no están bajo mi control, y que tienes que ver con las elecciones que realmente controlas. Eso significa que nuestra felicidad no debe estar vinculada a ningún resultado en particular, abogando por virtudes como sabiduría, aceptación, coraje y calma para navegar con gracia los altibajos de la vida.

Podemos encontrar un sentido más profundo de satisfacción y libertad cuando separamos nuestra felicidad de los resultados externos y abrazamos lo incontrolable. En lugar de centrarte en el resultado, haz tu mejor esfuerzo ahora mismo. Es menos probable que estés decepcionado si no obtienes el resultado deseado.

Permanecer en el momento presente también te ayudará a evitar quedar atrapado en tus pensamientos sobre el futuro. Cambia tu atención al presente. Abrasa el aquí y ahora, y participa completamente en tus tareas y responsabilidades. Distinga entre lo que hay dentro de tu control y lo que no. Dirige tu energía hacia lo que puedas controlar, como tus pensamientos, actitudes y acciones, en lugar de preocuparse por los resultados fuera de tu influencia.

Nos ponemos menos estresados y más resistentes cuando nos separamos de los resultados. También estamos más abiertos a nuevas experiencias y posibilidades. Libérate del estancamiento de tratar de controlar todo más allá de tu influencia. No perpetúes un ciclo de angustia emocional y frustración en tu vida.

Manténgase seguros, saludables y tenga un productivo día.

Patricio Varsariah.