Diseñar nuestra versión de la buena vida.
Publicado por Patricio Varsariah el jueves, junio 22, 2023

Elegir hacia dónde ir, elegir los caminos que nos lleven a nuestros objetivos. Entender que la soledad es una ventaja, no una adversidad. Y animarse a viajar. Animarse a aceptar, animarse a crecer, animarse a caminar sin saber qué vamos a encontrar, pero con el claro objetivo, de haber emprendido el viaje para encontrarse a uno mismo.
Recuerda, no hay una forma correcta de vivir tu vida. Lo más importante es encontrar lo que funciona para ti y vivir tu vida con intención. Con las pequeñas pero esenciales reglas como guía que comparto contigo, estoy seguro de que crearás una vida realmente satisfactoria y significativa.
En la búsqueda de una vida plena, han surgido innumerables ideologías a lo largo de la historia humana, cada una ofreciendo su propio conjunto único de pautas y principios. La búsqueda de la buena vida ha cautivado las mentes de los pensadores, obligándonos a reflexionar profundamente sobre la naturaleza de la existencia, el propósito y la felicidad.
Hoy, nos embarcamos en un viaje ideológico guiado por la noción de que nuestras vidas son como un lienzo que espera ser pintados, conformados por nuestras elecciones y valores. Si bien ofrecen orientación, estas reglas no son mandamientos rígidos, sino principios flexibles que pueden adaptarse e interpretarse de acuerdo con nuestras circunstancias y aspiraciones. Nos invitan a diseñar nuestra versión de la buena vida y emprender un viaje de por vida de autodescubrimiento, superación automática y autotrascendencia.
En el núcleo del proceso activo de diseño de la vida se encuentra el reconocimiento de que la buena vida es un concepto profundamente personal y subjetivo. No se puede destilarse en una sola fórmula o conjunto de reglas universales aplicables a todos nosotros. En cambio, requiere introspección, autorreflexión y una comprensión genuina de nuestros propios deseos, aspiraciones y valores.
Solo vives una vez, pero si lo haces bien, una vez es suficiente. La buena vida exige un compromiso con la pregunta fundamental: ¿Qué nos importa realmente? Definir lo que una buena vida significa es complicado en razón de que a menudo nos quedamos atrapados en la definición de éxito y felicidad de la sociedad.
Pero es importante recordar que la versión de todos de la buena vida difiere.
Tomémonos un tiempo para reflexionar sobre lo que realmente nos trae alegría y realización. ¿Pasar tiempo con sus seres queridos? ¿Persiguiendo sus pasiones? ¿O tener un impacto positivo en el mundo?
Una vez que tengamos una visión clara de lo que significa una buena vida, tomar decisiones que se alineen con nuestros valores y objetivos se vuelve más fácil.
Tomar posesión de nuestra vida. Esta regla se trata de asumir la responsabilidad de nuestras acciones, decisiones y bienestar. Es fácil culpar a los factores externos por nuestra infelicidad o falta de éxito. Pero la verdad es que podemos crear nuestra propia realidad. Por lo tanto, tomemos posesión de nuestra vida y se empoderemos para tomar el control de la trayectoria de nuestra vida. Avanzando y creando la vida que deseamos.
Elijo hacer del resto de mi vida lo mejor de mi vida. No demos por sentado la autoconciencia. Para construir una vida que se alinee con nuestros anhelos más profundos, debemos embarcarnos en un viaje de autodescubrimiento. Eso significa examinar nuestras pasiones, fortalezas y debilidades y desentrañar las capas de acondicionamiento impuestas por la sociedad e influencias externas.
Reflexionemos regularmente sobre nuestros pensamientos, emociones y comportamientos. Comprendamos nuestras fortalezas, debilidades y áreas para el crecimiento. La autoconciencia nos permite tomar decisiones conscientes y corregir el curso cuando sea necesario. A través del proceso, reconocemos el tejido distintivo de nuestra individualidad, aceptando nuestros defectos y potencial.
Una vez armados con autoconciencia, nos aventuramos en el ámbito de los valores. Explorando nuestra brújula ética. Discernir los principios y virtudes guiando nuestra acción y moldeando a nuestro personaje.
Para algunos, puede ser la búsqueda de la verdad y el crecimiento intelectual, mientras que otros pueden priorizar la compasión, la justicia o la creatividad. La elección de los valores es profundamente personal, pero a través de estos valores, encontramos la base sobre la cual se construye nuestra buena vida.
Abrazar el poder de la intencionalidad. Esta regla nos llama a ser conscientes y deliberados en nuestras elecciones y acciones. Vivir una vida intencional significa alinear nuestros pensamientos, palabras y hechos con nuestros valores y aspiraciones más profundos.
Implica establecer metas claras y elaborar una visión para el futuro sin dejar de ser consciente del momento presente. Se trata de tomar posesión de nuestras vidas y convertirse en participantes activos en lugar de simples espectadores.
Mientras navegamos por las complejidades de nuestra existencia, recordemos el valor del equilibrio. La buena vida no es una búsqueda implacable de un ideal a expensas de todos los demás. Necesita una integración armoniosa de ocio, soledad y compañía, o esfuerzos físicos e intelectuales.
Se esfuerza por el equilibrio en diferentes áreas de nuestra vida, como trabajo, relaciones, salud, ocio y desarrollo personal. Evitando el enfoque excesivo en un aspecto a expensas de los demás. Priorizando el autocuidado y manteniendo los límites saludables. Conservando el equilibrio nos permite cultivar un enfoque holístico de la vida, fomentar nuestro bienestar y evitar el dominio indebido de cualquier aspecto único.
En nuestra búsqueda de la buena vida, debemos recordar adoptar el crecimiento y la adaptación. La vida es un proceso dinámico, y nuestra comprensión y circunstancias evolucionan a medida que avanzamos. La buena vida es un proceso, no un estado de ser. Es una dirección, no un destino. Es esencial permanecer abierto a nuevas experiencias y aprender continuamente, desaprender y reevaluar nuestras creencias y perspectivas.
El crecimiento implica salir de nuestras burbujas seguras y adoptar desafíos y contratiempos como oportunidades para el desarrollo personal. Abrazando las paradojas y los misterios de la vida. La buena vida no es un camino lineal, sino un tapiz tejido con hilos contrastantes de alegría y tristeza, éxito y fracaso, certeza y ambigüedad.
Aceptemos las complejidades inherentes de la experiencia humana para encontrar belleza, sabiduría y crecimiento. El viaje de la buena vida se trata de aceptar el proceso continuo de convertirse, evolucionar continuamente y refinar nuestra comprensión de lo que significa vivir bien. Cultivemos el sentido de asombro y curiosidad. La buena vida no se trata únicamente de lograr objetivos predefinidos, sino nutrir una sed insaciable de conocimiento, exploración y crecimiento.
Abordar la vida con curiosidad infantil. Permaneciendo abierto a nuevas ideas, perspectivas y experiencias para expandir nuestra comprensión del mundo y nosotros mismos continuamente. Practicar soledad e introspección. Tallar momentos de quietud y contemplación se vuelve esencial en un mundo que a menudo fomenta la estimulación constante y la validación externa.
Retirarnos a la soledad para crear el espacio para escuchar nuestra voz interior, reflexionar sobre nuestros valores y conectarse con nuestro ser más profundo. La soledad permite la autorreflexión y el autodescubrimiento, lo que nos permite tomar decisiones auténticas y alineadas con nuestros verdaderos seres.
Fomentar una sensación de interconexión con los demás. La buena vida no es una búsqueda aislada; al contrario, prospera en armonía con la interconexión de la humanidad y el mundo en general. La buena vida está construida con buenas relaciones. La buena vida se extiende más allá de nuestro círculo inmediato y abarca una responsabilidad hacia los demás. Cultivar la empatía, la compasión y el fomento de conexiones significativas son componentes vitales de una existencia satisfactoria.
Rodearse de personas de apoyo y positivas que te inspire y motiven. Nutrir relaciones profundas y significativas que contribuyan a nuestro mejor yo.
Una vida bien diseñada es una vida generativa: es constantemente creativo, productivo, cambiante, evolucionando, y siempre existe la posibilidad de sorpresa. Revisando y actualizando regularmente nuestros objetivos para asegurarnos de que sigan siendo relevantes y alineados con nuestro propósito. La vida no examinada no vale la pena vivir.
Vivir una vida vital. Si vives bien, ganarás bien. Si vives bien, se mostrará en tu cara; Se mostrará en la textura de tu voz. Habrá algo único y mágico sobre ti si vives bien. Infundirás no solo tu vida personal sino también tu vida comercial. Y te dará una vitalidad que nada más puede dar.
«Siembra calma… y cosecharás serenidad»
Patricio Varsariah.