Tengo desordenado el baúl de mi memoria se me llenó de sueños que murieron por el camino y ahora gravitan en el tiempo de la nada están ahí revueltos con mi biografía y se me parte el alma de verlos muertos en vida con sus ideas delirantes que chispearon mi corazón y me viajaron apasionado en su alfombra mágica con la maleta llena de sol y un billete a las estrellas.

Tengo fama de triste para los alegres perpetuos y a veces me pregunto si alguien me operó los ojos en el quirófano de la tristeza o puede que ocurra que mi realidad es de saldo de estar por casa escondido para que no manche tantas felicidades Disney o quizás deba ser que no ando por las nubes y sólo respiro verdades dolorosas como puñales pero no tengo ojos de madera si miro por la ventana veo días de sol y también los de lluvia sé de algún ángel humano y de mil egoístas cotidianos me duelen las personas malas hasta el tuétano de los huesos puedo pasar horas en soledad aunque abrazaría a cada árbol y por la vida de un niño daría lo que queda de la mía y si mis escritos son tristes espero que me perdonéis no quiero contagiar a nadie ni desinflarle a versos su mágica nube de algodón.

Es inescrutable el destino de nuestras frágiles vidas colgadas de un hilo ignorado que las sostiene apenas deshilachándose cada segundo sobre el vacío definitivo pues no sabemos nada ni tan sólo si habrá mañana o si ese beso de hoy tan rutinario de corazón maltratado en la monotonía debió ser el más hermoso el más desgarrado de todos por ser el último y avanzamos autistas por el camino desconocido con ínfulas de inmortalidad transitando la ruta misteriosa que soñamos cristalina hacia el final inapelable de nuestros días alquilados ignorantes de la tragedia que nos espera agazapada en cualquier tiempo y lugar.

Ahora que la madrugada y yo nos miramos en silencio viudos de tu presencia ahora que me expatriaste de ti que ya no te tengo, que ya no te existo ahora que nos evitamos busco en lo que queda de mí sin encontrar nada que ofrecerte no tengo lágrimas para llorarte no me quedan abrazos para darte no dispongo de besos para ahogarte no encuentro palabras para soñarte solo tengo un agujero enorme por donde me voy cayendo a la velocidad de la pena.

No necesito fugarme para ya estar lejos pues ejerzo de exiliado del mundo que contemplo con sangre en las alas y dolor en el pecho Herido por egoísmos que me desolaron voraces de amargas envidias que arañaron mi corazón me volví apátrida de mi propia humanidad y huí de la mediocridad de la amistad de plástico de la negra mezquindad con alma de ermitaño tristeza de huérfano y soledad de náufrago.

No quiero compasión no la merezco no he sufrido nada/ mirad el mapamundi no el del primer mundo mirad el de la gente que muere de sed o hambre ya sabéis de que hablo de esos mundos que son nuestros aunque no lo parezca de esos niños muertos que no reconocemos como también nuestros muertos de esos niños rotos esqueléticos de cuerpo y futuro que nos molestan mientras comemos ¿quién me compadece ahora? ¿quién malgasta conmigo sus palabras? ¿quién no tiene cinco minutos para dedicarles unas lágrimas? antes de seguir comiendo.

No sé si vivo no sé si respiro no sé si siento o lo sueño o quizás ya no existo más que en los recuerdos de algunas personas y éste es el después que jamás creí por eso tiemblo con la fiebre de la duda que me aturde sin piedad porque hoy miro al espejo y sólo me devuelve la caricatura de mi sombra.

El día que ya no esté cuando el sol para mí no salga no sólo moriré yo ni únicamente mi cuerpo morirán miles de recuerdos desvaneciéndose en la nada morirán otra vez mis muertos tan erosionados de olvido me darán día y hora un pedazo de vuestro tiempo casi mil grados de temperatura y una urna de diseño cumplido el protocolo erradicado de los hombres reinventado en cenizas cuando me quede ya sin nadie y sólo me hable el viento empezaré a morir otra vez en cada uno de vosotros con la erosión de mi recuerdo.

Aquí tienes mis ojos mis oídos y mi tiempo para ti cuando te venza el dolor o la soledad te derrote ese día que te audites y solo veas fracasos si te ahogas en lágrimas desesperadas y el sol de ti se olvidó acuérdate de mí aquí estaré como tu ángel de la guarda de carne y hueso.

Patricio.