Dejar ir no es darse por vencido.
Publicado por Patricio Varsariah el viernes, mayo 5, 2023

A menudo, ni siquiera te das cuenta de que estás bloqueando tus propias bendiciones presentes al aferrarte a todo con tanta fuerza. Es hora de empezar a soltar.
Dejar ir no es darse por vencido. Dejar ir es renunciar a cualquier apego obsesivo a personas, resultados y situaciones particulares. Rendirse significa aparecer en tu vida con la intención de ser tu mejor yo y hacer lo mejor que sepas, sin esperar que la vida siempre siga tu camino. Ten metas, ten sueños, toma medidas con un propósito y construye excelentes relaciones, pero sepárate de cómo debe ser la vida en cada paso del camino.
La energía de alguien que aspira a crear algo maravilloso, junto con este tipo de entrega, es mucho más poderosa y gratificante que la de alguien decidido a crear resultados con una mentalidad desesperada de necesidad. La entrega trae paz interior y conciencia, y no olvidemos que nuestras vidas externas son un reflejo de nuestro estado interior de ser.
Verdaderamente, cuando dejamos ir la forma en que “debería ser”, liberamos nuestras mentes para enfrentar los cambios y desafíos inesperados de la vida de la manera más efectiva posible…Vemos el mundo a través de una lente más clara. Aprendemos de nuestros errores y de los errores de los demás.
Creamos espacio para la aceptación, el cambio y el crecimiento. Y gradualmente comenzamos a sentirnos más en el flujo de la vida.
Dicho esto, no siempre me suelto cuando lo necesito. Y no siempre fluyo con la vida. De hecho, a veces hago exactamente lo contrario: aguanto incluso cuando lo sé mejor. Porque solo soy humano, y los seres humanos tienen la tendencia de aferrarse demasiado... ¡a casi todo!
Cuando me aferro demasiado, realmente puedo sentirlo en mis entrañas también. A menudo me siento ansioso, frustrado, irritado o molesto. Hay un anhelo de que las cosas sean diferentes de lo que son: un sentimiento de rechazo, fracaso o desesperanza...
¿Te identificas? Estoy seguro de que puedes de alguna manera. Todos luchamos con esto más a menudo de lo que nos damos cuenta. Y la gran mayoría de nuestro tormento puede aliviarse con una práctica saludable de soltar.
Entonces, comencemos recordándonos algunas cosas a las que normalmente nos aferramos mucho después de que es hora de dejarlas ir...
1. La forma en que las cosas “deberían ser” en este momento.
Tratemos de usar la frustración y los inconvenientes para motivarnos en lugar de molestarnos. Todos tenemos el control de la forma en que ve la vida. En lugar de enojarnos, encontremos la lección. En lugar de envidia, sintamos admiración. En lugar de preocuparnos, actuemos. En lugar de duda, tengamos fe. Recordemos que nuestra respuesta es siempre más poderosa que nuestra circunstancia presente. Una pequeña parte de nuestra vida se decide por circunstancias completamente incontrolables, mientras que la gran mayoría de nuestra vida se decide por nuestras respuestas. El resultado final depende en gran medida de cómo juguemos las manos que nos han repartido.
2. La forma en que solían ser las cosas.
No somos la misma persona que éramos hace un año, hace un mes o incluso hace una semana. Siempre estamos aprendiendo y creciendo, y la vida siempre está evolucionando. Aunque no podemos controlar todo lo que sucede, podemos controlar nuestra actitud sobre lo que sucede. Y al hacerlo, dominaremos gradualmente el cambio en lugar de permitir que nos domine a nosotros. Así que seamos humildes hoy. Seamos enseñables. El mundo es más grande que nuestra visión del mundo. Siempre hay espacio para una nueva idea o un próximo paso. Pero primero debemos aceptar el hecho de que es posible que las cosas nunca vuelvan a ser como solían ser, y que este final sea realmente un nuevo comienzo.
3. Errores pasados y errores de juicio.
Perdonémonos por las malas decisiones que tomamos en el pasado, por las veces que nos faltó comprensión, por las elecciones que accidentalmente lastimaron a otros y a nosotros mismos. Perdónate a ti mismo, por ser joven e imprudente. Todas estas son lecciones vitales. Y lo que más importa en este momento es nuestra voluntad de crecer a partir de ellos.
4. Un ardiente deseo de controlar lo incontrolable.
Seamos selectivos con nuestra energía hoy. Si podemos arreglar un problema, arréglenoslo. Si no podemos, entonces acéptenoslo y cambiemos nuestros pensamientos al respecto. Hagas lo que hagas, no intentemos invertir más energía de la que tenemos, tropezando con algo detrás de ti o algo que solo existe dentro de nuestra cabeza. A decir verdad, algunos de los momentos más poderosos de la vida suceden cuando encontramos el coraje para dejar ir lo que no se puede cambiar. Porque cuando ya no somos capaz de cambiar una situación, tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos, de crecer más allá de lo inmutable. Y eso lo cambia todo.
5. La fantasía de un camino perfecto (o tiempo para comenzar).
Con demasiada frecuencia perdemos el tiempo esperando que aparezca un camino, pero nunca aparece. Porque olvidamos que los caminos se hacen caminando, no esperando. Y olvidamos que no hay absolutamente nada en nuestras circunstancias actuales que nos impida progresar nuevamente, un pequeño paso a la vez.
6. La necesidad de comodidad y tranquilidad constantes.
Todo se vuelve un poco difícil e incómodo cuando llega el momento de cambiar. Eso es solo una parte del proceso de crecimiento. Las cosas mejorarán, un paso a la vez. Y ten en cuenta que tu esfuerzo nunca se desperdicia, incluso cuando conduce a resultados decepcionantes. Porque siempre te hace más fuerte, más educado y más experimentado. Así que cuando las cosas se pongan difíciles, sé paciente y sigue adelante. El hecho de que estés luchando no significa que estés fallando. Cada gran éxito requiere algún tipo de lucha digna para llegar allí.
7. La idea de que no tenemos lo que se necesita.
Cada situación difícil de la vida puede ser una excusa para la desesperanza o una oportunidad de crecimiento, dependiendo de lo que decidas hacer con ella. En medio de días particularmente difíciles cuando sientas que no puedes soportarlo, trata de recordarte a ti mismo que tu historial de superar días difíciles es del 100 % hasta ahora. ¡Tienes lo que se necesita! Esperanza.
8. Relaciones que nos hacen sentir menos nosotros mismos.
Deja que los demás te tomen como eres, o no te tomen en absoluto. Di tu verdad, aunque te tiemble la voz. Al ser tú mismo, pones algo hermoso en el mundo que no estaba allí antes. Y a la larga es más sabio perder a alguien por ser quién eres, que mantenerlo siendo alguien que no eres. Porque es más fácil llenar un espacio vacío en tu vida donde solía estar otra persona, que llenar el espacio vacío dentro de ti mismo donde solías estar TÚ.
9. Viejos capítulos de nuestras vidas que aún permanecen medio abiertos.
Vas a mezclarte con mucha gente en tu vida. Vas a tener los primeros besos que sientes hasta los dedos de los pies y piensas "Oh, Dios mío, la amo" o le amo”, pero en realidad... te encantó el beso. Vas a conocer a un amigo o amiga que crees que conocerás para siempre, pero luego algo cambiará y ustedes dos irán por caminos separados. Vas a explorar diferentes partes de tu vida con diferentes personas que no estarán en ella a largo plazo, y eso no es algo malo. La vida es una serie de historias, y la forma en que nuestras historias se cruzan es notable. A veces las personas están en nuestras vidas durante toda la historia. A veces son sólo un capítulo corto o dos. Se necesita una persona valiente para saber cuándo termina ese capítulo y luego pasar la página. Sé valiente. Acepta tus despedidas, porque cada “adiós” que recibes en la vida te prepara para el próximo “hola”.
10. La creencia de que siempre necesitamos más, más, más en este momento.
No siempre necesitamos más. Necesitamos aprecio. Porque a menudo damos por hecho las cosas que más merecen nuestra atención y gratitud. ¿Con qué frecuencia hace una pausa para apreciar su vida tal como es? Mire a tu alrededor ahora mismo y agradece... por tu salud, tu familia, tu trabajo, tus comodidades, tu hogar. Nada dura para siempre.
11.- Resiste la tentación de actuar con prisa. – El mayor daño surge cuando actúas con ira, acciones que pueden incluir rendirse demasiado pronto, consumir sustancias nocivas o incluso atacar a otra persona. Así que cada vez que notes que la ira se acumula dentro de ti, trata de no tomar ninguna forma de acción destructiva. En cambio, vuélvete hacia adentro y evalúa conscientemente lo que sea que esté surgiendo.
12.- Siéntate con tus sentimientos y dales espacio. – Dirígete directamente hacia la tensión que sientes, y solo sé un testigo. Ve como algo que está pasando a través de ti, pero NO ERES TU. Es un sentimiento, una nube oscura que atraviesa un vasto cielo, no un elemento permanente. Trátalo de esa manera. En lugar de obsesionarte con la presencia de la nube oscura, trata de ampliar tu perspectiva, dale el espacio que necesita para pasar. A veces se necesita un poco de distancia para volver a ver las cosas con claridad.
13.- Siéntate bien con no saber. – Ahora que te has dado el espacio necesario, dicete a ti mismo: “No sé por qué las cosas son así”. Y estar bien con este desconocimiento. Date pleno permiso para no tener respuestas concretas en este momento. ¿Cómo sería permitir que este momento se desarrolle sin saberlo? ¿Cómo es no saber lo que está pasando en los corazones y las mentes de los demás? ¿Cómo es no saber cómo responder al caos de la vida? ¿Cómo es estar aquí ahora mismo, sin sacar conclusiones precipitadas?
La conclusión es que cuando la vida te ofrece una dura dosis de realidad, los mejores primeros pasos consisten en sentarte en silencio y presenciar los pensamientos que te atraviesan. Simplemente presenciando al principio, sin interferir y ni siquiera juzgar, porque al juzgar demasiado rápido has perdido el testimonio puro. En el momento en que te apresuras a decir "esto es absolutamente terrible" o "las cosas deberían ser diferentes", ya has saltado de cabeza a la tensión caótica.
Se necesita práctica para crear una brecha entre la observación de los pensamientos y su respuesta a ellos. Sin embargo, una vez que la brecha está allí, se encontrará con una gran sorpresa: se vuelve evidente que tú no eres los pensamientos en sí mismos, ni la tensión y el caos que los influyen. Eres el testigo, un observador, capaz de dejarte llevar, cambiar tu forma de pensar y superar la agitación.
Gracias por tu generosidad y la paciencia de leerme, espero que hayas encontrado algo útil y si deseas puedes compartirlo ya que el saber aumenta si se comparte.
Patricion Varsariah.