Deja que el pasado guíe tu alma, pero que no defina tu vida.
Publicado por Patricio Varsariah el viernes, julio 25, 2025

Tenemos que dejar de esperar que el pasado pudiera haber sido diferente. No pudo. No lo es. No lo será. Esa esperanza es un peso muerto. Suéltala. Y avanza con más sabiduría. Deja que el pasado guíe tu alma, pero no defina tu vida.
Pensar en todas las maneras en que nuestra vida podría haber sido diferente, nos impide disfrutar del presente. Pero nuestra mente no nos suelta. Es una batalla diaria, y estamos en ella para ganar. Eso significa que tenemos que seguir haciendo el trabajo interno. El duro trabajo de ser conscientes de cuánto tiempo pasa en mi cabeza.
No importa cuán intensamente lo analice, nuestro pasado está escrito. No podemos viajar en el tiempo para encontrar una mejor versión de él. Esperar un pasado diferente nunca funciona para nadie. Las cosas que debería haber dicho. Las personas de las que debería haberme alejado antes. Las decisiones que me llevaron al dolor. Todo está en el pasado. "Si tan solo lo hubiera sabido mejor" no puede cambiar nada. Nuestro pasado no cambiará. Ni hoy. Ni nunca. El pasado está arreglado. Déjalo estar.
Rumiar sobre los arrepentimientos activa el cerebro por defecto. Esa es la parte relacionada con la depresión y la ansiedad. Cuanto más te quedas en tu cabeza, peor te sientes. No eres tú pasado. Eres la consciencia que observa el pasado. Hicimos lo mejor que pudimos. Punto.
Hiciste lo que sabías hacer, con lo que tenías en ese momento. Tu yo más joven no tenía la sabiduría ni la estabilidad que tienes ahora. Culparlo es como culpar a un niño por no saber caminar.
No somos lo que nos pasó, somos lo que elegimos convertirnos. Deja de castigarte por no ver las señales de alerta. Por no irte antes. Por decir demasiado o muy poco. Aprende. Llevo la lección. Luego sigo adelante.
El duelo es parte de dejar ir. Está bien lamentar la vida que no tuviste. La familia que deseabas. El amor que te rompió. La versión de ti mismo que nunca llegó a existir. Ese duelo es sagrado. Pero no dejes que se apodere de tu vida presente. Es una trampa. Puedes dar cabida a la tristeza sin caer en ella. Haz lo que debas. Pero cuando termines, levántate. Y vuelve a empezar. Lo que se interpone en el camino se convierte en el camino. Tu dolor no bloquea el camino; es el camino. Úsalo. Deja que te haga más amable, no más amargado. Más fuerte, no más cerrado.
El pasado vive en el cuerpo, no solo en la mente. El cuerpo lleva la cuenta, el trauma lleva la cuenta. Por eso reaccionamos de forma exagerada. E incluso nos cerramos. Sanar no es solo mental. Necesitas moverte. Deja de darle vueltas. Busca ayuda si es necesario. Camino mucho por la naturaleza. Ayuda. Haz lo que te funcione. No te quedes estancado en tu cabeza. Entra en tu cuerpo. Ahí es donde se produce la verdadera liberación.
La aceptación no es aprobación. Aceptar el pasado no significa que te haya gustado. Significa que te niegas a seguir discutiendo con lo que ya sucedió. Dejas de desear padres diferentes. Circunstancias diferentes. Una versión diferente de ti mismo. Acepta y luego actúa. Sea lo que sea que contenga el momento presente, acéptalo como si lo hubieras elegido. Trabaja siempre con él, no en su contra. Hazlo tu amigo y aliado, no tu enemigo. Esto transformará milagrosamente toda tu vida.
La aceptación radical te devuelve el poder. Tu historia no ha terminado. Tienes una mente que puede elegir un nuevo camino. Aún queda mucho por vivir. Puedes romper patrones generacionales. Puedes sanar viejas heridas. Puedes empezar de cero, incluso si el pasado fue traumático. Pero tienes que dejar de esperar que el pasado pudiera haber sido diferente. No pudo. No lo es. No lo será. Esa esperanza es un peso muerto. Suéltala. Y avanza con más sabiduría.
El perdón no es para ellos, es para mí. Cuando me negué a perdonar, me quedé estancado en el dolor. Le di al pasado poder sobre mi presente. Perdonar no significa excusar el daño. Significa dejar de permitir que controle tu vida. Te liberas del resentimiento. Eliges la paz en lugar de la amargura. Empieza por ti mismo. Perdona tu antigua versión. La que no sabías más. La que eligió la comodidad en lugar de la valentía. La que tenía miedo. Esa versión merece bondad, no vergüenza.
Algunas personas salen del trauma con más propósito. No a pesar de lo que sucedió. Sino gracias a ello. No hace que el dolor sea bueno. Lo hace útil. Puedes decidir qué significa tu pasado. Haz que signifique algo fuerte. Algo sagrado. El pasado ya pasó. El futuro no es real. Solo tienes el ahora. Y eso es todo lo que necesitas ahora mismo.
Cuando me doy cuenta de que me estoy apegando a los "qué hubiera pasado si..." y a los "debería haber...", vuelvo a mi cuerpo. Permanece aquí y ahora. Cada vez que regresas al presente, recuperas tu vida. Dejas de ser un fantasma atrapado en tu propia línea temporal. Vive hacia adelante, no hacia atrás.
Tienes cosas que hacer. Personas a las que amar. Belleza que crear. Sabiduría para compartir. Nada de eso queda atrás. Cuanto más vives en el pasado, menos energía tienes para el presente. Y necesitas tu energía ahora, para sanar, para crecer, para la alegría. No digo que olvides. Digo que perdones. Acepta. Integra. Luego, sigue adelante.
Desde hace muchos años deje que el pasado guíe mi alma, pero no defina mi vida. Abandone la esperanza de que mi pasado pudiera haber sido diferente. Lo acepte. Aprendí de él. Me libere. Elegí el presente. Elegí la paz. Ese es mi trabajo. Cada día. Vale la pena por mi paz mental. Yo lo valgo. Puedo decidir si mi pasado me arrastra como una carga o como sabiduría que llevo al futuro. Pude soltar la fantasía de que debería haber sido de otra manera.
En el momento en que abandonas la esperanza de que tu pasado pudiera haber sido diferente, haces espacio para la libertad. Para vivir la vida que no proviene de cambiar lo que fue, sino de apropiarte de lo que es. Aprópiate de tu historia. Toda ella. El dolor. Las lecciones. La resiliencia. No estás atrás. No estás roto. Estás transformando. Y tu futuro te merece todo, no la versión que sigue estancada intentando reescribir lo que ya terminó.
Déjalo ir. Aprovecha al máximo la vida que tienes ahora.
Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer.
Patricio Varsariah.