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Cuando miremos donde miremos, las noticias nos hacen sentir que las cosas no mejoran, empezamos a derrumbarnos. La economía asusta a la gente. Tienen todo el derecho a temer al futuro. Todo lo necesario para vivir bien sube año tras año. Es absurdo. La gente teme tomar decisiones importantes porque siente que el mundo podría cambiar drásticamente en un instante. 

¿Deberías cambiar de trabajo? ¿Mudarte de ciudad? ¿Formar una familia? ¿Saldar tus deudas? ¿O acaso las cosas mejorarán?

Cuando las cosas van mal, tu cuerpo lo nota. Si el miedo se prolonga, este desactiva precisamente aquello que necesitas para construir una buena vida: la creatividad, la paciencia, la memoria, el amor propio y la capacidad de pensar a largo plazo. La sobreexposición frecuente a las hormonas del estrés tiene consecuencias. No puedes construir una vida si todo tu organismo está atrapado en modo de supervivencia. Incluso es posible que algunas personas tengan trabajos estables, buena salud, ahorros decentes y aun así se sientan miserables. Porque la seguridad no es lo mismo que la plenitud. Los seres humanos no prosperamos en el estancamiento. Necesitamos espacio. Necesitamos una vida que no parezca una carrera de obstáculos. Te mereces algo mejor. Todos nos lo merecemos.

La gente está cansada de esperar a que todo vuelva a la normalidad. La buena noticia es que no todo está fuera de tu control. Puedes negarte a fingir que esto es normal. Niégate a dejar que la cultura del ajetreo se convierta en tu propósito. Tu ambición no se mide por tu capacidad de soportar el sufrimiento. Recupera tu autonomía, toma las riendas de tu vida. No puedes vencer a un sistema corrupto a base de mucho esfuerzo. 

Las noticias se alimentan de tu miedo. Limita tus fuentes. Selecciona cuidadosamente la información que recibes. Tu salud mental depende de ello. Analiza tu energía. 

¿Qué tareas, qué personas, qué compromisos te agotan en lugar de recargarte? Define tu propio "suficiente". ¿Qué necesitas para sentirte seguro, para sentirte libre? Puede que sea menos de lo que crees.

Te mereces algo mejor. No algún día. No cuando la economía se estabilice. Ahora. En este preciso instante. Construye tu vida de manera que el modo supervivencia sea opcional, no obligatorio. Te sorprenderá el espacio que se abre cuando replanteas cómo inviertes tu vida. El futuro es aterrador. Tienes todo el derecho a estar aterrorizado. Pero no podemos dejar que ese terror nos paralice. Debemos usarlo como combustible para construir algo que realmente funcione para nosotros. Nadie te debe la normalidad. Tú sí. Es la verdad incómoda pero necesaria.

El sistema no se arreglará solo. Tenemos que encontrar nuestros propios caminos. Nadie se baña dos veces en el mismo río, porque ni el río es el mismo, ni la persona es la misma. El sistema ha cambiado. Tú has cambiado con él. No podemos regresar a una realidad que ya no existe. Esperar a que las cosas vuelvan a la normalidad es autosabotaje.

Esperar es caro. Te cuesta más que dinero; te cuesta tiempo y sufrimiento mental. Cuando nos resistimos al cambio, se llama sufrimiento. Pero cuando podemos soltarlo por completo y no luchar contra él, cuando podemos aceptar la incertidumbre de nuestra situación y relajarnos en su dinamismo, a eso se le llama iluminación.

Cuando las cosas se calmen… es una ilusión. Las cosas no se calman. La vida es una sucesión interminable de acontecimientos. Si esperas un horizonte claro, pondrás tu vida en pausa en vano. Esperar a que las cosas cambien es una rendición a cámara lenta. El mundo no te debe estabilidad. Te la debes a ti mismo. 

¿Cómo es una vida que funcione para ti? Si valoras la libertad, ¿qué pequeño acto de rebeldía puedes realizar hoy para reclamarla? El futuro es aterrador. Pero el miedo es una señal. Es la forma ancestral de tu cuerpo de decirte: «¡Presta atención! Tu miedo es un catalizador para que la vida funcione según tus propios términos. Es la energía necesaria para la transformación».

No tengo todas las respuestas sobre cómo resultarán las cosas. Pero quedarse de brazos cruzados no funciona. Estoy construyendo mi vida activamente en este momento, en esta "normalidad incierta". Es la única manera de vivir. Hago lo que puedo con lo que tengo.

He aceptado lo que está sucediendo, pero estoy haciendo mi parte para superarlo. Debo seguir adelante. La vida seguirá conmigo o sin mí, de cualquier manera. Pero yo elijo mi propio ritmo. Así es como sigo adelante. No dejes que la incertidumbre sea una excusa para la inacción. Recupera el control. No puedes controlar lo que hacen los políticos influyentes, ni cómo evolucionará la economía. Eso está fuera de tu alcance. 

Pero sí controlas cómo inviertes tu tiempo en el trabajo, cómo ahorras, el ejercicio que haces y las conversaciones que tienes. Esa es la única libertad que importa. Tú eres responsable de tu respuesta. No malgastes energía en experiencias que escapan a tu control.

Concéntrate en los pequeños detalles prácticos del día a día que puedes cambiar. No digo que ignores la realidad, sino que la uses como ventaja. Empieza el curso. Desarrolla esa nueva habilidad. Dedícate a esa actividad paralela. No caigas en la trampa del "cuándo". Haré lo que me apasiona cuando tenga más dinero. Empezaré ese proyecto cuando tenga más tiempo. 

Tratamos a nuestro yo presente como meros contratistas para nuestro yo futuro, más merecedor. Es una forma brutal de vivir. 

La normalidad ha muerto. ¡Que viva lo que decidas hacer después! Esta es la vida "establecida". Este presente incierto y frustrante es la única realidad que tenemos. La inestabilidad no es una interrupción de tu vida; es tu vida.

El reto no es sobrevivir, sino habitarla. Hacer que "lo que es" funcione para ti. Y deja de buscar el camino de siempre. Deja de esperar el estado de ánimo "perfecto" para vivir. El estado de ánimo suele seguir a la acción, no al revés. Deja de esperar una hora perfecta e ininterrumpida para trabajar en ti mismo. Hay emoción en ser quien decide cómo es el camino ahora. Tienes capacidad de decisión. No la uses para luchar contra la incertidumbre. "La incertidumbre es la única certeza que existe, y saber cómo vivir La única seguridad reside en la inseguridad. En tiempos como estos, el destino no importa tanto como el impulso. El deseo de normalidad nace del miedo.

Queremos control. Queremos previsibilidad. Pero la estabilidad no es algo que se espera. Es algo que se construye en la vida, incluso cuando todo a nuestro alrededor se desmorona. Puede ser un proceso incómodo, pero nos pone al mando del rumbo de nuestra vida.

La “normalidad” pierde relevancia cuando podemos avanzar sin necesidad de permiso. Dejamos de esperar a que el mundo se calme y empezamos a recuperar la cordura mientras podemos. 

La gente está cansada de esperar a que todo vuelva a la normalidad. Yo también. Quizás el cansancio sea la etapa final de nuestro despertar. Basta ya de este circo. Trabajemos con lo que tenemos. La vida nunca ha sido normal. Siempre ha sido el presente. El objetivo es avanzar, más sabios y con menos paciencia con lo que no nos beneficia.

Aprende a bailar bajo la lluvia. O mejor aún, simplemente decide hacerlo. Camina bajo la lluvia. A tu propio ritmo. No te digo que te encante la lluvia. Te digo que compres un buen abrigo. Sé práctico. Adáptate. Los sistemas más resilientes no son los más fuertes, sino los más adaptables. Tú eres un sistema. Así que adáptate. Esto es todo. 

Así es la vida. La única manera de darle sentido al cambio es sumergirse en él, fluir con él y unirse al baile. Puede que el sistema haya agotado tu pasión por la vida. O tu cordura. Así que encuentra esa pequeña parte manejable que aún te interese y concéntrate en ella. Este es el verdadero trabajo. No esperes a que te salven.

No necesitas una gran meta que te dé sentido a la vida. Solo necesitas el siguiente paso. Dalo. Y construye algo, lo que sea, con lo que tienes o encuentras a tu alrededor. Esta es nuestra nueva normalidad. Es real y es nuestra. La espera ha terminado porque nosotros lo decidimos. No hay un «después de esto». Solo existe el ahora. Y este ahora, con toda su incertidumbre y preguntas sin respuesta, es el único lugar donde realmente podemos vivir. Es el único lugar donde podemos amar, trabajar y construir algo que importe. 

Deja de contener la respiración. Te está volviendo loco. El trabajo siempre será avanzar hacia un futuro tangible. Tu futuro. Aunque sea incierto. La acción es el antídoto contra la desesperación.

Al reflexionar sobre lo que se lee, se desarrolla la empatía, la creatividad y el pensamiento crítico. Es un diálogo silencioso con uno mismo.

Que hoy traiga paz a tu corazón, calidez a tus días y la promesa de nuevos comienzos.

¡Gracias por leer!

Patricio Varsariah.