Desde que fui muy joven siempre pensé que debería estar preparado con inteligencia para quedarme solo si llego a la vejez, con una soledad valiente, sin miedos ni temores a nada, ni a nadie: sin nostalgias, ni reclamos a familiares a nuestro lado. Nada de lloros, nada de odios, nada de tristeza. 

Debía estar preparado con una convicción fuerte para esa soledad y de esa forma abre vencido a la vida, al destino y a la eternidad. Ahora que me encuentro en eL comienzo de esa etapa de mi vida empiezo a enfrentar ese reto, no me parece fácil de asumir, pero no hay elección, la vida empuja.

Saludos.

Patricio Varsariah.