Una pregunta : ¿Qué has hecho para cambiar mínima mente su vida? Le conoces desde hace días, semanas, meses, años… No importa desde cuándo, el caso es que hace un tiempo decidiste que formarías parte de su historia y que esa persona ocuparía un sitio en la tuya, y eso os acaba transformando aunque sea de forma casi imperceptible. Y es bonito, porque nadie pretende que se produzcan, simplemente esos cambios surgen y te acercan a lo que te gustaría ser, en la mejor compañía.

Sus preocupaciones serán las tuyas y sus alegrías también, os haréis preguntas y por más que os empeñéis, no obtendréis respuesta, mejor así. Y entonces, llego a la conclusión de que no me gustaría comprender lo todo, prefiero seguir cuestionando ciertas cosas y nunca llegar a una conclusión certera, porque probablemente se me quitarían las ganas de hacer, decir o conocer. Es bueno tener dudas, que te dejen con la boca abierta y con las ideas del revés… No olvides que muchas veces lo que más nos descoloca es lo que más nos gusta.

Puede ser que al leer los párrafos anteriores te hayas acordado de una, dos o tres personas… Incluso de todas las que conoces porque, seas o no consciente, han dejado un poco de ellas en ti y viceversa, es la forma que tenemos de aprender a vivir y no debes protegerte de ello. Algunos son amigos, otros no tienen que serlo necesariamente, de hecho es posible que ya no formen parte de tu vida o que lo vuelvan a hacer más adelante, pero os cruzasteis un día y eso ya no habrá forma de cambiarlo. Siempre, siempre, siempre, merece la pena conocer a gente nueva porque -aunque suene a tópico- de todos se aprende.



Admirarás y aborrecerás a partes iguales, de eso se trata, de discernir entre lo que gusta y lo que no, lo que quieres en tu vida y lo que querrías apartar y, por último, llevarlo a cabo… Porque la teoría se aprende relativamente fácil, lo complicado es convertirlo en realidad y hacer de ello un modo de vida. 

A mí me fascinan los que mantienen la ilusión a pesar de todo, los que perseveran hasta obtener lo que buscan y conservan la humildad de los comienzos; los que “si quieren, pueden”, los que son capaces de ser sinceros sin herir al que tienen enfrente, los que siempre tienen una sonrisa dispuesta, los que hablan con la mirada, aquéllos a los que les resulta complicado disimular, los que son consecuentes y son más de actos que de palabras. Son personas que valen la pena, si cuentas con alguien así cerca, tienes una fortuna a tu alcance.

Pero, al final, y por encima de todo, creo que nuestra forma de relacionarnos con los demás debería resumirse en una frase “trata a los demás como te gustaría que te tratasen a ti”. Bendita teoría, difícil práctica…