Sentirse agradecido es una de las mejores sensaciones que se puede tener, sobre todo porque eso sucede cuando nos ha ocurrido algo bueno con la inestimable colaboración de alguien y, ya se sabe, que la alegría compartida… ¡¡Vale por dos!! De qué nos vale que nos vaya bien si no tenemos con quien celebrar nuestros buenos momentos. Por eso, cada día asegúrate de contar con, al menos, una persona a la que poder mirar emocionado cuando te den esa noticia que esperas, a quien enviarle un mensaje, a quien abrazar y con quien poder mirar atrás y ver que todo esfuerzo tiene su recompensa. Si son dos o algunas más, serás realmente afortunado.

Hay gente que, con su ejemplo, te demostró que la perseverancia en el presente es la llave de un futuro feliz, que la cabeza y el corazón deben estar equilibrados antes de tomar una decisión y que con ganas, todo se puede. Otros te enseñaron que las circunstancias lo condicionan todo, pero la seguridad que uno tiene en sí mismo puede darle muchas veces la vuelta a cualquier situación, aprendiste a atreverte y, sobre todo, a apostar por ti mismo, tú eres tu mejor aval. Si los que te rodean confían en ti, ¿quién eres tú para dudar?

Hubo un tiempo en el pensaste que ya no conocerías a nadie más, que el cupo de tus amistades estaba lleno. Pues, créeme que puede llegar a rebosar. Porque hay mucha gente buena y, a veces, entras en racha y no haces más que cruzarte a personas estupendas por el camino… Entonces no tendrás más remedio que hacerles un hueco en tu vida, se lo ganarán a pulso y te harán tener más fe, crecer en todos los ámbitos de tu vida. Muchos terminarán teniendo un lugar privilegiado, a golpe de momentos compartidos, de buenas palabras y hechos -que es lo más importante-, de sinceridad arrolladora y abrazos que te dejan sin respiración, de llamadas en el momento oportuno y de generosidad a raudales. Las amistades se curten con el tiempo, pero todas tuvieron un comienzo, no lo olvides.

Comprobaste que la coherencia debe condicionar cada paso que des, así será más difícil que acabes arrepintiéndote. De todas formas, seguirás fallando, mientras que respires te expones a ello, pero también acertarás muchas veces y serás muy feliz, porque una satisfacción dura y perdura en el tiempo mucho más que cualquier disgusto. No te precipites en tus juicios, piensa que tienes toda la vida para opinar… Habrá gente que te sorprenda gratamente y habrá quien te decepcione, tú evolucionarás, dándole importancia a lo que realmente lo tiene. Que la sencillez marque tu forma de actuar, de vivir y de sentir, no es simplicidad, es darle a cada cosa -y persona- su lugar.

Serás feliz en función de lo que recuerdes y olvides, así como de tus vivencias presentes y proyectos futuros… Recuerda, ¡la felicidad manda!