Cómo liberarse de la preocupación auto infligida.
Publicado por Patricio Varsariah el jueves, diciembre 28, 2023

La mayoría de las veces nos preocupamos por cosas que no han sucedido, nos obsesionamos con escenarios hipotéticos y evocamos ansiedades de la nada. Nos quedamos en nuestras cabezas, agonizando por todo lo que podría salir mal.
Permitimos que nuestras mentes se enreden en una red de “qué pasaría si”, creando tormentas internas que a menudo superan con creces nuestros desafíos reales. Es una de las raíces centrales del mal humor y la depresión.
La preocupación por problemas imaginarios es un obstáculo importante para la felicidad y la paz interior. Nos roba la atención del presente, el único momento que realmente controlamos.
Una tormenta imaginada también agota nuestra energía emocional, dejándonos agotados y mal equipados para afrontar los desafíos actuales. Sufrimos más en la imaginación que en la realidad.
Cuando menciono que no hay que sufrir por problemas imaginados, me refirió a una lucha humana universal: nuestra tendencia a magnificar nuestras ansiedades y preocuparnos por futuras desgracias que tal vez nunca se materialicen. La mente humana es un terreno fértil para la preocupación. Evocamos los peores escenarios, catastróficos, reveses menores y permitimos que las sombras de lo desconocido se ciernen sobre nuestro presente. No dejes que tu imaginación sea aplastada por la vida en su conjunto.
¿Por qué seguimos haciéndonos esto a nosotros mismos?
Miedo y ansiedad. A menudo nos quedamos atrapados en el miedo a lo que pueda suceder, evocando los peores escenarios. Es un sufrimiento anticipado alimentado por la imaginación. Puede ser mucho peor que las experiencias reales, si es que llega a suceder.
Por ejemplo, temer una exposición durante semanas en tu cabeza puede ser más paralizante emocionalmente que la presentación misma, que podría terminar bien.
Pensar demasiado y arrepentirse. Pensamos demasiado en decisiones futuras y experiencias inminentes, creando escenarios llenos de ansiedades y dudas. El arrepentimiento es otra razón por la que permanecemos en la cabeza. A nuestras mentes les encanta insistir en los errores del pasado y reproducirlos con negatividad, añadiendo capas adicionales de dolor y arrepentimiento imaginarios.
Nuestros cerebros tienden a prestar más atención a la información negativa que a la positiva. Conduce a sobreestimar la probabilidad de eventos negativos y a subestimar la probabilidad de eventos positivos.
A menudo nos falta información completa sobre el futuro, lo que puede llevarnos a llenar los espacios en blanco con nuestros miedos y ansiedades. Pero crea una sensación de incertidumbre que alimenta la preocupación y el catastrofismo.
Las experiencias negativas del pasado pueden moldear nuestras expectativas para el futuro. Si nos hemos sentido heridos o decepcionados en el pasado, es más probable que imaginemos que cosas similares volverán a suceder.
Algunas personas son más propensas a la ansiedad que otras. Los trastornos de ansiedad pueden dificultar el control de la preocupación y los pensamientos negativos, lo que genera problemas imaginados frecuentes e intensos. Cuanto más imaginamos tormentas, problemas y vidas en el peor de los casos, más fuertes se vuelven. ¿Qué podemos hacer? Reemplácelos activamente.
Si podemos tomar nuestra mente, apegarnos al presente, aceptar lo que ha sucedido o dejar de lado las preocupaciones futuras, podemos liberarnos de estos sufrimientos auto infligidos.
Pero es más fácil decirlo. Se necesita mucha práctica para separar la mente de las preocupaciones y ansiedades imaginadas. Pero así es como podemos liberarnos para vivir plenamente el presente.
Comienza con los "controlables". Recuerda que sólo puedes controlar tus propios pensamientos, acciones y reacciones. El futuro, el comportamiento de los demás y las circunstancias externas están en gran medida fuera de tu influencia.
Dirigir tu energía hacia lo que puedes controlar te empoderará y aliviará las ansiedades sobre lo que no puedes controlar. Domar nuestros pensamientos y desafiar activamente los pensamientos negativos nos liberará de tormentas imaginadas.
Cuando surja una preocupación, pregúntate: “¿Es esto cierto? ¿Está basado en la realidad o en mi imaginación? Cuestiona la validez de tus ansiedades. ¿Se basan en evidencia o en meras especulaciones?
¿Estás magnificando la probabilidad de resultados negativos? Un examen racional revelará que tus temores son infundados o desproporcionados. Y lo más importante, disipar el poder de la ansiedad.
Concéntrate en aquello en lo que puedes influir ahora. En lugar de insistir en lo que podría salir mal, canaliza tu energía hacia cosas que realmente puedas hacer ahora mismo. Actúa, has planes y has todo lo posible para prepararte para el futuro, pero no pierdas el tiempo obsesionándote con los resultados ni quedándote en el pasado o el futuro. Ancla tu atención en el aquí y ahora.
Cuando surjan preocupaciones, reconózcalas sin juzgarlas y redirige suavemente tu atención a tu respiración, tu entorno o tu tarea. La imaginación es una herramienta poderosa pero también puede ser tu peor enemigo.
¿Está magnificando la probabilidad de resultados negativos? Un examen racional revelará que tus temores son infundados o desproporcionados. Y lo más importante, disipar el poder de la ansiedad.
Puedes liberarte del sufrimiento auto infligido. Pero hay que empezar a separar la realidad de las tormentas de la mente. La vida se divide en tres períodos, pasado, presente y futuro. De ellos, el presente es breve, el futuro es dudoso y el pasado es pasado.
Los tres periodos de tiempo:
• Pasado: Una realidad fija e inmutable. Podemos analizar el pasado, aprender de él e incluso lamentarlo, pero alterarlo está fuera de nuestro control.
• Presente: El momento fugaz en el que existimos. Es el único momento en el que tenemos agencia real. Es donde tomamos decisiones, actuamos y experimentamos la vida directamente.
• Futuro: Es lo vasto desconocido, lleno de posibilidades e incertidumbres. Podemos planificar, tener esperanzas y temer por el futuro, pero, en última instancia, permanece fuera de nuestro control directo.
Para interrumpir nuestras mentes ansiosas, tenemos que concentrarnos activamente en el “tiempo presente”. No significa ignorar el pasado o el futuro, sino encontrar un equilibrio donde el presente ocupe un lugar central. Así es como se vive intencionalmente sin una dependencia ansiosa del futuro o del pasado.
Saludos.
Patricio Varsariah.