Cómo las personas sufren dos veces en la vida.
Publicado por Patricio Varsariah el lunes, mayo 15, 2023

El sufrimiento es una realidad innegable de la vida. Todos pasamos por tiempos difíciles que prueban nuestra fuerza y resistencia. Ya sea una ruptura, una pérdida de empleo o un susto de salud, el sufrimiento puede hacernos sentir impotentes y derrotados.
Pero aún más doloroso es mirar hacia atrás a nuestro pasado y darse cuenta de que podríamos haber hecho las cosas de manera diferente. Podríamos haber sido más amables, pacientes, perdonadores o intencionales sobre nuestras elecciones. Podríamos haber tomado más riesgos y perseguir nuestros sueños con mayor pasión. Mirando hacia atrás en nuestro pasado, podemos ver las cosas más claramente que entonces.
Podemos ver los errores que cometimos, los caminos que deberíamos haber tomado y las personas que deberíamos haber apreciado más.
Esta realización puede ser increíblemente dolorosa y conducir a arrepentimiento y remordimiento. Es como revivir nuestro sufrimiento nuevamente, solo que esta vez, está amplificado por nuestra nueva conciencia.
Revivir tu sufrimiento es una pérdida de tiempo.
La experiencia humana puede ser un viaje doloroso si viaja entre dos períodos no puede influir. El pasado y el futuro. Lo que lo hace aún más doloroso es cuando las personas inconscientemente sufren dos veces. Primero, en realidad, cuando eligen reflexionar sobre dolores pasados y luego en retrospectiva, cuando finalmente se dan cuenta de que desperdiciaron sus vidas lamentando el pasado.
Pero, ¿por qué nos hacemos esto a nosotros mismos?
¿Es posible liberarse del ciclo de sufrimiento?
El ser humano puede existir en el presente y en el pasado. El yo que existe en el presente enfrenta los desafíos inmediatos de la vida y es distinto del yo que se refleja en esas experiencias retrospectivamente. Este fenómeno permite una doble experiencia de sufrimiento, primero en la realidad cruda del momento y luego en la reinterpretación y reconstrucción de esa realidad a través de la memoria y la introspección.
En esencia, la dualidad inherente del sufrimiento humano, revelando la intrincada dinámica entre nuestras experiencias pasadas y las narrativas que construimos a su alrededor. Sentimos el dolor de una situación en la que sucede, y luego revivimos ese dolor cuando la miramos más tarde. Ya sea que se trate de una relación fallida, una oportunidad perdida o un revés personal, los recuerdos de nuestro pasado pueden perseguirnos y hacernos sufrir nuevamente.
Hay que evitar el dolor y el sufrimiento innecesarios, tanto en el presente como en la retrospectiva, al mirar hacia atrás en las experiencias pasadas, reflejando un deseo de una vida libre de arrepentimiento y dificultades innecesarias, enfatizando la importancia de tomar decisiones sabias y evitando acciones que podrían conducir a un sufrimiento futuro.
La mente humana posee una tendencia innata a interpretar y dar sentido a los eventos, construyendo narrativas que dan forma a nuestra comprensión de nosotros mismos y del mundo. En retrospectiva, la mente tiende a amplificar la intensidad y la importancia del dolor soportado. Los recuerdos se colorean por emociones y sesgos, y la narrativa retrospectiva puede magnificar el sufrimiento, a veces incluso superando la experiencia original.
La amplificación surge de muchos factores, incluida la propensión humana a la rumia, la influencia de las expectativas culturales y sociales, y la comparación constante entre la realidad y nuestras visiones idealizadas de lo que podría haber sido.
En el sufrimiento, este proceso a menudo implica revisar las luchas pasadas, reevaluar las decisiones y contemplar lo que podría haberse hecho de manera diferente. Sin embargo, la segunda forma de sufrimiento surge en la reflexión posterior sobre estas experiencias.
El sufrimiento retrospectivo nos hace miserables. Muchas personas se detienen en sus experiencias pasadas, analizando y escudriñando cada detalle. Aquí es donde entra en juego el primer sufrimiento.
Cuando miramos hacia atrás en un momento difícil en nuestras vidas, tendemos a magnificar el dolor y empeorarlo de lo que realmente era.
Podríamos pensar en todas las cosas que podríamos haber hecho de manera diferente o cómo las cosas podrían haber sido mejores si hubiéramos tomado diferentes decisiones. Poner en este proceso de pensamiento durante demasiado tiempo puede provocar arrepentimiento, culpa y autoculpa, lo que puede ser increíblemente doloroso.
Cuando el arrepentimiento y el remordimiento pueden arrastrarse a nuestros pensamientos, agregan una capa adicional de sufrimiento mientras reflexionamos sobre las elecciones que tomamos y sus consecuencias. La primera ronda de sufrimiento es la experiencia de vivir su vida actual en el pasado cuando puedes elegir concentrarte en aprovechar al máximo tu presente.
A menudo conduce a más miseria en el presente.
No quiero revivir el dolor de las experiencias pasadas, tanto en el momento como en el futuro, cuando las miro hacia atrás. Personalmente entiendo que es mejor aprender de los errores de uno y seguir adelante en lugar de detenerse en ellos y sufrir dos veces. Vivir es sufrir, sobrevivir es encontrar algún significado en el sufrimiento.
No tienes que dejar que tu sufrimiento te defina. El sufrimiento retrospectivo tiene el potencial de autorreflexión, aprendizaje y transformación personal dentro de él. Al revisar las experiencias pasadas y reevaluar nuestras elecciones, en lugar de permanecer allí, podemos obtener sabiduría y derivar lecciones que dan forma a nuestras acciones futuras. A través de este proceso, el sufrimiento se convierte en un catalizador para el crecimiento, alimentando nuestra capacidad de empatía, compasión y la búsqueda de una existencia más significativa.
La dualidad del sufrimiento también sugiere la capacidad de crecimiento personal y resistencia. Podemos aprovechar el sufrimiento retrospectivo para la auto examinación, el aprendizaje y la refinación de nuestros valores y prioridades.
Al reflexionar sobre el sufrimiento pasado, puedes obtener ideas, desarrollar una mayor autoconciencia y tomar decisiones conscientes que pueden conducir a una vida más satisfactoria. La vida es demasiado corta para detenerse en el sufrimiento pasado.
Podemos crear un futuro mejor para nosotros enfocándonos en el presente y dejando ir cualquier equipaje negativo del pasado. Podemos esforzarnos por vivir cada día al máximo y aprovechar al máximo cada oportunidad que se nos presente. Nuestro pasado no debe perseguirnos en el presente, pero debería guiarnos hacia un futuro más brillante. No sufras dos veces.
En conclusión: La vida es demasiado corta para sufrir dos veces, en realidad, y luego en retrospectiva. No debemos dejar que nuestro pasado se defina o impedirnos vivir nuestras mejores vidas.
Aprovechemos al máximo el presente y vivamos completamente la vida.
Saludos.
Patricio Varsariah.