Nada es verdad a menos que decidas hacerlo realidad en tu vida. 

Gran parte de mi "presión vital" en el pasado fue autoinfligida. Elegí estar ocupado. Una mala planificación y unos límites débiles pueden arruinar vidas. Un calendario lleno de actividades que no nos benefician saca lo peor de nosotros. 

Dejé que el estrés se apoderara de mi mente. La mitad del tiempo, era así como me hablaba a mí misma. La alegría siempre ha sido una elección también. Es aburridamente accesible. Pero la dejamos pasar.

Estar ocupado es una elección. El estrés es una elección. La alegría es una elección. 

El lujo moderno es la capacidad de pensar con claridad, dormir profundamente, moverse despacio y vivir tranquilamente en un mundo diseñado para evitar las cuatro cosas. El lujo moderno encierra una verdad profunda y muy actual. En un mundo hiperconectado, ruidoso y apresurado, el verdadero lujo ya no son los bienes materiales, sino los estados mentales y físicos que permiten bienestar genuino:
Pensar con claridad es raro en una era de distracciones constantes. La atención es un recurso escaso.
Dormir profundamente se ha vuelto casi un privilegio, con tantos estímulos y estrés que afectan el descanso.
Moverse despacio es contracultural: la lentitud se asocia con ineficiencia, cuando en realidad es sinónimo de presencia y conciencia.
Vivir tranquilamente implica no solo paz exterior, sino también interior. Y eso es difícil en un sistema que alimenta la ansiedad.

Nos guste o no, siempre estamos eligiendo. Incluso no elegir es una elección. Si estoy ocupado, he tomado decisiones que me han llevado a esa vida. Si estoy estresado, es mi responsabilidad hacer algo al respecto. Si quiero alegría, puedo tenerla en cualquier momento.

Todo está en mis decisiones.

"¿Elegí esto o estoy fingiendo que no tuve elección?" Utilizo esa pregunta para reflexionar sobre mi camino. Nueve de cada diez veces, sí lo elegí. Dije que sí a algo a lo que podría haber dicho que no. No protegí mi tiempo ni mi calendario. Una vez que entendí eso, tomé el control de cómo compongo mis experiencias de vida. Pero elegir exige responsabilidad. Porque si elegiste estar ocupado, no puedes culpar a tu jefe, pareja o la economía por tu agotamiento. A la gente le encanta el drama de ser "víctimas de las circunstancias". Pero la mayoría de las veces, es autosabotaje, no obligación.

No podemos eludir la responsabilidad.

Un martes normal, probablemente te despertaste cansado porque te quedaste despierto viendo contenido de redes sociales o videos. Estás de mal humor porque agendaste reuniones consecutivas. Estás ansioso porque aceptaste una fecha límite que sabías que era una locura. Pero te has convencido a ti mismo de que "no tienes opción". No. Tenías la opción de decir que no a lo que te empeora. Podrías haber protegido tus mañanas como si fueran sagradas. Elegiste "recargar" paseos sobre un sinfín de noticias.

Estar ocupado es una opción. El estrés es una opción. La alegría es una opción. Cada día, cada hora, cada tiempo muerto, todo depende de ti. ¿Qué estás eligiendo ahora mismo? ¿Adónde llevarán esas decisiones tu vida?

Tu primera reacción siempre será defensiva. "No, no tengo opción". "Mis responsabilidades no son negociables". "Así es la vida". Fingir que eres impotente te asfixiará. Aunque asumir tus decisiones dé miedo, despeja la niebla. Dejas de negociar con la realidad. Dejas de esperar permiso.

No podemos elegir nuestras circunstancias externas, pero siempre podemos elegir cómo respondemos a ellas. Las distracciones externas están garantizadas. Pero siempre tenemos una opción interna. Siempre está disponible.

La verdad es incómoda, pero te liberará. Nadie te regala tus horas. Tú las regalas. Aceptas las reuniones innecesarias. Eliges esas redes sociales que te hacen perder el tiempo. Confundes movimiento con progreso. Si revisas tu tiempo, verás la verdad. Estás eligiendo la «trampa de la productividad» al negarte a priorizar, a decir que no, para proteger tu enfoque. 

La gente se esconde de las preguntas más importantes. ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Quién se supone que debo ser tras un muro de tantas tareas? «No tengo opción» es solo una forma sofisticada de evasión. Tu vida se construye sobre las decisiones que sigues tomando. Así que elige bien. Elige la alegría. Es tu acto consciente para tu cordura. 

La alegría no es una recompensa que obtienes al terminar la lista de tareas. Porque la lista nunca termina. La alegría se pospone perpetuamente. Elígela como un acto deliberado de rebeldía. Es la forma en que incorporas presencia a tu vida. Puede ser una micro decisión para tomar descansos de calidad entre trabajo intenso o tiempo intencional con tu círculo social de influencia. La alegría es una redirección consciente del tiempo.

Siempre habrá más cosas por hacer. No sigas eligiendo cosas que te hagan sentir miserable. Es imperativo evitar la trampa del "ocupado" y el "estrés". Elige lo que te energiza. 

El trabajo de vivir nuestras vidas puede y debe ser gratificante y estar lleno de alegría. Esta comprensión no solo cambió mi horario; cambió mi identidad. No soy víctima de mi calendario ni de mis responsabilidades. No soy un reactor al estrés; soy el creador de mi respuesta a la vida. El poder de elegir cómo invierto mi vida o mi tiempo siempre estuvo ahí. Simplemente finalmente elegí usarlo.

Cuando eliges bien la transformación es real. Pero es una práctica. Una rebelión diaria, a veces cada hora. Es aprender a reconocerte en el acto de elegir entre la ocupación y el estrés y aplicar la regla de pregúntate a cada momento: '¿Es esto necesario?'". 

La vida no te sucede, sucede a través de ti. Tú eres quien está al volante, incluso cuando finges tener las manos atadas. Ocupación, estrés, alegría, no accidentes. Todas son decisiones. Y cada día, estás eligiendo. Elige bien.

Si este escrito te aportó consuelo o reflexión, sigue adelante. Tú tampoco estás sola o solo.

Te envío un susurro de "gracias".

Patricio Varsariah.