Cuando dices "sí" a la vida tal como es.
Publicado por Patricio Varsariah el jueves, enero 25, 2024

El “sí” a la vida comienza con la conciencia. He estado allí. El único resultado cuando me detengo en mis decisiones pasadas o en cómo espero que cambie el futuro es la miseria. Pierdo el presente en el proceso. Y cada vez que paso demasiado tiempo en mi cabeza, rápidamente me recuerdo a mí mismo lo precioso que es el "eterno ahora".
La mayoría de las veces, la gente lucha con la disonancia de realidades no deseadas. Anhelan una realidad diferente del tiempo: el futuro o el pasado perfecto. Quieren todo lo demás menos el presente.
Cuando luchamos contra la marea de la vida, terminamos deprimidos y ansiosos.
¿Qué tal rendirse a su fluir de vida?
Cuando dices "sí" a la vida tal como es, cuando aceptas este momento tal como es, puedes sentir dentro de ti un espacio profundamente pacífico. Es un simple acto de aceptación que contiene la clave para la claridad interior. No es negación ciega, resignación o complacencia. Se trata de reconocer la realidad del momento presente y sus imperfecciones e incertidumbres y elegir estar presente en él.
“¡Di “sí” a la vida! “Sí” al asombro, a la alegría, a la desesperación. “Sí” al dolor, “sí” a lo que no entiendes. Prueba "sí". Prueba "siempre".
La aceptación no es un enfoque pasivo de la vida. Es un compromiso activo con la vida ahora, una conciencia consciente de tus pensamientos, emociones y sensaciones corporales. Se trata de observar tu vida interior sin juzgar, dejando espacio para que fluya todo lo que sucede a tu alrededor o para ti. La observación atenta crea un desapego del constante parloteo mental, revelando una paz más profunda que garantiza satisfacción.
Decir sí a la vida ahora es un compromiso proactivo. Es encontrar paz en el flujo orgánico de la vida. También es aceptar y reconocer la vida tal como está sucediendo ahora. Y elegir ser proactivo con tu tiempo presente. Cuando aceptamos la vida, reconocemos nuestra influencia activa. Reconocemos nuestra capacidad de elegir cómo respondemos o canalizamos la energía de resistencia hacia algo significativo ahora. La aceptación se convierte en una herramienta para encontrar la plenitud en el presente.
Sí a la vida es dejar ir cosas que están más allá de tu círculo de influencia. Hay poder en renunciar a la necesidad de que las cosas salgan de cierta manera. Desarma a tu crítico interior, la voz que te recuerda constantemente tus insuficiencias. Silencias la versión de ti que alimenta el descontento. Te liberas de expectativas poco realistas. La carga de perseguir un espejismo futuro es pesada.
El “sí” a la vida comienza con la conciencia. Ríndete a lo que es. Di “sí” a la vida y verás cómo de repente la vida empieza a trabajar a tu favor en lugar de en tu contra.
La conciencia abre la puerta a la apreciación. Cuando estamos verdaderamente presentes y conscientes, notamos las pequeñas cosas. El calor del sol en nuestra piel, la sonrisa genuina de un ser querido. Sí a la vida es elegir disfrutar de tu café o de la vulnerabilidad de una conversación sentida.
Estos pequeños momentos, que a menudo pasamos por alto en nuestro modo de piloto automático, se convierten en fuentes de alegría y gratitud. Reconocerlos es el primer paso para decir “sí” a la riqueza y belleza de la vida. Es la experiencia humana completa; abriéndote a la riqueza de este mismo momento, su belleza y asombro, sus desafíos y lecciones.
Cuando aprendemos a decir “sí” a todo el espectro de experiencias, incluso a las dolorosas, cultivamos una profunda paz interior. Las tormentas pueden azotar, pero en nuestro interior permanece una serenidad constante, el conocimiento de que no importa lo que la vida nos depare, tenemos la fuerza interior para manejarlo con sabiduría.
Decir sí a la vida no sólo es significativo en todas las circunstancias, porque la vida misma lo es, sino que también es posible en todas las circunstancias.
Ser consciente de tu vida tal como está sucediendo ahora se extiende más allá de ti mismo. Cuando estás sintonizado con el presente, te vuelves más receptivo a las personas y al mundo que te rodea. Notas las señales sutiles en el lenguaje corporal de alguien, las necesidades tácitas de un ser querido y la interconexión de todas las cosas. Esa nueva sensibilidad le permite construir relaciones más profundas y significativas.
El sí a la vida requiere práctica y paciencia. Empieza pequeño. Tomarse un tiempo cada día para simplemente observar tus pensamientos y sentimientos sin juzgar puede aumentar tu conciencia del momento presente. Sumergiéndote en cada tarea, experiencia o evento, uno a la vez. Con cada paso, romperás los muros de resistencia y disfrutarás de una paz real.
Cuando dejamos de resistirnos al flujo de la vida, nos invade una profunda sensación de calma. El parloteo frenético de la mente se ralentiza y es reemplazado por una amplitud que nos permite simplemente ser. Es una paz que trasciende las circunstancias, un conocimiento tranquilo de que no importa lo que la vida nos depare, podemos afrontarlo.
El sí a la vida es para toda la vida. Habrá días en los que la conciencia será difícil de alcanzar, y eso está bien. Lo importante es seguir practicando y cultivando ese aprecio y reconocimiento interior de tu presente. Mientras lo hace, se encontrará abrazando la vida con mayor alegría, propósito y conexión.
La única manera de encontrarle sentido al cambio es sumergirse en él, moverse con él y unirse a la danza. Baila con la vida en lugar de luchar contra ella, y en esa danza descubrirás que la serenidad es la aceptación de la vida no como esperas que sea sino tal como es.
Saludos.
Patricio Varsariah.
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