Cuando entendamos que el tiempo es eterno y nosotros en esta vida sólo vamos de paso, las cosas frívolas, mundanas, terrenales, se transformarán en un escalón que nos sirve para poner los pies y subir para que nuestra alma contemple el infinito.

Debemos aprender a valorar cada minuto que vivimos, apreciando los pequeños goces de la vida, porque nuestra existencia está llena de milagrerías (amor, amistad, familia, salud, entusiasmo, bienestar) que nos pasan desapercibidas por buscar las "grandes" conquistas materiales.

No hace falta que busquemos cosas extraordinarias en nuestro andar, lo importante es que hagamos de nuestro suave caminar algo maravilloso, teniendo a cada paso un estado de ánimo que sea suficiente para que transforme lo simple en extraordinario.

Lo que importa no es lo que hagamos, sino el como lo hagamos. Si tenemos la sensibilildad de convertir la tarea más sencilla en un acto de amor, de alimentar nuestra alma con pensamientos positivos que nos lleven a vivir con optimismo y alegría, tendremos la capacidad alquímica de construir la unidad de cuerpo, alma y espíritu,.

La prisa con la que nos movemos en busca de satisfactores físicos nos lleva a olvidarnos o buscar incesantemente en el comercio, la tranquilidad espiritual, cuando ésta sólo puede brotar desde lo más íntimo de nuestro ser, que es desde donde nace la profundidad y capacidad de diseñar nuestro proyecto de vida.

Sea cual sea nuestra edad física, somos unos privilegiados al tener vida, debemos saber que estamos aquí para gozar el hoy a plenitud, ser felices y crecer porque, "CUANDO DEJAMOS DE CRECER, PRINCIPIAMOS A MORIR " y la forma más lógica de crecer es a través del amor, que nos brinda la oportunidad de gozar de una vida sencilla.

Con todo mi afecto,
Patricio Varsariah