El sufrimiento no es aleatorio. Es un patrón. Una dirección. Incluso una zona horaria. Viejas heridas y miedos futuros pueden llevarnos a lugares que nos roban la claridad mental. Y la paz mental. Es algo difícil de comprender. Pero es la amarga verdad para la paz interior. Es una de esas sabidurías incómodas que todos necesitamos escuchar. Si estás deprimido, vives en el pasado. Si estás ansioso, vives en el futuro. Si estás en paz, vives en el presente.

Si estás deprimido, vives en el pasado. Piensas en lo que perdiste, en lo que dijiste o en lo que no dijiste. Tal vez sea culpa. O arrepentimiento. De cualquier manera, te retiene. Te mantiene atrapado en círculos que no llevan a ninguna parte. La depresión puede ser tristeza que se aferra al arrepentimiento. Un recuerdo que se repite una y otra vez. Algo que hiciste. Algo que perdiste. Algo que desearías poder deshacer. Para muchos, es una desesperación constante. Te lleva de un lado a otro entre diferentes zonas horarias. Y te mantiene ahí. Atrapado en una zona horaria que no existe. Empiezas a creer que eres lo que pasó. Te identificas con experiencias pasadas. Pero no es así. Sigues aquí. Sigues en movimiento. El pasado ya pasó, pero la depresión te engaña para que lo revivas. Una y otra vez. Puede durar semanas o meses.

Tú y yo sabemos que no podemos cambiar el pasado. ¿Por qué entonces el cerebro sigue reviviendo viejas experiencias? ¿Qué quiere la mente? ¿Por qué seguimos hurgando en la herida? 

Nos duele más revivir el pasado. Pero seguimos haciéndolo. Si revives los "buenos viejos tiempos", tienes más que ganar. Pero para la mayoría de las personas, tienen más arrepentimientos que buenos recuerdos.

Si estás ansioso, estás viviendo en el futuro. La ansiedad vive en el futuro. En cuanto te apegas a algo, tu cerebro se convierte en un mal adivino. Siempre prediciendo desastres. ¿Y si las cosas empeoran? ¿Y si se van? ¿Y si no lo logro? 

La mente sigue dando vueltas con miedo, siempre diez pasos por delante, construyendo muros contra amenazas que aún no existen. La ansiedad es la razón por la que la gente permanece encerrada en sus mentes. Casi todo el tiempo. Imaginando realidades que podrían no suceder nunca. Es como adelantar una película de terror, solo que tú eres el protagonista. Sientes el peligro incluso antes de que suceda nada.

Pero, de nuevo, estoy diciendo lo obvio. El futuro no es real. Todavía no. Es solo un conjunto de posibilidades. Reentrena tu cerebro para que vuelva a lo que puedes controlar. Lo que puedes hacer ahora mismo. La ansiedad busca certeza. Pero la vida no la promete. Se te permite no saber. Se te permite simplemente ser. Bueno, si tu cerebro lo permite.

Si estás en paz, vives el presente. Este es el punto óptimo. Pero lo perdemos. Estamos demasiado ocupados con el pasado o el futuro. Es la fuente de gran parte de nuestro sufrimiento. Si tan solo pudiéramos reeducar la mente para ser más conscientes. Nuestra paz interior depende de ello. Pero es más fácil decirlo que hacerlo. La consciencia, simplemente ser, es una fuente especial de paz. Presencia. Sentir nuestras experiencias sin juzgar es la vida tal como es. Encuentro paz así. Pero tengo que controlar activamente mi mente "ocupada".

La paz es simple. Solo la complicamos. ¿Qué puedo hacer entonces para ayudarme?

En cuanto a la depresión, practica la aceptación. No tienes que estar de acuerdo con lo que sucedió, pero debes aceptarlo. Luego, concéntrate en lo que puedes controlar. El pasado no te posee a menos que lo permitas. Concéntrate en el "aquí y ahora". Regresa al ahora. Siente tu dolor pasado si lo necesitas. Pero no vivas ahí. No te apegues. Siente tus experiencias presentes. Y hazle saber a tu cuerpo que ahora estás a salvo. Sobre la ansiedad, recuerda lo que ya sabes: «El futuro es incierto. Preocuparse no lo cambiará». 

¿Qué puedes hacer hoy? Actuar matar la ansiedad. Es el antídoto. Observa cuándo tu mente viaja en el tiempo. ¿Estás repasando el pasado? ¿Te preocupas por el futuro? Regresa a ti mismo con suavidad. Usa lo que sientes, ves o percibes como anclas. 

Si el pasado te atormenta, perdónate. Si el futuro te asusta, prepárate. Concéntrate en las acciones que puedes controlar. Luego, déjalo ir. El ayer es historia, el mañana es un misterio, pero el hoy es un regalo. Por eso se llama presente. No extrañes tu vida. Disfrútala.

La paz está aquí, en el presente. Creas paz al elegir el ahora. Y cuando lo haces, cuando vives aquí, no allá atrás ni allá afuera, estás eligiendo la paz interior. Cuando comes, simplemente come. Cuando hablas, escucha atentamente. Cuando caminas, absorbe lo que ves, sientes o escuchas. 

Reconoce profundamente que el momento presente es todo lo que tienes. Haz del ahora el enfoque principal de tu vida. No puedes volver atrás. No puedes adelantarte. Solo tienes el ahora. Así que vive aquí. Vive ahora. Y la paz llegará.

Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer.

Patricio Varsariah.