Hoy necesitaba releer este viejo escrito dedicado a mi persona, para recordarme mis objetivos y mis metas, reforzar mis decisiones, respirar hondo, juntar aire para seguir luchando y seguir andando por el camino que nos ha trazado la vida.

¡No! Ni se te ocurra dar un solo paso atrás. No después de todo lo que has conseguido. Mira dónde estás, echa la vista atrás y compruébalo tú mismo: has llegado lejos, mucho más lejos de lo que te creías capaz. No tires todos estos meses de esfuerzo por la borda. Sabes que todavía puedes hacer mucho más. Yo lo sé.

¿Y para qué? ¿De qué sirve todo este esfuerzo si tarde o temprano no podré resistirlo más y todos esos “logros” se desvanecerán quedando reducidos a otro fracaso para la colección? 

Cuanto más alto suba, más dolerá la caída. La inevitable caída. Solo lograré decepcionarme a mí mismo, y eso es lo último que necesito. Ya no puedo seguir cargando con este peso. Tan solo quiero cerrar los ojos y dejarme caer… Sería mucho más sencillo, pero ¿no estás harto de ir siempre por el camino fácil? Sabes de sobra que no serás feliz si te rindes. Llevas mucho tiempo encerrado en este pozo, dejándote caer más y más abajo hacia el infinito abismo que te llama sin descanso. 

Y poco a poco, has conseguido subir. Ya estamos cerca, ¿no quieres ver qué hay ahí fuera? ¿Qué se siente escapar de este inframundo de autodestrucción?

No, ese mundo no está hecho para mí. Lo siento, pero nunca conseguiré llegar al nivel que esperan de mí allí… No mientras sigas encerrada aquí abajo. Pero cuando subas, cuando salgas a la superficie ya lo habrás conseguido, y quizás no sea tan difícil como parece. Pero no lo sabrás hasta que no lo intentes.

Es que tengo miedo. Tengo miedo de pelear para conseguirlo y fallar en el último momento. Tengo miedo de morir en el intento, de tratar de subir y acabar cayendo más bajo. Prefiero rendirme, entregarme en manos del destino ahora que todavía me queda algo de dignidad. Y dejar que pase lo que tenga que pasar.

Lo sé, yo también tengo miedo a fracasar. Pero por una vez, quiero correr el riesgo. No quiero que mis miedos me sigan dominando. De nada te servirá quedarte de brazos cruzados. No existe el destino. Si no peleas, te quedarás aquí, seguirás hundiéndote más y más en tu propia miseria, eternamente. No esperes una solución milagrosa porque no va a llegar.

No quiero una solución milagrosa, quiero descansar, esta batalla es absurda y quizás esa miseria de la que hablas sea lo mejor a lo que puedo aspirar en esta vida. Quizás sea mi destino permanecer abajo. Y lo prefiero así, al menos ya conozco mi patético mundo y sé cómo sobrevivir aquí.

No, sabes perfectamente que puedes conseguir cualquier cosa que te propongas. Cada uno escribe su propio destino día a día, nada está decidido. Nada. No sobrevivirás en este infierno al que llamas vida, te cansarás como siempre te cansas, odiaras tu maldita realidad como ya la odias, y terminarás suicidándote o dejándote morir. Por eso debes salir cuanto antes. Porque tú sabes cuánto duele perder a alguien y saber que ha muerto por su propia voluntad, y no quieres que las personas que amas tengan que sentir ese dolor en su carne, como tú lo sentiste. Date una oportunidad. Mira hacia adelante, ahí tienes tu meta, y no es inalcanzable. Paso a paso la alcanzaremos. Mientras sigas andando, hay esperanza.