Mamá no ha desaparecido : ha pasado a formar parte irremplazable de mi vida como el aire que respiro. 

Que es ley de vida, se dice en familia. La muerte, primero, y que los hijos vean morir a sus padres, segundo.Pero es ley de vida: un día la madre se te muere. No en vano dicen que en esta vida todo tiene solución menos la muerte. Cuando muere un ser que amamos profundamente sentimos un dolor que nos traspasa el alma y nuestro corazón se rompe en incontables pedacitos de frustración al perder para siempre a aquella persona tan especial que acariciaba nuestro ser con cada mirada. 

¿Qué puede doler más? ¿Saber que jamás podre volver a verle? ¿Ese montón de palabras que siempre quise decir y no pude? ¿El hecho de que yo este aquí y ella no? ¿Cómo pedirle al alma que no llore por tanta ausencia?

Quiero estar en paz, sabiendo que quien murió se marchó a un lugar mejor, en donde se encuentra la paz y la armonía que todos buscamos… Pero en lugar de pensar así, estoy aquí sufriendo, pensando en el dolor que siento y derramando las lágrimas más amargas que nunca pensé derramar. No podemos volver atrás.. lo se : ¡Cómo nos gustaría devolver el tiempo y hacer tantas cosas que podrían amilanar la tristeza y pesadez que hay en mi corazón!

Todos sabemos que algún día la muerte llegará, sea por el inefable paso de los años o por los desventurados accidentes y enfermedades que acontecen. Pero nunca estamos preparadas para vivir sin aquella persona dueña de nuestra alma, ello es como si te pidieran que empezaras a morir en vida, que visualizaras lo que desearías que nunca pasara.

No hay palabras ni consuelos que alcancen a darle luz a las oscuridades que me envuelve. ¿Por qué pensar qué todo va a pasar? ¿Qué la política de esta vida es dejar atrás incluso a quienes amamos y nos amaron tanto? ¿Pero saben una cosa? Hay algo que es verdad entre tantas palabras que escuchas: mi Madre no quisiera que sufriéramos a causa de su partida. Ése ser nos amaba y el amor no es sufrimiento, ¿acaso existe alguien que quiera ver sufrir a las personas que ama? Pero somos personas que no pueden evitar ese remolino de tristezas y llanto.

La resignación: Pero ¿qué es la resignación? ¿Recordar que hay cosas que no tenemos en nuestras manos y que simplemente debemos vivir? ¿Acaso la resignación borra la tristeza? Hay tantos sentimientos encontrados, no nos imaginamos seguir respirando sin la presencia de la otra persona… Pero, aunque no queramos, debemos empezar a resignarnos y a cargar con las responsabilidades de lo que hicimos o dejamos de hacer.

Tengo una certeza tan clara en mi corazón que es inexplicable, mi madre nunca se habrá realmente ido, incluso cuando yo sea mas viejo y esté cerca de mi propio fin que no esta muy lejos estará conmigo. Mi madre es la única persona que es verdaderamente irremplazable en mi vida y siempre la traigo y la llevare dentro de mí, aunque no me de cuenta. Ella sigue viviendo dentro mío, y con eso me basta para vivir. Entonces, no es un adiós mamá, es un hasta siempre…

El día domingo 3 de Junio 2018,ha sido el día más desgarrador de mi vida fue como que  la vida hubiese metido su mano dentro de mi cuerpo y me hubiese robado lo último que quedaba de esperanza dentro de mi. Ese fue el día en que he perdido a mi madre. No tengo muy claro si se puede explicar la intensidad de las emociones que uno siente, la pena que parece infinita, la sensación de desamparo y la soledad profunda que viene de la muerte de una madre.

Perder a una madre es la ausencia mas grande. Definitivamente. Solo quien lo vive lo siente. Es difícil comprender sin  pasar por lo mismo. Lo que se puedan imaginar no es nada comparado con la realidad. La mamá es un pilar muy grande, para todo necesitas a la mamá. Ellas te comprenden, están en todo momento. Es muy difícil seguir sin Ella. 

La muerte de mi madre es para mi la experiencia más dolorosa por la que puede pasar una persona. De repente siento que toda la vida, en su conjunto, duele. Me duele el cuerpo, me duele la identidad y el pensamiento. Me duele mi entorno y mi relación con él. Me duele el dolor de la familia, me duele el corazón y el alma. Siento que lo único que calmaría tanto dolor, sería el haber legado a tiempo con mi mensajito de voz que le envié esa mañana…y saber que llego tarde, esto hace que la herida me duela aun más. 

Inevitablemente la muerte es parte de cada vida que vivimos. La perdida de mi madre me deja en mi corazón una cicatriz que sin duda, dolerá siempre. Siento un vacío inmenso. Unas ganas tremendas de hablar con mi madre, de abrazarla, de sentir como ella también me abraza, y me dice “Qué bien que me has llamado! Pero al mismo tiempo acepto que ya no está, porque no aceptarlo no sería real. y desde luego que yo no sería quien soy ni como soy si ella no hubiera sido mi madre y yo su hijo. 

Solo han pasado horas y su bendición me ha echo descubrir que el amor- al menos el amor verdadero- no conoce fronteras; nunca lo pierdes, nunca desaparece y siempre te acompaña, independiente de la distancia en el tiempo y en el espacio.

Siempre he escrito que las personas más felices son aquellas que valoran lo que tienen en vez de fijarse en lo que no tienen. A pesar de que sí, murió mi madre, la verdad es que no la he perdido, aún tengo 68 años llenos de recuerdos y de amor infinito, creo que no todos tienen esa suerte. Ahora siento que aprecio mucho más todas las cosas que tengo en mi vida, buenas, malas, grandes y pequeñas, todas son cosas que puedo experimentar porque aún tengo lo más importante que uno puede tener, la fortuna de vivir.

De un momento a otro me encuentro sofocado en un mundo lleno de ruido blanco, y no importa si estoy rodeado de gente o solo,siento una separación visceral con la realidad, lo único que es cierto es la perplejidad que me ocasiona el sentir que mi madre ya no esta conmigo, y que nunca más lo estaría…

Siento rabia. Ayer 3 de Junio se ha llevado mi más gran soporte en la vida y a mi fan número uno. Quiero rendirme. Las palabras no alcanzan para articular la dolorosa separación entre una madre y un hijo… o el tener que escribir  o el darse cuenta de que nunca, nunca más volverás a escuchar su voz.

Se que habrán muchos días en los que aún me sienta vencido, pero la vida no es una película. No puedes poner pausa cuando quieras y no puedes rebobinar para revivir alguna escena. Y claramente no tienes un infinito número de vidas. Se te ha dado una vida, y el mundo continuará siempre sin parar, a pesar de que me sienta que todo mi mundo se detuvo. La única manera de sanar es seguir hacia adelante.

Cuando estás teniendo tus propias luchas internas, se siente surreal como nadie más se da cuenta de la tormenta que está ocurriendo justo debajo de tu piel. Puedes sentir que gritas y gritas contra las barreras que te pone la vida, pero igual, nadie te escucha.

Hay personas por lo general que  superan las cosas más rápido que uno. La simpatía es temporal cuando no eres tú quien tiene un ala rota – pero eso está bien. Así uno también aprende a avanzar, por algo vivimos en sociedad, quizás de quedarse sólo uno se quedaría congelado en la emoción del dolor… Gracias a Dios no es así.

Buscarle una explicación a la muerte te embarca en un viaje donde sólo hay una puerta giratoria. Es infinito y nunca para de dar vueltas. No importa cuanto implores, llores y grites, nada vuelve en bien lo mal que te sientes. Es por eso que debo dejar de buscar explicaciones y comenzar a buscar paz. El camino hacia la paz no es inalcanzable y no tiene puertas giratorias, va hacia adelante y sana todo lo que va tocando en su camino.

La vida nunca me engañó en decirme que mi madre estaría ahí por siempre, de hecho, siempre supe que algún día ella partiría, como lo harán todas las personas que conozco, como lo haré yo misma algún día… Hoy he aceptado eso, para dar mi primer paso en el camino hacia la paz.

Motivación. Sueños. Metas. Concentrarme en el movimiento hacia adelante no solamente me ayudara a no quedarme pegado en el pasado, sino que me ayudara a limpiar mis pensamientos y a seguir adelante. Al final, cuando uno va superando los obstáculos, miras hacia atrás y ves mucha fuerza en el dolor. 

Quizá no encontrare la salida en mucho tiempo, quizá no superare la ausencia en muchos meses… Pero hay algo que ni siquiera la muerte rompe: el AMOR, y aunque ya no pueda ver a mi madre, ni sentir su aroma, ni escuchar su voz, ni mirarle a los ojos, ni abrazarle físicamente, siempre podre cerrar mi ojos para recordarle, para decirle desde mi corazón que le echo de menos, que la amo, que me perdone, que me abrace. Y desde ahí, es donde nacen los verdaderos consuelos: desde la eternidad de un sentimiento y no desde lo efímero de una vida mortal. 

Madre para mi no es un adiós es un hasta pronto...

Tu hijo.
Juan Patricio.