Anoche soñe que había llegado el momento
 – iba a morir...en mi sueño  llamé a mi familia  y me despedí de ellos,  hice prometer que mi cadáver iba a permanecer tal cual, por seis horas, porque había leído que suceden toda clase de cosas interesantes cuando uno muere. La siguiente cosa que recuerdo, es que estaba plenamente consciente y de pie. No obstante, mi cuerpo yacía en la cama. Me parecía estar rodeado de oscuridad, sin embargo podía ver cada cuarto de la casa, y el techo, e incluso bajo la casa.

Brilló una Luz. Era magnífica y tangible y fascinante. Quería ir hacia esa Luz igual como querría ir hacia los brazos de mi madre o padre ideales. Cuando avancé hacia la Luz, supe que si entraba en Ella, sería la muerte. De modo que dije / sentí, “Por favor, espera. Me gustaría hablar contigo antes de seguir.” Toda la experiencia se detuvo. Descubrí que estaba en control de la experiencia. Mi pedido fue aceptado. Tuve una conversación con la Luz. Esta es la mejor manera en que puedo describirlo. La Luz se transformó en diferentes figuras, como Jesús, Buda, Krishna, imágenes arquetípicas y signos. Pregunté en una especie de telepatía, “¿Qué es lo que está pasando aquí?” Me contesto que nuestras creencias configuran la clase de retrospección que recibimos. Si uno fuera un budista, un católico o un fundamentalista, recibirá una retroalimentación de las imágenes que le sean familiares. Tomé conciencia de una matriz de Sí Mismo Superior, un canal hacia la Fuente. Todos tenemos un Sí Mismo Superior o una parte supra-anímica de nuestro ser, un conducto. Todos los Sí Mismos Superiores están conectados como un ser – todos los seres humanos están conectados como un solo ser,

Fue la cosa más bella que jamás hubiera visto. Era algo así como el amor que uno siempre anhelara, y era la clase de amor que cura, sana, regenera. Estuve listo para irme en ese instante. Dije, “Estoy listo, tómame”. Entonces la Luz se transformó en lo más hermoso que pudiera imaginar – un mandala de almas humanas en este planeta… pude ver que éramos las más bellas creaciones… elegantes, exóticas… todo. No puedo encontrar palabras para expresar como, en un instante, cambió mi opinión de los seres humanos. Dije / pensé / sentí, “¡Oh Dios, no me había dado cuenta!” Quedé asombrado al ver que no había maldad en ningún alma. Las gentes pueden hacer cosas terribles debido a la ignorancia o a carencias, pero ningún alma es mala. “Lo que la gente busca – lo que la sustenta – es amor”, me dijo la Luz… “Lo que distorsiona a las gentes es la falta de amor.”

Las revelaciones siguieron y siguieron. Pregunté, “¿Significa esto que el género humano será salvado?” Como estruendo de trompetas que diseminó una lluvia de espirales luminosas, la Luz “habló” diciendo, “Te salvas, sanas y redimes tu mismo. Siempre lo has hecho y siempre lo harás. Fuiste creado con el poder para hacerlo desde antes del principio del mundo.” En este instante me di cuenta que ya había sido salvado. Se lo agradecí a la Luz de Dios con todo mi corazón. Lo mejor que pude expresar, fue, “Oh Dios amado, Universo amado, Gran Sí Mismo amado, yo amo mi Vida”. La Luz pareció inhalarme más profundamente, absorbiéndome. Entré a otro ámbito más profundo que el último y percibí una enorme corriente de Luz, vasta, rebosante, honda. Pregunté qué era, La Luz respondió, “Este es el Río de la Vida. Bebe de esta agua-maná hasta saciarte.” Bebí extático.

Repentinamente pareció como si fuera propulsado velozmente lejos del planeta, sobre este Río de Vida. Vi como la Tierra pasaba volando. El sistema solar pasó como una exhalación y desapareció. Volé por el centro de la galaxia, absorbiendo conocimiento a medida que avanzaba. Aprendí que esta galaxia – y el Universo entero – está rebosante de muchas diferentes variedades de vida. Vi muchos mundos.  Entonces apareció una segunda Luz. Cuando entré en Ella, pude percibir para siempre, allende el infinito. Me encontraba en el Vacío, la pre-Creación, el principio del Tiempo, la primera Palabra o vibración. Descansé en el Ojo de la Creación y parecía que tocaba el Rostro de Dios. No era un sentimiento religioso. Simplemente yo era Uno con la Vida y la Conciencia Absolutas.

Seguí en el río directamente hacia el centro de la Luz. Me sentí envuelto por la Luz cuando me inhalaba nuevamente con su aliento. Y era obvia la verdad que no existía la muerte; que nada nace y nada muere; que somos seres inmortales, partes de un sistema viviente natural que se recicla interminablemente a sí mismo. Dios explora el Sí Mismo de Dios. Lo vi todo como el Sí Mismo de todos. Dios está aquí. De eso es lo que todo se trata. Todo está hecho de luz; todo está vivo. Cuando el río se fundía con la gran Luz, pedí no olvidar nunca las revelaciones y los sentimientos de lo que había aprendido al otro lado. Pensé de nuevo en mí como un humano y me sentí feliz de serlo. De modo que ser la parte humana de Dios… esta es la más fantástica bendición. Es una bendición que sobrepasa la más loca imaginación de lo que una bendición pudiera ser.

En mi sueño le  pregunté a Dios, “¿Cuál es la mejor religión en el planeta? ¿Cuál es correcta?” Dios dijo con inmenso amor, “No importa”. Qué gracia tan increíble. No importa de qué religión seamos. Las religiones vienen y van. Cambian. El Budismo no ha estado aquí desde siempre, el Catolicismo no ha estado aquí desde siempre, y todas son acerca de hacerse más iluminado. Más luz está llegando a los sistemas ahora. Muchos se resistirán y lucharán por ello, una religión contra la otra, creyendo que sólo ellas tienen la razón.

Cuando Dios dijo, “No importa”, entendí que nos atañe a nosotros darle importancia, porque nosotros somos los seres a quienes interesa. A la Fuente no le importa si uno es Protestante, Budista o Judío. Cada uno es un reflejo, una faceta del todo. Quisiera que todas las religiones se dieran cuenta de esto y que se respetaran entre ellas. Las religiones separadas no son la finalidad, sino el vivir y dejar vivir. Cada una tiene una visión diferente y todas se suman para el panorama mayor.

En mi sueño senti que me fui al otro lado con una cantidad de temores acerca de los desechos tóxicos, los misiles nucleares, la explosión demográfica, las florestas de lluvia. Volví amando cada problema en particular. Sabiendo que, tal vez, podamos hacer explotar al planeta cincuenta veces, o quinientas veces, hemos llegado a darnos cuenta que ahora, estamos todos juntos aquí. Por un tiempo tuvieron que seguir haciendo estallar más bombas para hacérnoslo ver. Entonces comenzamos a decir, “Ya no necesitamos más esto”. En verdad, estamos ahora en un mundo mucho más seguro de lo que nunca estuviéramos, y que se va ir haciendo más seguro.

El Gran Misterio de la Vida tiene poco que ver con la inteligencia. El Universo no es un proceso intelectual. El intelecto ayuda, mas nuestros corazones representan nuestra parte más sabia. Desde mi regreso, me ha tocado experimentar espontáneamente la Luz. He aprendido a llegar hasta ese Espacio casi cada vez que medito. Ustedes también podrían hacerlo – no necesitan morir antes, ya están conectados con él. El cuerpo es el más magnífico ser de Luz que exista. El cuerpo es un universo de Luz increíble.

Para todos y cada uno de nosotros el ser la parte humana de esta experiencia es algo pasmoso y magnífico. Cada uno de nosotros, sin importar en dónde esté, desafortunado o no, es una bendición para el planeta, justo ahí en donde se encuentre.  Me sentí tan sorprendido cuando abrí los ojos, de estar de vuelta en este cuerpo, de vuelta en mi habitación. No se trató de un sueño cualquiera Creo que, probablemente, experimenté la muerte misma por al menos una hora y media. Cuando desperté vi la luz afuera, confundido, intenté levantarme e ir hacia ella, mas me caí de la cama.  Cuando me recuperé, me sentía sorprendido y admirado por lo que había sucedido. En un comienzo no recordaba la experiencia. Una y otra vez me desentendía de este mundo y preguntaba “¿Estoy vivo?” Este mundo me parecía más ser un sueño que el otro.

Puerto de paz final que nos espera…. es estar en casa a la que volveremos un día después de atravesar nuestras angustias, dolores y sufrimientos, después de haber aprendido a desembarazarnos de todos los dolores y ser lo que el Creador ha querido que seamos: seres equilibrados que han comprendido que el amor verdadero no es posesivo. No tenemos nada que temer de la muerte, pues la muerte no es el fin sino más bien un radiante comienzo. Nuestra vida en el cuerpo terrenal sólo representa una parte muy pequeña de nuestra existencia. Nuestra muerte no es el fin o la aniquilación total, sino que todavía nos esperan alegrías maravillosas.

Patricio Varsariah.