Cuando comprendamos que la alegría es una elección nos daremos cuenta de que todos los estados, incluyendo el sufrimiento, deben ser igualmente una elección. A través de esto nos daremos cuenta que ser responsables de nuestro propio sufrimiento es reforzar nuestro SER para ser capaces de elegir la alegría. Una parte del viaje hacia la alegría es, por lo tanto, tomar posición y responsabilidad por nuestro propio sufrimiento. Hacer esto libera todo sentido de “culpar a otros”. Démonos cuenta que éste será un proceso gradualmente en desarrollo.

El traer alegría a nuestras vidas es como cultivar flores en un jardín. Veamos la concesión del tiempo en esta idea. Observemos las formas en que podemos dar alegría a nuestro Ser. Pensemos en esto seriamente. Pregunta a tu Ser, “¿Qué puedo hacer para traer alegría a mi vida?” Esta es, sorprendentemente, una pregunta que las personas raramente se preguntan a sí mismas. Elige una de sus respuestas y dale su energía. Distínguela como una semilla y, cuando la nutras, florecerá en alegría; una flor que entonces ofrecerá muchas más semillas, cada una de las cuales trae el potencial para el continuo florecimiento de su alegría. Mira el ayer y mira en dónde sembraste semillas de alegría y en dónde sembraste semillas simplemente para ‘no sufrir’. Date cuenta que la alegría es mucho más que ‘no sufrir’. No busques ‘no sufrir’; busca ser alegre!!.

La alegría está en ti, en mí como en cada uno de nosotros. Es fuente de salud y belleza, y nuestra alma resplandece ante su presencia. Nos invita constantemente a orquestar la vida con ella. Los beneficios de la alegría, como el humor son muchos, de partida nos da gozo, placer, vitalidad. Nuestra única tarea es confiar en el proceso y disfrutar el camino. 

El regalo que nos da la alegría es gozo, libertad y liberación. Su relación ante los problemas alivianarnos…siendo lo lúdico una alternativa de camino a la solución.

Las emociones adversas como la rabia, frustración, el rencor, etc… nos debilitan y nos restan fuerzas, además de originarnos enfermedades, que no solo nos afectan directamente, sino que arrastramos a otros con nosotros a lo mismo…

Aquí comenzamos la primavera, en otras latitudes, el otoño, ambas maravillosas estaciones que nos acogen, y nosotros abrimos nuestros brazos como nuestro corazón a la dicha en nuestras vidas: LA ALEGRÍA!