Todos tenemos  momentos en la vida que nos son difíciles , pero que son necesarios para que crezcamos como personas y nos vayamos mejorando en el tiempo. Son momentos que, por ser difíciles, nos tienen mucho que mostrar y enseñar y a la larga estamos agradecidos de haberlos vivido.

Las personas nos equivocamos todo el tiempo y muchas veces cometemos el mismo error en múltiples ocasiones. Equivocarse es una de las cosas más importantes en la vida, ya que nos recuerda lo mucho que necesitamos aprender para convertirnos en quienes queremos ser. Algunos de nuestros  errores más grandes se convertirán en tus posesiones más preciadas… sólo el tiempo te lo puede demostrar por que Si no hubiéramos  fallado, nunca habríamos aprendido nuestras lecciones.

Creo que todos podemos recordar  nuestra  adolescencia y juventud fueron  épocas de la vida hermosas, pero también fueron  complicadas. De partida es cuando nos damos cuenta de que muchas cosas no eran lo que pensábamos o esperábamos y esto puede ser doloroso. Pero aprendemos lecciones de estas experiencias y van formando parte de la persona en la que uno se convierte. Algún día uno mira para atrás y se da cuenta de lo necesarias que eran estas experiencias para ser quienes somos.

Como sabemos a algunos les toma más tiempo que a otros llegar a cumplir el propósito de su vida. Darse cuenta de cuál es nuestro propósito en la vida se encuentra tanto dentro como fuera de nosotros. Tener ese momento en el que te das cuenta de que no vas por el camino que realmente deseas es uno de los sentimientos más bellos del mundo, porque significa que te estás escuchando más, te vas conociendo mejor y te estás haciendo más caso.

Y que decir cuando nuestro corazón se ha  roto, esa situación  es una de las experiencias emocionales más debilitantes de la vida. Pero vivir una pena de amor nos hace más fuertes y, si somos sabios, más compasivos con el resto. Esto es porque aprenderemos lo que es estar dolido y todas las cosas que pueden suceder a causa de ese dolor. Es difícil, pero si vives una pena de amor y en el futuro miras hacia atrás, probablemente te des cuenta de que era necesario que la vivieras para que supieras lo que realmente significa que “lo que no te mata, te fortalece”.

Los amigos son personas muy valiosas en nuestras vidas y por lo mismo merecen nuestro tiempo y dedicación. A medida que vamos creciendo nos damos cuenta de que amigos hay muchos, pero tiempo hay poco… y naturalmente empezamos a hacer una selección. Es un momento difícil el tener que “elegir” a los amigos, pero es normal. Aprendemos mucho de nosotros mismos en el proceso y a la larga lo agradecemos porque estamos rodeados exactamente de quienes queremos.

Si nunca estás perdido, entonces nunca podrás ser encontrado. Cuando te sientes perdido, tienes que aceptar que estás perdido y luego armar el camino que te llevará a la persona en la que te quieres convertir. Acordémonos de que la felicidad no es el destino, sino el camino, por lo que en algún punto agradecerás el haber emprendido esta búsqueda de uno mismo.Darse cuenta de que estar perdido durante tanto tiempo era la única forma de encontrar a la persona en la que te transformarías.

A veces perderlo todo es la única manera de darnos cuenta de lo que realmente vale la pena para nosotros. El momento en el que te das cuenta de que ni siquiera la pérdida en sí misma puede detenerte es el momento en el que te has hecho fuerte, sabio y además flexible. Sí, flexible, porque aprendiste que las cosas rígidas se quiebran, en cambio las flexibles se pueden doblar, y mucho, pero difícilmente se romperán. Has entendido la virtud de la compasión, de la tolerancia y de la aceptación y te sientes preparado para cualquier cosa. Fue ese precioso momento en el que te diste cuenta que eres fuerte, porque tu mundo se cayó a pedazos, pero tú te mantuviste en pie.