Actitud y compromiso a la vez.
Publicado por Patricio Varsariah el miércoles, enero 10, 2018
Cada etapa de la vida presenta riesgos por un lado y desafíos por otro. Y en la medida que nosotros logramos cubrir nuestras necesidades básicas en cada uno de estos escalones de la vida, vamos preparándonos para el siguiente. A medida que vamos creciendo, las exigencias se incrementan y es necesario que estar preparado para ello. Ser autónomo, explorar nuestras necesidades para sentirnos bien con la vida, no significa que nos creamos autosuficientes en todos los aspectos que hacen a la vida cotidiana.
La autonomía, lo que me proporciona, es la capacidad para responder a los desafíos fundamentales de la vida, tornándome independiente y dándome la movilidad para hacerme responsable de mi propia existencia. La autonomía tiene que ver con qué valor le otorgamos a nuestra propia aprobación, qué valor le otorgamos a lo que pensamos de nosotros mismos, el juicio más importante de todos los juicios que se pueden hacer sobre nuestra persona.
Ejercer esa autonomía es vivir según lo que determinan nuestros propios pensamientos, aún equivocándonos. Porque si en el balance de vida que tendremos que hacer, nos damos cuenta que hemos errado el camino, tenemos la chance de enmendarlo. Pero… si cerramos los ojos y seguimos el camino que nos indican otras personas, estaremos perdiendo progresivamente autenticidad, porque no estaremos respetando lo que sentimos sino lo que otros entienden que es lo que tenemos que hacer con nuestra vida.
Aunque esto no implica negarse a la capacidad de aprender de los demás. Hay gente que tiene más sabiduría que nosotros, hay gente que ha vivido más años que nosotros y han acumulado una experiencia y una sapiencia de la cual podemos aprender. Solamente que tenemos que hacernos responsables de las decisiones que tomamos y de los principios y de los valores sobre los que se asientan nuestras acciones.
Podemos escuchar todas las opiniones, pero debemos ejercer el control sobre nuestros propios actos, sobre nuestros pensamientos y sobre nuestros sentimientos. Si seguimos lo que dicta nuestro corazón y hacemos aquello que siempre deseamos hacer, habremos llegado a la definición de éxito más genuina que pueda existir.
No debemos olvidar que tenemos la libertad de decidir cómo queremos vivir la vida y nuestra actitud será fundamental a la hora de definir el camino que queremos seguir. Aquí cabe la pregunta de por qué algunas personas alcanzan sus sueños y otras no pueden hacerlo. La respuesta es una sola: actitud y compromiso a la vez.Sí, hay obstáculos externos, pero eso no es un argumento para no poder alcanzar, aquello que verdaderamente queremos. Únicamente siendo nosotros mismos alcanzaremos los sueños con dignidad y con certeza.
Tenemos que descubrir cuál es el entusiasmo por lograr determinadas metas en la vida. Y te digo esto porque sin entusiasmo y sin pasión es imposible que podamos llegar a puerto alguno. Yo creo que hay momentos claves en la vida del ser humano y a cada uno de nosotros nos llega ese momento del análisis, del balance, de la búsqueda de ese equilibrio interior, de esa armonía tan necesaria entre nuestro cuerpo físico y nuestro cuerpo emocional.
Vivimos apurados, vivimos estresados, vivimos bombardeados por un cúmulo de noticias que nos preocupan, que nos hacen daño, que nos desestabilizan, pero es el único mundo que tenemos y va a depender de la actitud de cada uno de nosotros el cómo nos va a ir en el futuro. Por lo tanto, saber lo que quiero y lo que no quiero para mi vida y tratar de definir qué cosas pueden aproximarme al bienestar, son algunos de los deberes que deberíamos hacer periódicamente para ir encauzando nuestra existencia sobre el carril que verdaderamente queremos.
Y el objetivo del crecimiento personal, a lo largo de la vida, debe ser en primer lugar, lograr la autonomía que inevitablemente nos va a conducir a adoptar una determinada posición ante la vida, personal, intransferible, que se va a convertir en un instrumento indispensable para poder desarrollarnos de una manera creativa y poder efectuar cambios positivos que nos acerquen a permitirnos transitar, ni más ni menos, que por el sendero de la libertad.
Hacer lo que yo entiendo que tengo que hacer, siempre y cuando no esté lastimando a otros, siempre y cuando no esté infringiendo las leyes que rigen el ordenamiento de una sociedad, la cual integramos. Tenemos que hacer el intento de vivir de acuerdo con nuestros propios sentimientos, con autenticidad y con sinceridad, despojándonos de la imitación o comparación que en forma inevitable nos lleva a querer ser mejor que los demás, pero haciéndonos perder nuestra identidad.
Así como nos vemos cuando nos miramos en el espejo de nuestra alma, de ese modo también nos ven los demás. Si nos respetamos como ser humano, quienes nos rodean también lo harán. Si nos devaluamos como persona, nuestro entorno hará leña del árbol caído.
Finalmente ¡Construyamos una imagen fuerte y sólida! ¡Será nuestra aliada principal para interactuar con quienes convivimos diariamente!
Patricio Varsariah