A veces parece que todos los caminos se cierran, que la noche es eterna, que el invierno ha congelado tu alma y tu corazón, que no existen más rosas, que tu destino son las lágrimas, que no hay sino soledad para ti, que han desaparecido las estrellas, que los días son cortos y lluviosos, que las noches son interminables y sin luna, que no hay espacio alguno para tus pies, que no hay salida en la calle de tu vida, que la indiferencia y la desilusión aprisionan tu corazón.
Pero aun entonces puedes confiar que tú eres un camino eterno y abierto; que tú eres un día luminoso; que en tu alma no hay estaciones y sólo las hay en tu mente; que hasta en el desierto más árido y seco hay una flor; que las lágrimas, como el agua, dan vida y fecundidad; que tú eres el mejor amigo de ti mismo; que tu alma es un cielo lleno de luz y de estrellas; que en ti está el sol radiante; que el mundo es ancho y no ajeno, sino tuyo, porque tú eres el mundo; que todas las direcciones son tuyas; que tu eres Amor pleno.
Estás destinado a dar, más que a recibir.
Ten confianza porque, aunque tu mente te hable de puertas cerradas y de soledad, ese es un engaño temporal y pasajero. Tú estás destinado a ser Luz para muchos que necesitan de tu luz y de tu amor. No te quedes encerrado en tu rincón.