No siempre estoy triste, quizás sea más fácil contar penas que recrear alegrías, somos cansinos y necesitamos del contacto con nuestro alrededor para localizar miradas cómplices, para conseguir abastecer de esperanza nuestra roída capacidad de reinventarnos, quizás recorrer nuestro lado oscuro sea más fructífero que localizar el gesto de una sonrisa, no hay nada menos dañino que danzar con los pies descalzos y el alma limpia, pero optamos por complicar nuestra existencia, subiendo a los altares lo complicado de plantarle cara a la vida, sin comprender que somos nosotros quienes  enmarañamos su presencia.

Desechar la desidia del día a día es una de tantas asignaturas pendientes, mutilar lo impredecible de sus consecuencias, un acto incompetente, suplantar con armonía el descosido corazón con algarabías es un complemento para volver a soñar, no siempre me dejo llevar por la melancolía, trato de vencerla cada día, ambiciono convencer al tiempo para que no torture mis segundos, con cada minuto atesoro un nuevo sueño y aunque no siempre dibuje con éxito la felicidad, tampoco olvido la necesidad de quererla a mi lado, es más fácil dejarse vencer, destripar el dolor y volverlo a inventar que sanar la predisposición para mejorar.

Por eso no siempre es fácil reconocer el murmullo de la  felicidad a la vuelta de la esquina, ni siquiera teniéndola enfrente, caminamos por laberintos complicados  sin conseguir otra cosa que volvernos a encontrar en el mismo punto de partida, donde todo vuelve a repetirse en continuos vaivenes cansados ya de duplicarse, la mejor de las promesas es  seguir intentando comprender que siempre existirá la posibilidad de mejorar todo aquello que esta girando a nuestro alrededor.

Soy un ser humano y como tal no siempre tengo el mismo estado de ánimo, altos y bajos..... si fueras una maquina con engrasarte sería suficiente, pero en este caso el calor y los sentimientos son los que me dan ese toque especial para ser capaz de describir con palabras como me siento.

No siempre la perspectiva es la misma, debo aclarar y declarar que subo y bajo como cualquier otra persona, que giro y escribo con los sentimientos que me propician el día a día, que no tengo la facultad de sonreír en cada instante, aunque lo intente, que los avatares del día a día son inimaginables como lo son sus reacciones, solo espero ser entendido y si ese entendimiento pasa por el filtro de quien me lee y no corresponde con el mío, será para mi muy importante conocerlo, con la absoluta seguridad de haber establecido un vinculo de una misma cosa con significados distintos, agradecido, siempre.