Sé que cada uno de ustedes recuerda como Yo, ese inolvidable momento donde la vida nos cambió para siempre, y sin previo aviso, algo devastador y difícil de procesar surgió, y lo cambió todo. Hemos tenido inesperadas experiencias que se hacen parte de nuestra vida al irrumpir la rutina normal que llevábamos, y encontrarnos con un sorpresivo cambio de planes. Esta forma tan inesperada crea cambios drásticos que muchas veces logran sacarnos por completo de balance.A veces todo parece estar bien, y de un momento a otro estamos en una situación que nunca pensamos que estaríamos,algo devastador y difícil de procesar surgió, y lo cambió todo.

Listo o no, bajo la tempestad, tenemos que mostrar nuestro potencial. De forma teórica conocemos todos estos consejos. Asumimos que otras personas lo han hecho, y que cuando nos pase a nosotros sabremos qué hacer en esas situaciones. La verdad es que la brecha entre la teoría y la práctica podría parecer abismal. Pareciera de repente que el "Universo" considera que estás listo para que aprendas y pongas en marcha todo tu potencial. Al ver el desafío ante uno, entramos en pánico y nos preguntamos «¿Por qué a mí?, ¿Por qué yo? ¿Acaso no he sido bueno? Dios debe estar algo distraído estos días, ¿Acaso Él no ve que apenas puedo con lo que tengo?»

Por experiencia propia te puedo confirmar que "siempre" hay un propósito detrás del dolor (y detrás de ello está Dios, el Universo,el destino o como quieras tu llamarlo).Todos hemos estado ahí, todos hemos tenido momentos tempestuosos. Nadie escapa a esto en la vida. Dios no ignora lo que pasa, Él sabe cómo ponernos a prueba. Y habiendo experimentado cambios dolorosos y drásticos en mi vida, puedo decir que definitivamente Dios o el Universo sabe lo que permite. También se que si lo permite, no nos dejará solos, y nos librará si tan solo confiamos. La clave es que no todos hemos sacado el mejor provecho de los tiempos difíciles. Siempre hay un propósito detrás del dolor. 

Para comenzar a hacer que la brecha entre la teoría y la práctica deje de ser un abismo, podemos aprender 3 formas de acción. Y aunque a veces es doloroso,debemos hacer una pausa, observar, aprender y crecer.

1. Dar gracias como un ejercicio diario.
Debemos practicar el don de la gratitud. Estudios recientes brindan evidencia que el poder de ser agradecidos constantemente en nuestras vidas genera una fuerza increíble. Esta fuerza genera cambios importantes en nuestro cerebro con el solo hecho de contar nuestras bendiciones. El cerebro interpreta esta práctica brindando más felicidad, menos depresión y nos libera de emociones tóxicas en nuestras vidas. Si acostumbramos a incrementar la dopamina con la práctica de la gratitud, el cerebro querrá estar buscando constantemente más de lo mismo.  Y probablemente diga: ¡Por favor dame más de eso! El inicio de esta práctica desencadenará mucha más gratitud en tu vida y traerá bienestar integral a tu cuerpo.Créeme, lo he probado y funciona aún en los momentos más difíciles que he tenido que enfrentar. Cuando sientas que no puedes más, recuerda esta práctica de dar gracias y ponla a prueba. Si lo haces, notarás la diferencia.

2. Estar dispuesto para crecer con la prueba.
La segunda forma de actuar para confiar en tiempos de prueba es poder estar dispuesto a crecer aunque duela.No es fácil pero se puede lograr y siempre recordar la escritura de la biblia que dice: “Confía en [Dios] con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia”. Y después vinieron pruebas más difíciles y ¿sabes? Puse en práctica todo aquello que había aprendido en el proceso de mi vida, desde confiar en Dios, hasta hacerme las preguntas correctas. En lugar de decir «¿Por qué a mí?», comencé a analizar lo que podía aprender de eso. De repente todo tuvo sentido, toda mi preparación anterior tomó forma.  Podía ver como el rompecabezas comenzaba a armarse y juntarse cada pieza para bien. Todas estas experiencias fueron de gran beneficio.

3. Confiar en el proceso.
Confiar en todo el proceso cuando tienes las más grandes pruebas acompañadas de intenso dolor en tu vida, es maravilloso.  Sé que podría sonar como una antítesis de ideas. Pero no lo es. Confiar es tener la esperanza firme en ti, en Dios y en que todas tus experiencias son finalmente para tu bienestar personal. Confía en el proceso tan increíble en el cual has estado.Confiad en [Dios] en todo tiempo, derramad delante de él vuestro corazón”. Me encantan estas palabras sabias escritas por David.  Mira atrás y ve hasta dónde has llegado y por todo lo que has tenido que pasar para llegar ahí. Eso demuestra la grandeza y la gran confianza que tú has depositado en Él paso a paso, a veces sin poder ver claro, pero confiando que la visión de Dios penetra nubes de dolor.

Debemos refugiarnos en Dios en tiempos de dificultad porque eso nos brindará alivio, paz y esperanza. Confiar en el proceso, te abre los ojos y te ayuda a vislumbrar más allá de lo que tus ojos ven. Confiar en el proceso brinda poder, fuerza, felicidad, alegría, entendimiento, esperanza y sobre todo te brinda un propósito para el dolor que te ha acompañado.

Recuerda refugiarte de las tormentas, de los momentos difíciles, en Dios. Confía en Él,pues Él te conoce, sabe tus capacidades, y conoce el principio y el fin, así que te brindará lo que necesites para tu éxito y crecimiento personal. Confiar es la clave, aunque sea doloroso al inicio. Al final del día recuerda que detrás del dolor, hay un propósito,y detrás del propósito está Dios.

he dicho..

Patricio Varsariah.

He aprendido a no intentar convencer a nadie. 
El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro.