... recoger la ironía en dosis pequeñas
Publicado por / Feliz Domingo : Patricio Varsariah el domingo, septiembre 7, 2014

Quizás tenga una cierta "cobardía" a liberarme de los lastres que me impongo a la hora de actuar y decir lo que siento, digamos que me cuesta "soltar lastre" y suelo "medir palabras"
He llegado al punto de creer tantas cosas increíbles, los modos y las formas se fugan de mi vida con la única intención de recoger la ironía en dosis pequeñas a borbotones hirvientes que se escapan con la suficiente inocencia para sobrevivir en el filamento de la luz aciaga de una memoria extravagante.
La luz se sitúa al fondo a la derecha del salón de mis pretensiones y se vuelve tenue, tan tenue que tapa el desorden de los instantes que se han ido y quizás se quede agazapada para ver en cuál de los venideros debe brillar mas, me pregunto muchas veces, ¿Por qué la realidad no es tan clara como quisiera? y saltan las alarmas de mi conciencia intentado disuadirme de que la vida es más real de lo que yo creo y yo soy un performance bailando en una nube verano, esperando dejar un chaparrón en cualquiera de las calles de la vida por las que tránsito.
Ya sé que la mente es una gran asesina de lo real, que no hay que cansarse y ser generosos con los sonidos externos, que tengo que ser paciente y escucharlos hasta el final que cuando todos hayan terminado de asentarse en el interior seré capaz de discernir y escoge el único camino para aislarme del exterior y comprender todo incluso tendré la capacidad de liberar mis palabra en su vuelo, llenas de paz y libertad. Me pregunto porque esta crisálida de materia opaca que me envuelve no es capaz de dejar escapar todo lo que mi alma guarda y todavía sigo poniendo reparos y miedos a dejar volar lo que florece dentro.
Sigo los caminos de la verdad o tal vez mi verdad, perdido entre las esquinas sombrías de una ciudad sin colinas, donde el aire se enrarece cada vez más, no pretendo ahuyentar a nadie, sino más bien asirme a las personas que quieren entenderme, que son capaces y pueden ser capaces de dejarme su estela de afecto y sacrificio, incluso con el riesgo de perderse en mi atractiva y extravagante tormenta.
Me resisto a asomarme más a esa soledad que tanto me abruma y que sigue atada en alguna parte de mí, sobreviviendo al abandono en el que la asumí, cuando me propuse reaccionar a los afectos sin la necesidad de involucrarme en ellos y con la seguridad de que me escondería detrás la ironía cuando intentaran golpearme. Quiero ser mi propia tierra, aunque al ararla se la lleve el viento.