Mi querida MAITA hermana mía, no logro encontrar una palabra que se acerque a lo que de todo corazón te quiero expresar. Duele, pero en ocasiones no queda más remedio que decir adiós. Decir adiós no es sencillo, y es especialmente difícil cuando la persona que se ha marchado de nuestro lado era un ser querido. Pero debemos saber decir adiós, aceptar el final, y saber continuar pese al dolor de nuestro corazón.Escribir y leer acerca del adiós y las despedidas resulta difícil y doloroso, porque un adiós significa que un vacío ha quedado en tu corazón.

En nuestro paso por la vida hay muchos adioses que se dicen a personas que han pasado por nuestras vidas, como familiares que hemos amado con todo nuestro corazón y que la muerte se los llevó donde ya nunca mas volverán…Por cada adiós hay un vacío, no es fácil cerrar los ojos y hacer de cuentas como que no está pasando nada en nuestras vidas, al contrario, de alguna manera son sueños que se nos han ido rompiendo.
Las tristezas del adiós pinchan como una aguja en el corazón. No existe manera alguna de describir la magnitud del dolor que se siente tras la muerte de un ser querido y más aún cuando éste es su hija. La muerte de una hija debe ser una de las experiencias más devastadoras que una madre puede vivir Pareciera que entre madre e hija jamás se cortara el cordón umbilical y la conexión fuera permanente, entonces al irse uno, se siente como si se desmembrara una parte de sí.

Diferentes adioses que hemos dado en nuestra vida, hermana mía, yo se que duele ese adiós que tuviste que decir a Tu hija, mi sobrina, has quedado con el corazón destrozado, tus lágrimas se secaron dejando ojos sin vida, sin luz, pensando en el adiós… ¿Son los demás quienes se marchan, o nosotros quienes nos quedamos? ¿Cual es la medida de la distancia, con los que mueren? ¿Quién se va, quien se queda? Una buena pregunta que nos hacemos. Quizás somos nosotros las que nos vamos y los demás quienes se quedan sufriendo….

Perder así a la persona que se ama es algo fuerte, es como que caminásemos por cuartos oscuros y no encontrásemos luz que nos ayude a salir de la soledad. Duele mucho decir adiós cuando nos aman y amamos. Por eso nos duele tanto esa palabra, "adiós" -porque parece eterno- Pero aun consciente del dolor que pasas, recuerda que el tiempo lo cura todo, aunque en ocasiones el proceso parezca interminable. La persona que ama sólo se da cuenta de todo el dolor que con lleva esa pena cuando algo termina, sobre todo cuando es algo definitivo y terminante.

No pienses que tu vida acaba con el adiós, debemos recordar con amor y cariño todo aquello que has vivido y hemos vivido con mi sobrina, Todos los días supone un constante recomenzar en nuestra vida, nada parece eterno, nada parece para siempre. Recuerda que sólo muere lo que se olvida. Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.

Perder a un ser amado es muy duro, es casi cotidiano leer y escuchar sobre la muerte de otras personas, pero jamás piensa que un día llegue a ser algo tan cercano y personal. No hay un dolor más grande que el de perder a un ser amado, nada más duro que despertar llorando cada amanecer sin saber cómo detener las lágrimas, tu pecho se oprime y los días se hacen cada vez más lentos y grises. Pero los que somos cristianos sabemos que la muerte no es el último paso que daremos. Mi sobrina esta en el cielo ya se ha convertido en una estrella, y desde allí nos enviará toda su paz. Dios nos dará todo cuanto necesitemos, los que vivimos en el camino del Señor, sabemos y creemos en la vida eterna. Y esa es la esperanza que tenemos, que un día volveremos a verle y nuestro encuentro será mucho más lindo.

No en vano dicen que en esta vida todo tiene solución menos la muerte.Cuando muere un ser que amamos profundamente sentimos un dolor que nos traspasa el alma y nuestro corazón se rompe en incontables pedacitos de frustración al perder para siempre a aquella persona tan especial que acariciaba nuestro ser con cada mirada. Pero hay algo que ni siquiera la muerte rompe: el AMOR, y aunque ya no podamos ver a la otra persona, ni sentir su aroma, ni escuchar su voz, ni mirarle a los ojos, ni abrazarle físicamente, siempre podremos cerrar nuestros ojos para recordarle, para decirle desde nuestro corazón que la echamos de menos, y que le amamos.

Y desde ahí, es donde nacen los verdaderos consuelos: desde la eternidad de un sentimiento y no desde lo efímero de una vida mortal. Abraza tu dolor, seguramente el tiempo, como gran maestro, te mostrará el camino a la sanación de tu alma, porque tú no eres un ser de años, eres un ser de eternidades.

Hoy intento comprenderte el dolor de tu pérdida. Hoy sólo queda esperar que el tiempo haga lo suyo y traiga paz, porque mientras permanezca en nuestro corazón y mente, su marcha sólo habrá sido en cuerpo. Pues estará siempre en cada rosa del jardín, en cada copo de nieve que cae, en cada gota de lluvia que se pose sobre ti… siempre estará.

Cada vez que la nombremos seguro que estará mirando y deseando que estemos bien, que no le llores, pues estará en paz con Dios y mucho más con todos lo que amó… y por tolo que paso. Absorberemos el dolor pero también le daremos alas para que vuele en paz. Dios nos cuide y da fuerzas ante la adversidad.

Son muchas las cosas por las que hemos pasado y vendrán muchas cosas más, algunas buenas otras no tanto, pero sé que la vida hará imperecedera nuestro cariño de hermanos, que nació de la sinceridad, de lágrimas y de risas compartidas en la distancia. Pero es precisamente en la distancia que hemos aprendido que dos hermanos son dos almas que juntas aprenden lo que es la solidaridad, la alegría y la tristeza.

Déjame ser tu fortaleza en estos momentos de dolor en que la tuya te falla, déjame ser tu aliento en tu tristeza, y déjame ser presencia en tu soledad.

Déjame también ser el recuerdo cuando el olvido te invada, déjame tenerte en mi corazón, y déjame ser la plegaria que se eleva a los confines de los cielos por tu serenidad y felicidad. Hermana de mi corazón, cierra tus ojos y pide en oración por tus anhelos y deseos, yo haré lo mismo por ti, esperando que Dios responda haciéndose cumplir los ruegos de esta oración.

Te quiero MAITA, tu sabes cuánto, pero si acaso alguna vez se te olvida… déjame decírtelo una vez más: Te quiero hermana mía, gracias por ser mi compañera en la distancia, mi buena amiga, ya no llores, recuerda que tu hija, siempre que viva en nuestros corazónes, vivirá eternamente.

Con cariño y añoranza, recordaremos a los que estuvieron a nuestro lado, aquellos que fallecieron pero que siguen vivos en nuestro corazón.

Tu hermano..