.. lo que mas ofende es la ingratitud
Publicado por Patricio Varsariah el miércoles, febrero 25, 2015
Esta mañana me ha llegado un momento de paz a mi corazón. No quiero inquietarme ante la gente desgraciada. Hay mucha.La ingratitud es lo que más te duele. Te esfuerzas por hacer el bien, por hacer favores a quien te los pide y a quien no te los pide también. Y sin embargo, ¡qué poca gente es agradecida! duele mucho es una injusticia, pero pensando bien : Quien no es agradecida/o no es de bien nacido. De gente bien nacidos es agradecer los beneficios que se recibe o se ha recibido a través de los años, y uno de los actos que más ofende es la ingratitud.
Tengo tres perros peligrosos: la ingratitud, la soberbia y la envidia, cuando muerden dejan una herida profunda”. Si recoges a un perro hambriento, lo alimentas y le das afecto, él nunca te morderá. Esta es la diferencia más importante entre un perro y un ser ingrato y mal agradecido..
Entre los pecados mayores que los seres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento, ateniéndome a lo que suele decirse: que “de los desagradecidos está lleno el infierno”. Este pecado, en cuanto me ha sido posible, he procurado yo huir desde el instante que tuve uso de razón; y si no puedo pagar las buenas obras que me hacen con otras obras, pongo en su lugar los deseos de hacerlas, y cuando éstos no bastan, las publico; porque quien dice y publica las buenas obras que recibe, también las recompensara con creces si pudiera; porque, por la mayor parte, los que reciben son inferiores a los que dan.
La ingratitud, hiere profundamente, qué duda cabe, con la indiferencia, el silencio frente a los favores recibidos y la actitud del desagradecido, podemos herir profundamente a las personas que se han sacrificado por nosotros y en especial, la personas que han sido un regalo para nuestras vidas tales como nuestros padres, hermanos o amigos que nos acompañan y se preocupan por nosotros. Tengo la convicción, que la ingratitud duele porque se siente en el alma.
Debo reconocer que la ingratitud suele ser una distorsión del carácter. Hay gente que no agradece porque es mala. Los envidiosos, los avariciosos, los orgullosos – y pudiera alargar la lista -, son ingratos porque en el corazón no le caben virtudes, ya que lo tienen lleno de vicios, por que “la gratitud es una carga y las cargas se hacen para que nos las quitemos de encima”.
Es triste que haya ingratos. Y lo más triste es que las personas generosas, nobles y amables reciban la ingratitud como un dardo traidor que les taladra el alma. Aunque no hagamos el bien para que nos lo agradezcan, como proclaman mucho, todo el que hace un bien por impulso de su amor quisiera recibir al menos una sonrisa de la persona que siempre recibió tal beneficio.Es cierto que la ingratitud es un deterioro de nuestra humanidad, una mancha en nuestro carácter, un peligroso déficit en nuestra personalidad. Lamentablemente hay muchas personas que no son conscientes de esta realidad.
Yo creo, a fin de cuentas, que lo mejor del mundo es hacer el bien y no esperar otra recompensa que la del gozo de hacerlo. Quizás tú y yo tengamos la ventaja de saber a quien expresarle nuestra gratitud. El crimen sería que la calláramos, sobre todo a Dios, quien es aún capaz de oír la silenciosa voz de nuestros corazones.
“De ingratos está el mundo lleno”, decía mi mamá, hace un montón de años, cuando alguien ignoraba el bien que se le había prodigado. Yo lo digo de otra manera: “Quien recibe lo que no merece pocas veces lo agradece”; pero esperar gratitud de la gente es desconocer la naturaleza humana”. ¿Es cierto que la ingratitud es parte de la naturaleza humana?
¿Cuantas veces, por amor, nos damos totalmente a alguien, confiando completamente, poniendo toda nuestra esperanza en aquellas personas a las que consideramos nuestros íntimos amigos y luego nos fallan? Y lo peor es que no solamente nos fallan, sino que además nos dan vuelta la espalda y hasta nos desacreditan ante los demás.
Es entonces que en esas circunstancias nuestro dolor se acrecienta y nos lamentamos de haberle dado todo nuestro cariño y confianza, como a nadie se lo habíamos dado, donde ni siquiera le pedíamos cuenta, porque pensábamos que nuestro afecto era recíproco y nos falló. Tengo la impresión, que a muchos o a casi todos de nosotros, en algún momento nos ha ocurrido algo donde se manifiesta una ingratitud similar, con algún hermano de nuestra comunidad o con algún amigo, o con los más cercanos tales como la esposa o el esposo o los hijos y el dolor que nos ha producido ha sido tan grande, que nos ha llevado a ponernos una coraza que ya no deja traspasar nuestros sentimientos debido a la perdida se confianza en la persona amada.
Una verdad tan grande como un templo. Cuando alguien se olvida de dar las gracias por los favores recibidos, está mostrando la clase de persona que es: un mezquino o mezquina.
Habrás oído a mucha gente que dice: Lo que tengo y lo que soy me lo debo a mí mismo. No tengo que agradecer nada a nadie. ¿Cabe mayor estupidez?