... la ingratitud de esos seres...
Publicado por Patricio Varsariah el miércoles, febrero 25, 2015
Siguiendo con el tema de la ingratitud que me ha dejado una herida profunda a mi corazón. Cualquier tipo de maldad es el trueno; la ingratitud es el rayo. El trueno asusta, pero el rayo mata. La ingratitud es el espectáculo más triste que uno pueda presenciar.
En algún lugar leí la siguiente fabula : "A cierto lobo glotón se le atravesó un hueso en la garganta mientras comía. Viéndose en semejante apuro, rogó con mil promesas a una cigüeña que se lo extrajera. Oye- le dijo- tú que tienes un pico tan largo, bien podrías quitarme este hueso que me ahoga. Hazlo por favor, que yo recompensaré tu servicio. Enternecida la cigüeña por los ruegos del lobo y confiada en sus promesas, le sacó el hueso con suma habilidad; y luego, terminada la operación, le pidió el pago de sus servicios, a lo cual, el lobo mostrándole los dientes contestó:
¡Cuán necia eres! Después de que he tenido tu cabeza entre mis dientes ¿Aún me pides premio mayor que el perdonarte la vida y dejarte libre para contar que pusiste tu vida entre mis dientes? Ante la insólita respuesta, para evitar mayores desengaños, se marchó la cigüeña sin decir nada"
¿Lo ven? La ingratitud es la insensibilidad a los favores recibidos. Es la amnesia del corazón. Es inútil esperar bien de los malvados, ellos nunca corresponden a los favores recibidos. Por más miel y leche que usted diera a las víboras, veneno solamente le escupirán.¿Quién no ha sido pagado con ingratitud? El que no sepa de ingratitudes poco bien habrá hecho en la vida. Pero bueno, ¿qué importa la ingratitud de los esos seres que se cruzaron en mi camino? Al fin y al cabo, al servir, uno solo trata de hacer el bien y no de colocar fondos ni de recibir recompensas. Quien sirve conocerá a veces la ingratitud pero también la emoción de dar. Y siempre se encontrará gente noble y agradecida.
Esperar gratitud, nunca ha entrado en mis cálculos, por que haciendo beneficio se espera la gratitud, creo que carece de generosidad y aquel que extraña no recibirla, carece de sentido común; de manera que no hay que pedir a estos seres ingratos que agradezcan todos los beneficios recibidos durante años; tal vez, lo que hay que pedirles es que no se venguen de haberlo recibido. La ingratitud es el crimen más grande que pueden estos seres atreverse a cometer.
En algún lugar leí la siguiente fabula : "A cierto lobo glotón se le atravesó un hueso en la garganta mientras comía. Viéndose en semejante apuro, rogó con mil promesas a una cigüeña que se lo extrajera. Oye- le dijo- tú que tienes un pico tan largo, bien podrías quitarme este hueso que me ahoga. Hazlo por favor, que yo recompensaré tu servicio. Enternecida la cigüeña por los ruegos del lobo y confiada en sus promesas, le sacó el hueso con suma habilidad; y luego, terminada la operación, le pidió el pago de sus servicios, a lo cual, el lobo mostrándole los dientes contestó:
¡Cuán necia eres! Después de que he tenido tu cabeza entre mis dientes ¿Aún me pides premio mayor que el perdonarte la vida y dejarte libre para contar que pusiste tu vida entre mis dientes? Ante la insólita respuesta, para evitar mayores desengaños, se marchó la cigüeña sin decir nada"
¿Lo ven? La ingratitud es la insensibilidad a los favores recibidos. Es la amnesia del corazón. Es inútil esperar bien de los malvados, ellos nunca corresponden a los favores recibidos. Por más miel y leche que usted diera a las víboras, veneno solamente le escupirán.¿Quién no ha sido pagado con ingratitud? El que no sepa de ingratitudes poco bien habrá hecho en la vida. Pero bueno, ¿qué importa la ingratitud de los esos seres que se cruzaron en mi camino? Al fin y al cabo, al servir, uno solo trata de hacer el bien y no de colocar fondos ni de recibir recompensas. Quien sirve conocerá a veces la ingratitud pero también la emoción de dar. Y siempre se encontrará gente noble y agradecida.
Esperar gratitud, nunca ha entrado en mis cálculos, por que haciendo beneficio se espera la gratitud, creo que carece de generosidad y aquel que extraña no recibirla, carece de sentido común; de manera que no hay que pedir a estos seres ingratos que agradezcan todos los beneficios recibidos durante años; tal vez, lo que hay que pedirles es que no se venguen de haberlo recibido. La ingratitud es el crimen más grande que pueden estos seres atreverse a cometer.