A cada paso que damos vamos escribiendo nuestra historia, esa que solo nos atrevemos a leer en el umbral de la despedida. Y es ahí donde comprendes y es ahí dónde nos gustaría haber estado porque sólo ahí somos capaces de mirar de frente la realidad que rodea nuestra autentica esencia. El amor, la gratitud y el perdón que necesitamos para traspasar esta vida, son los pilares que deberían regir nuestros caminos, y es algo que sostenemos a diario pero que practicamos poco. 

Nos perdemos en la palabra y dejamos pasar la esencia misma del sentimiento, aquel que perdurará más allá de nuestras vidas y que será la vibración que nos recordará lo que fuimos, lo que dimos… Buscamos algo que desafía toda explicación, pero ese algo lo tenemos delante, está en nosotros esperando que le demos carta blanca, esperando pacientes a que descubramos que no lo encontraremos en la parte física del ser. No podemos verlo, no podemos tocarlo, pero está ahí… esperando. Deseando que le demos forma, deseando que descubramos tú y yo las huellas del alma.

Cuando alguien nos falta, siempre nos rondan las mismas incógnitas… ¿habrá algo realmente tras esta vida? Una creencia defendida contracorriente sobre la naturaleza del ser, puede verse de repente removida por las dudas que se crean ante el miedo y el dolor que supone no volver a ver físicamente a una persona. De repente sientes que los cimientos que creías fuertes, se tambalean de manera alarmante y luchas por aferrarte a aquello que siempre entendiste como cierto. Los miedos y las dudas son parte inherente del ser humano. ¿A dónde irán a parar las emociones, los sentimientos?... Siempre he pensado que eso es lo más importante que tenemos en la vida y de repente me replanteo todo para al segundo siguiente obligar al pensamiento a dirigir su atención a aquello que siempre he defendido. 

Me aterra esta confusión, culpo al momento, porque en el fondo de mi corazón sé que los miedos nos juegan estas malas pasadas y no nos dejan ver más allá. El sentimiento perdurará en el tiempo mas allá de los que se van, las emociones nos acompañarán siempre y mantendrán la esencia en los corazones de los que nos quedamos. Esa es una certeza inamovible. La otra, la de una vida más allá reposa ahora dormida, quizá el silencio la despierte un día para aclarar lo que el corazón ya conoce.

Me duele tu dolor, tus heridas Y me duele la gente que no celebra la vida Me gusta aquel que es capaz de desenredar su existencia A pesar del desgarro, del miedo. Que interpreta la vida más allá del pensamiento Y vive dibujando en la luz recuerdos nuevos Jugando con el sol, celebrando el instante Y dejando que el rostro refleje su brillo Sin nombre, sin edad… Sin tiempo.

Me encantaría contarte que el sol saldrá hoy para ti Que si guardas un minuto de silencio podrás percibir como te habla la vida, como te entona un canto de esperanza y amor. Me gustaría explicarte porqué debes sonreír, bailar, cantar… Me gustaría decirte; abre los brazos y disponte a recibir Hay tantas cosas que me gustaría transmitirte… La naturaleza se reclina a tu paso, el aire balancea en una armónica danza partículas de luz y esperanza. Me gustaría captar el momento de paz y confianza plena Y ponerlo en tus manos, en tu corazón… Es tan grande la vida, y nuestra capacidad para entenderla tan pequeña. Me gustaría decirte, inténtalo… Me gustaría abrazarte y en ese abrazo contarte que el sol, saldrá hoy para ti.